Las pensiones no desaparecerán, pero sí se reducirán

Las pensiones no desaparecerán, pero sí se reducirán

La insostenibilidad de las pensiones es una realidad. Aunque se descarta su desaparición, el ahorro complementario jugará un papel determinante en los jubilados del mañana.

Protesta a favor de las pensiones.EFE

En las últimas semanas se ha puesto de manifiesto la insostenibilidad de nuestro sistema de pensiones, así como esa necesidad de aplicar reformas que garanticen su sostenibilidad. Un debate que suena en todos los medios de comunicación económicos y no económicos, y que afecta de lleno, y preocupa, a todos los ciudadanos en el país. Y es que, de no aplicarse esas reformas que se precisan y que no llegan, lo que hoy conocemos como pensión, mañana podría ser un mero complemento. 

¡Veamos!

Como sabemos, España no es un país que se caracterice, en primera instancia, por poseer una situación financiera envidiable. Tanto es así que, analizando las cifras que muestra la economía española, en los últimos 20 años ésta solo ha registrado un superavit -es decir, más ingresos que gastos- entre los años 2005 y 2007. En lo que respecta al resto de años que no hemos mencionado, la economía española registró un claro déficit que no pudimos evitar ni en el año que más recaudación registrábamos, pues el gasto, de la misma forma y proporcionalmente, se incrementó para situarlo por encima.

Estos datos también se observan en indicadores como la deuda pública, que tiene mucho que ver con las pensiones. España no es una economía que se caracterice por sus políticas de austeridad precisamente. De acuerdo con los números que ofrece el Banco Mundial, España entraba en esta crisis con una deuda que escalaba hasta situarse en el 100% del PIB. Tras el COVID, y atendiendo a la factura que nos deja esta pandemia, esta deuda se ha situado en el 125% del PIB. Muy en línea con ese déficit mencionado que, de la misma forma, también se incrementa. 

Así, es importante tener en cuenta esta introducción, pues hablamos de unas pensiones basadas en un sistema de reparto. Es decir, unas pensiones basadas en que los que hoy trabajan, que, a través del Estado, pagan las pensiones de los que hoy se jubilan. Por tanto, teniendo en cuenta este reparto y que las pensiones las paga el Estado, es importante atender las finanzas que este presenta, pues si son cada vez más insostenibles, esta partida está en peligro. No teniendo en cuenta que las pensiones, en nuestros presupuestos para 2021, representan el 39,6% de los mismos, lo que las pone en el punto de mira.

Por tanto, si la deuda y el déficit están provocando que la situación financiera que muestra la economía española sea cada vez menos sostenible, y a eso le sumamos que el pago de las pensiones, que se paga con dinero público y con deuda, se lleva 39,6 euros de cada cien de los presupuestos consolidados para 2021, lo que vemos es que no solo hablamos de una de las partidas de gasto, por su peso en el, más representativas de entre las que tiene el país, sino que, debido a esta misma envergadura, hablamos de una partida que corre el riesgo de reducirse por la falta de recursos.

Asimismo, es conveniente señalar otra situación que se ve en España. Además de estar entre las economías menos sostenibles europeas, financieramente hablando, también es la que paga pensiones más cuantiosas, o al menos así lo refleja la tasa de sustitución española, que viene a ser, grosso modo, la relación entre pensión cobrada y salario percibido. Teniendo en cuenta que la tasa de sustitución en España alcanza el 73%, mientras que en Alemania no llega al 40%, esta convergencia que vamos a hacer con Europa, únicamente por el hecho de reducir la tasa de sustitución ante la insostenibilidad de nuestras cuentas públicas, va a provocar una clara reducción en la pensión del futuro que deberá ser complementada. 

Pero a ello debemos añadir otro factor más a tener en cuenta que va a provocar que la pensión, además de reducirse en lo que respecta a su cuantía, también se reduzca en lo que respecta a la duración de la prestación. En este sentido, con una edad media de jubilación efectiva de 64 años y una edad legal de jubilación de 67 años, lo que esto nos dice es que a pesar de ser cada año más longevos en lo que respecta a nuestra esperanza de vida, seguimos jubilando a personas capaces de trabajar antes de tiempo. Una situación que atendiendo al escenario, no nos podemos permitir.

En definitiva, hablamos de una situación muy complicada y que debe resolverse, aunque el hecho de que se hable de pensiones en el gimnasio he de decir que tranquiliza bastante, pues es una muestra de que la sociedad va tomando conciencia del problema. Un problema al que podríamos seguir añadiendo aristas como esa pirámide poblacional, o la estadística que nos muestra cómo en 2050 podríamos llegar a la paridad con un pensionista por cada cotizante, pero que sea como sea, busca reformas para salvarse.