La vulnerabilidad tóxica de las mujeres

La vulnerabilidad tóxica de las mujeres

Con frecuencia se confunde vulnerabilidad con debilidad, a veces de manera interesada, para poder mantener un discurso incapaz de sostenerse sobre la realidad.

RAERAE

Con frecuencia se confunde vulnerabilidad con debilidad, a veces de manera interesada para poder mantener un discurso incapaz de sostenerse sobre la realidad.

La debilidad es una característica relacionada con un estado o condición, y hace referencia a la falta de vigor o fuerza física. La vulnerabilidad, por su parte, indica más una situación relativa, en cuanto que se refiere a la posibilidad de sufrir un daño que dependerá de la desproporción entre la capacidad de resistir y la acción o fuerza recibida.

La construcción androcéntrica ha considerado a las mujeres débiles por carecer del mismo grado de fuerza física de muchos hombres a la hora de realizar ciertos actos, y a partir de ahí ha hecho la trampa de presentar la debilidad y la vulnerabilidad como si fueran la misma cosa. El objetivo de esta asociación interesada es hacer creer que la situación que viven las mujeres en la sociedad es un problema de capacidad derivado de su debilidad, cuando en realidad se debe a la discriminación machista y a la vulnerabilidad social consecuente creada por la misma. 

Bajo ese argumento las mujeres han sido presentadas como incapaces por una “debilidad física” que les impedía desarrollar determinados trabajos, asumir ciertas responsabilidades, soportar el peso de la presión de algunos cargos y posiciones… Y cuando, poco a poco, han ido superando los límites y han asumido esas tareas y trabajos físicos, además de no dejar de hacer en ningún momento el trabajo doméstico y de cuidados, y han buscado estudiar, formarse y desarrollar otros trabajos basados en un componente intelectual, han dicho que eran incapaces por su “debilidad mental”, y que debían ser tuteladas y controladas por el padre, el hermano mayor, el tutor o el marido. Nunca se dijo que lo fueran por la madre, una hermana mayor, una tutora u otra mujer, porque el problema no era de una mujer en particular, sino de todas las mujeres debido a su condición femenina y a esa debilidad esencial definida por el machismo.

La discriminación que impedía realizar las tareas, trabajos, estudios y un desarrollo profesional, no se veía como tal bajo esa normalidad construida por las referencias androcéntricas. Y tampoco se entendía que detrás de todo eso en realidad había una vulnerabilidad social para las mujeres como consecuencia de la violencia y los obstáculos impuestos para impedir la Igualdad. Todo lo contrario, la situación ha sido presentada como esa “debilidad” de las mujeres.

Por dicha razón la historia de la humanidad es la historia del desenmascaramiento del machismo, pues todo lo que en cada momento histórico se ha dicho que las mujeres no podían hacer, el avance de la Igualdad, sobre todo en los últimos siglos con el feminismo, ha demostrado que era falaz. Y ahora las mujeres que no podían estudiar estudian, las mujeres que no podían entrar en la universidad entran y salen con mejores notas que los hombres, las que no podían votar votan, las que no podían trabajar trabajan igual que ellos, las que no podían participar participan en la vida pública y forman parte de las instituciones, las que no eran capaces de asumir responsabilidades las asumen y desarrollan sin problemas… La falacia machista se hace pequeña conforme le crece la nariz al machismo por todas sus mentiras históricas descubiertas, por eso ahora tratan de seguir metiendo las narices de cualquier forma para continuar con su orden y sus privilegios.

La debilidad de las mujeres se ha demostrado falsa, y la vulnerabilidad social consecuente a la desigualdad y la discriminación se ha comprobado que es una estrategia para mantener la posición de poder en los hombres. De manera que los machistas se han quedado sin razones y sin opciones. 

Ante esta situación, puesto que se trata de un sistema injusto e interesado, en lugar de reconocer su abuso y unirse a un cambio social por la igualdad y la convivencia democrática, lo que hacen es desarrollar nuevas estrategias de control y dominio de las mujeres con el objeto de mantener su modelo y las referencias que surgen de él, siempre en beneficio de los hombres y lo masculino. 

Algunas de estas estrategias son especialmente preocupantes por sus características y objetivos.

El pasado 1-10-21, en el artículo “Vigilia y fiestas de guardar”, señalaba una situación preocupante ocurrida en la zona de ocio del Zigzag de Murcia, en la que varias chicas fueron intoxicadas, al parecer como parte de la diversión que algunos buscaban para los chicos. Días después hemos conocido que en diferentes ciudades del Reino Unido ocurre lo mismo, y que se ha producido un aumento del número de mujeres jóvenes drogadas en discotecas mediante la inyección de una sustancia tóxica, como si fuera una picadura.

La intoxicación produce una importante debilidad física, aturdimiento y dificultad para recordar, características similares a las que sufrieron las chicas de Murcia, y parecidas a las que ocasionan otras sustancias como la burundanga, empleada para llevar a cabo agresiones sexuales. No creo que sea una coincidencia ni una casualidad, pienso que puede formar parte de una nueva estrategia para “facilitar el acceso de los hombres a las mujeres” y mantener relaciones sexuales en esas circunstancias violentas.

El machismo siempre ha utilizado a las mujeres como reclamo, lo han hecho dejando que entraran gratis en las discotecas y locales para que detrás acudieran los hombres, y ahora que son ellas las que deciden qué hacer y dónde ir, una vez que se ha demostrado que la “vulnerabilidad grupal” de las agresiones sexuales cometidas por varios hombres tiene riesgos para ellos, puede que estén utilizando estas sustancias tóxicas para generar una “vulnerabilidad tóxica” que las haga más accesibles a los chicos para que estos no dejen de disfrutar, y sigan siendo los reyes de la fiesta y de la sociedad que la organiza.