La UE prevé realizar en 2023 las primeras maniobras militares de su historia

La UE prevé realizar en 2023 las primeras maniobras militares de su historia

“Este no es el mundo que los europeos hemos elegido o que preferimos, pero es el que tenemos que afrontar”, dice, ahondando en el concepto de “autonomía estratégica”.

Soldados de las Fuerzas Especiales belgas, en unas maniobras de la Agencia Europea de Defensa, en 2016. via Associated Press

El empeño en ganar en “autonomía estratégica” está llevando a la Unión Europea a profundizar en su política defensiva. Cada vez más. Un ejemplo claro de ello es que, por primera vez en su historia, la UE se plantea organizar a partir de 2023 maniobras militares, con vistas a potenciar su capacidad de actuar con contundencia en los puntos calientes de su área de influencia más cercana. Lo avanza este lunes el diario El País.

La propuesta aparece en la llamada Brújula Estratégica, como se ha llamado al nuevo plan de seguridad europeo, que se verá este lunes en la reunión de ministros de Exteriores y Defensa de la Unión y que marcará los pasos para los próximos 10 años.

Los ministros de Exteriores comunitarios, reunidos en un Consejo en Bruselas, también esperan aprobar como punto sin debate un nuevo marco legal para impulsar la quinta ronda ya de sanciones contra las autoridades bielorrusas, por el tratamiento a los migrantes en sus fronteras con Polonia.

“Este no es el mundo que los europeos hemos elegido o que preferimos, pero es el que tenemos que afrontar”, señala el documento confidencial, apenas 28 páginas que aspiran a marcar un punto de inflexión en el uso de la fuerza a nivel comunitario. “A partir de 2023 organizaremos de manera regular maniobras, incluidas maniobras navales”, señala uno de los objetivos de la Brújula que, una vez adoptada por el Consejo Europeo en marzo del año que viene, guiará la política exterior y de defensa de la UE.

Más capacidades

La nueva política de defensa de la Unión Europea deberá contar con más capacidades para responder a nuevos desafíos como la guerra híbrida o cibernética y ser más flexible para poder actuar con más autonomía, según la propuesta, que comanda el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell.

“El punto de partida de la Brújula Estratégica es reconocer que Europa está en peligro. Afronta nuevas amenazas que no son solo militares o territoriales”, señala Borrell en un preámbulo a la nueva estrategia. El alto representante de la UE para la Política Exterior alerta en el preámbulo de que la defensa de Europa “requerirá un nuevo e integral concepto de seguridad” y que “las tecnologías emergentes tendrán un impacto profundo en la guerra futura”.

Borrell recibió en junio de 2020 el encargo de los líderes de la UE de preparar una “guía para la acción” en el ámbito de la defensa y, desde entonces, ha trabajado en el documento estrechamente con los Estados miembros.

Para desarrollarlo llevó a cabo junto a los servicios de inteligencia de los Veintisiete una evaluación de las amenazas actuales para la seguridad comunitaria, un documento concluido hace un año y que es clasificado.

“Nos muestra que vivimos en un mundo mucho más hostil”, alertó Borrell en una conversación con un grupo de medios, entre ellos Efe, en la que avisó de que Europa debe actuar para evitar “encoger” a nivel estratégico.

La propuesta de Borrell, que se espera quede aprobada para marzo de 2022, se centra en cuatro ejes: gestión de crisis, resiliencia, capacidades y asociaciones. “La UE quiere ser algo más que un poder blando”, recalcó.

Adaptación a misiones

Una de las principales novedades del proyecto es que los Estados miembros aúnen esfuerzos y creen nuevas capacidades que les permitan movilizar “módulos interoperables” y cierto número de tropas con rapidez, unos 5.000 efectivos, señaló Borrell.

“No es la fuerza lo que determina la misión, sino la misión la que determina la fuerza”, recalcó el político español.

Esta capacidad de despliegue rápido podría implementar “todas las misiones que están en los tratados”, que pueden incluir el “uso de la fuerza” y que abarcan la interposición entre fuerzas que estén combatiendo, dar seguridad a un aeropuerto o la evacuación de civiles.

Borrell dejó claro que esas fuerzas deben ejercitarse juntas regularmente, al contrario de lo que pasaba con los batallones que la UE impulsó en 2007 pero que nunca ha llegado a utilizar.

Hasta el espacio

Borrell ha pedido aunar en la misma caja de herramientas las diferentes iniciativas comunitarias contra ciberataques, interferencias extranjeras o intentos de manipulación.

Además, alertó de que el espacio será el nuevo campo de batalla y que serán esenciales cuatro ámbitos de acción: las plataformas navales no tripuladas, los sistemas aéreos de combate, las capacidades para observación de la tierra desde el espacio y los tanques de combate.

Propone además impulsar un centro de innovación dentro de la Agencia Europea de Defensa y desarrollar las asociaciones multilaterales con ONU y OTAN, pero también con socios naturales en escenarios específicos.

“No vean en este documento ningún tipo de crítica o confrontación con la OTAN. Nuestro esfuerzo es complementario”, dejó claro Borrell, quien defendió la “responsabilidad” europea con mejorar sus capacidades militares para contribuir también a la Alianza Atlántica.

“La defensa territorial colectiva de Europa recae en la OTAN”, zanjó, pero señaló también que los tratados europeos no imponen ningún límite a las ambiciones de los Veintisiete en ese campo.

Agilizar decisiones

La Política Exterior y de Seguridad está en manos de los Estados miembros y se requiere unanimidad para lanzar operaciones bajo el sombrero de la UE, algo que tradicionalmente ha lastrado las acciones comunitarias.

“No se pide cambiar las reglas, abolir la unanimidad, porque sé que no es la mejor manera de actuar, porque abandonar la unanimidad requiere unanimidad, y eso no va a pasar, al menos no mañana”, reconoció Borrell.

Explicó que la unanimidad “será necesaria para lanzar una operación, pero una vez que esté decidida, los Estados miembros que quieran participar deberían poder actuar con cierto grado de flexibilidad”.

Así, señaló que en el actual marco institucional se debe tener en cuenta el artículo 44 del Tratado, que indica que el Consejo (países de la UE) “podrá encomendar la realización de una misión a un grupo de Estados miembros que lo deseen y que dispongan de las capacidades necesarias para tal misión”.