La media sonrisa de Casado

La media sonrisa de Casado

Los aplausos de la bancada popular ya no rugen como antes...

CasadoGETTY

Los aplausos de la bancada popular ya no rugen como antes. Acostumbrados a ver en pie un quesito entero de los tres que forman el hemiciclo, ahora da cosa contemplar físicamente como ha quedado de diezmado el PP. Ni tan siquiera las risotadas de antaño se escuchan como si en lugar de a un líder estuvieran escuchando a Broncano.

Por mucho que se esfuercen en que resuenen, son solo un eco de antaño. La media sonrisa irónica de su actual presidente, Pablo Casado, es lo más novedoso. Un rictus para protegerse de la dieta adelgazante a la que ha sometido los votantes al partido de derechas por excelencia. Una sonrisa congelada que ni tan siquiera cuando Pedro Sánchez le ha pedido responsabilidades por crispar el clima en Cataluña, se ha movido. Y mucho menos, cuando le ha demandado la abstención. Algo que ya venían haciendo los ministros en los últimos días, lanzando off the record la idea a la prensa.

Casado ha planteado un discurso en términos económicos en su primera intervención, en base a ese antiguo dogma del PP que defiende ser un partido fetén en materia económica, con un tono bajo que hasta dificultaba su discurso. Justo lo que Cristóbal Montoro aventuraba que no lograría hacer el joven presidente de su partido, en los días que ex ministro de Hacienda hacía campaña por Sáenz de Santamaría.

Para la réplica a Sánchez ha dejado Cataluña, elevando los decibelios hasta acabar acusando a Sánchez de haber “enseñado su verdadera cara al mostrar que tiene un proyecto de ruptura para España”. Un tema que ya se había adelantado a plantear el candidato a la investidura, del que precisamente había eludido hablar por la mañana para evitar que canibalizara un discurso en el que no quería primar a unos españoles sobre los otros en virtud de su capacidad de alterar la convivencia.

Empeñado en judicializar un conflicto que no se resolverá hasta que la política funcione, Casado se ha centrado en el tema que Albert Rivera convertirá un momento después en columna vertebral de su exposición. Ahí le quería llevar el presidente, para poder decir después que PP y Ciudadanos son la misma cosa. Casado y Rivera sentados cada uno en un extremo de la misma fila. Les va a costar diferenciarse a ellos mismos. Uno de los dos tendrá que acabar cambiando la sonrisa para que no les confundan. En esta sesión de investidura, les une el NO.