Le han diagnosticado autismo a mi marido a los 44 años y ahora entendemos mejor a nuestros hijos

Le han diagnosticado autismo a mi marido a los 44 años y ahora entendemos mejor a nuestros hijos

Que le diagnostiquen ahora puede parecer tarde para él, pero para nuestra familia, tiene un valor incalculable.

AutismoHester Grainger

Hace 18 años, vivía en Norwich y era la copresentadora del programa de televisión The Wright Stuff. Un día, recibí una llamada de teléfono de Kelly, un hombre que había conocido hace años. Me había visto en la tele y quería recuperar el contacto conmigo.

Estaba exultante por haber hablado con él. Habían pasado 5 años desde la última vez y siempre me había hecho un poco de tilín. Me preguntó si alguna vez pasaba por Londres, le dije que sí, fui y tuvimos una cita. Fue una noche fantástica y hablamos de mil cosas. Ya entonces supe que no era una cita cualquiera: era el inicio de una relación.

 

Tres semanas después, Kelly me dijo que se iba a Australia durante un año y me propuso irme con él. Evidentemente, acepté. Recuerdo estar en el aeropuerto esperando nuestro vuelo. Yo, dando saltos de alegría. Literalmente. Él no parecía muy emocionado. Cuando le pregunté si no le ilusionaba viajar, respondió: “Supongo que sí”.

No pude evitar pensar que era una reacción inusual en una persona que está a punto de pasar un año viajando de mochilero por Australia. Por mi parte, no podía dejar de pensar en lo genial que iba a ser y en la cantidad de lugares increíbles que íbamos a visitar. Kelly parecía más apagado, como si le diera igual viajar o no viajar.

A lo largo de los años, alguna vez hemos comentado medio en broma que Kelly parecía tener autismo. Siempre ha sido muy directo y sincero. Cuando le pido opinión sobre algo, su respuesta es 100% honesta, aunque no sea lo que quiero oír y aunque la pregunta sea si le gusta la cena que acabo de preparar o si le hace ilusión el plan del fin de semana.

Cuanto más me informaba sobre el autismo, más me daba cuenta de que Kelly compartía muchos rasgos característicos

Nos casamos en 2008 y tuvimos a nuestra primera hija: India. Dos años después, nació su hermanito Hudson. Hudson enfermaba a menudo y a veces se ponía a chillar y a llorar a la hora de comer. Descubrimos que ambos sufren trastorno del procesamiento sensorial: no les gustan las texturas, los olores fuertes, las luces muy brillantes y hay más cosas que consideran incómodas, como le pasa a Hudson con muchos alimentos.

Cuando llevamos a Hudson a los especialistas, la palabra autismo surgió varias veces. La psicóloga hizo varias preguntas sobre el comportamiento de Hudson en determinadas situaciones. No tardé en darme cuenta de que las respuestas a sus dudas eran una descripción de India. Como las chicas “disimulan” el autismo mejor que los chicos, no habíamos notado nada raro hasta entonces. Al final, mis dos hijos resultaron tener el síndrome de Asperger.

Cuanto más me informaba sobre el autismo, más me daba cuenta de que Kelly compartía muchos rasgos característicos: es muy directo, analiza demasiado las situaciones, necesita tener una rutina estructurada... Cuando comentaba en voz alta los síntomas, Kelly bromeaba: ”¿Me estás describiendo a mí o a los niños?”.

Kelly y yo estuvimos un tiempo preguntándonos si era posible o necesario que le diagnosticaran. Al fin y al cabo, había salido adelante en la vida sin saber que le pasaba algo. Decidimos ir a un centro médico privado, como con los niños, ya que en la sanidad pública del Reino Unido la lista de espera puede ser de dos años. Al final, a Kelly le diagnosticaron el síndrome de Asperger estas últimas Navidades. Verlo confirmado en un informe médico fue tranquilizador. Por fin Kelly sabía por qué a veces se sentía diferente.

Con la atención al detalle de Kelly y su sinceridad, no se me ocurre mejor socio y marido que él

Cuando les contamos a nuestros amigos que Kelly tiene autismo, su primera reacción suele ser sorpresa. Algunos preguntan por qué ha decidido hacerse pruebas a estas alturas. A sus 44 años, puede parecer tarde para él, pero para nuestra familia, tiene un valor incalculable. A sus hijos les encanta saber que papi es “como ellos” y así no se sienten tan solos. Kelly utiliza su experiencia de cuando era niño para brindarles apoyo y consejos a India y Hudson para que se sepan manejar mejor en el colegio. Yo no puedo darles consejos porque no tengo ni idea de cómo ven ellos el mundo, pero intento ayudarles a entender por qué las personas neurotípicas actúan de determinadas formas.

Ahora que entendemos mejor el autismo, Kelly ha decidido que quiere pasar más tiempo con la familia. Pese a que lleva más de 23 años desarrollando una carrera profesional exitosa, dirigiendo equipos, dando conferencias y organizando eventos, decidió dejar el mundo empresarial. Quiso ser más flexible con su tiempo para ayudar más con los niños y tener un mayor control de su vida.

Hemos creado una asesoría juntos. Se llama Hudia, un nombre formado a partir de Hudson e India. Hemos hablado durante años de trabajar juntos. Con la atención al detalle de Kelly y su sinceridad, no se me ocurre mejor socio y marido que él.

Este post fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.