Las niñas que alzan los brazos

Las niñas que alzan los brazos

Las sociedades avanzadas como la nuestra están haciendo añicos los techos de cristal, y el deporte contribuye a ello.

Ona Carbonell, en una imagen de archivo. ED JONES via Getty Images

“Y luego estaban las reglas de la vida, que no eran pocas. ¿Por qué los niños podían dar brincos cuando ganaban un concurso de caligrafía y a las niñas no se nos dejaba ni sonreír, y menos aún levantar los brazos en el aire? ¿Y si las reglas eran diferentes?”, se preguntó la escritora estadounidense Siri Hustvedt,  premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, en el discurso que pronunció tras recibir su galardón ante un entregado Teatro Campoamor.  

Las reglas eran diferentes. Durante demasiados años, la mujer ha vivido bajo la losa de estereotipos de género que denigraban su naturaleza y castraban sus capacidades. Hoy, las sociedades avanzadas como la nuestra están haciendo añicos los techos de cristal. El deporte contribuye a ello como potente palanca de progreso social y gracias a su valor pedagógico.

En nuestro país, el mundo del deporte que, una vez más, quiere ser parte del gran esfuerzo de todas las ciudadanas y ciudadanos por seguir situados en la vanguardia en la lucha por la defensa de derechos sociales.

Hace décadas, grandes deportistas iniciaron el camino hacia la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres en el deporte. Las pioneras sortearon, con esfuerzo e ingenio, los estrechos cánones de su época. 

Me refiero a las Lilí Álvarez, Mari Paz Corominas, Pepa Senante, Carmen Valero… A todas ellas las siguieron grandes referentes como Blanca Fernández Ochoa, Arantxa Sánchez Vicario, Miriam Blasco, Ona Carbonell, entre otras muchas. Marcaron una estela seguida por una generación de deportistas que llega hasta nuestros días: Carolina Marín, Lydia Valentín, Sandra Sánchez, Laia Sanz, Astrid Fina, o los equipos femeninos de waterpolo, hockey patines, balonmano o baloncesto.  

Al esfuerzo y sacrificio que definen la actividad de las deportistas, estas mujeres y cientos de ellas más ganan la batalla de la igualdad.

Somos un referente mundial para muchas mujeres, y no por ello dejamos de ver que queda mucho por hacer. También desde el deporte.

Ellas han logrado hitos como la firma de un convenio colectivo para el fútbol femenino español que atiende las justas reivindicaciones de nuestras futbolistas y que, siendo un punto de partida y no de llegada, ya nos ha situado a la vanguardia de los países de nuestro entorno.

Desde el Gobierno, seguimos trabajando para la igualdad de los y las deportistas y para la promoción de la presencia de la mujer en los órganos de decisión del deporte, entre otras muchas.

En este 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, reivindicamos nuestra posición mundial como país que inspira a muchos otros en la lucha por la igualdad. Somos un referente mundial para muchas mujeres, y no por ello dejamos de ver que queda mucho por hacer. También desde el deporte.

Cuando Siri Hustvedt recogió en Oviedo su premio de manos de una niña, dijo: “Me gustaría que este galardón fuera para todas las niñas que leen muchos libros sobre un sinfín de temas, que piensan, preguntan, dudan, imaginan y se niegan a estar calladas”.

En sus palabras se ven reflejadas todas las deportistas que quieren sumar a su palmarés de resultados los éxitos en la lucha por la igualdad. Con ellas seguiremos trabajando en pro de la igualdad real. Y serán chicas y mujeres que alzan los brazos cuando ganan porque no quieren seguir reglas añejas.

Todas las niñas de hoy merecen vivir en una sociedad justa y progresista en la que no existan las viejas fronteras y en la que el deporte siga marcando el camino por la igualdad real entre hombres y mujeres.

Irene Lozano es secretaria de Estado para el Deporte.