Libros paralelos

Libros paralelos

'Rol & Rol', el nuevo documental Chus Gutiérrez, escrito con garra y con corazón y, sobre todo, con todo el bagaje de quien sabe que hay muchas mujeres sepultadas en el olvido.

Hedy Lamarr inventó la base tecnológica de la red wifi. Ada Lovelace inventó el algoritmo. Ángela Ruiz fue la precursora del eBook y Gladys West fue la inventora del GPS. Salvo a Hedy Lamarr, conocida por haber protagonizado el primer desnudo de la historia del cine comercial, las demás son completamente desconocidas por el gran público, y eso que términos como wifi, eBook, GPS y algoritmo no nos resultan en absoluto ajenos.

No sé ustedes, pero a mí esto me cansa. Detesto la discriminación de cualquier tipo, la segregación y todo movimiento que asuma una dirección de prerrogativa para unos y de descarte para otros. Aborrezco los guetos.

Tampoco me gustan las historias al margen de la Historia, esas antologías de autores que no fueron reconocidos, que fueron proscritos, malditos o excluidos; antologías de autoras, sobre todo, que, en lugar de incluirse en la vida, la general, quedan relegadas a un pequeño espacio en la anécdota. Los libros paralelos que nadie lee y que están al margen de la historia son poco fructíferos, solo son visibles para quienes ya saben de su existencia, pero no para los demás, para esos millones de personas que jamás pensaron que les ocultaran parte de la Historia.

De esto versa Rol & Rol (2020), el nuevo documental de la cineasta Chus Gutiérrez, escrito con garra y con corazón y, sobre todo, con todo el bagaje de quien sabe que hay muchas mujeres sepultadas en el olvido, en ese mundo subrepticio a donde se envían las voces que no interesan.

Todos sabemos que la proyección de una imagen, de un estereotipo, se reduce a decisiones concretas tomadas por personas concretas con una intencionalidad concreta

Con la participación de decenas de personalidades del mundo de la política, de la cultura, del arte, de la ciencia y de la tecnología, en Rol & Rol nos adentramos en el porqué de los roles y de este silencio aterrador, nuestro propio silencio, que nos ha impedido conocer a innumerables mujeres relevantes en la humanidad. Y sí, se citan sus nombres, porque los tienen, porque son individuos en sí mismos y no un mero agregado de entes indiferenciados.

Mediante el testimonio de mujeres como Nouzha Skalli, Asmaa Benslimane, Icíar Bollaín, Carmen Espinós, María Teresa Fernández de la Vega, Pilar Aguilar, Asmaa Morine Azzouzzi, Nerea Pérez, Carmela García, Charo Izquierdo o Anna Serner se analiza el papel de los media, especialmente la publicidad y el cine, en la confección de modelos sociales que más tarde determinan nuestro propio comportamiento. Estos referentes también afectan a nuestras aspiraciones y a la creación de nuestra psique según el rol que nos han asignado. Cambiar el rol, por lo tanto, se presenta como un hecho fundamental para cambiar también la sociedad; y todos sabemos que la proyección de una imagen, de un estereotipo, se reduce a decisiones concretas tomadas por personas concretas con una intencionalidad concreta.

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En este punto, resulta interesante traer a colación un documento que acaba de hacer público la Asociación de Mujeres Cineastas y del Audiovisual (CIMA), un Decálogo de buenas prácticas para combatir el sexismo en los relatos audiovisuales. Su intencionalidad es la de contribuir a la eliminación de relatos que “alimenten las desigualdades de género y el sexismo”, y será entregado a distintos ministerios como a los de Educación y Formación Profesional, de Cultura y Deporte y al de Igualdad.

Es un documento sencillo y fácilmente comprensible, con pautas que orientan a creadores en general, pero también a docentes, padres y madres, con el único objeto de contribuir a configurar una ciudadanía con pensamiento crítico.

Aunque su apariencia es la de un cómic, en su interior se mencionan aspectos esenciales como los que siguen:

  1. Las mujeres son el 52% de la población.
  2. Las mujeres existen… Y no solo son madres, novias o unas víctimas de violencia.
  3. Las mujeres no son solo cuerpos.
  4. Las mujeres existen antes de los 20 y a partir de los 40 años, e incluso les pasan cosas.
  5. Las mujeres son diversas. Apuesta por la diversidad.
  6. Vigila y observa en qué espacios se mueven los personajes.
  7. No fomentes la violencia de género ni la violencia sexual.
  8. Hay muchas formas de violencia de género (la violencia simbólica, la invisibilización, sexualizar los cuerpos o representar en roles de cuidado fomentan estereotipos de género).
  9. Es necesario crear nuevos referentes. Dinamita los estereotipos de género.
  10. Apuesta por crear nuevos referentes masculinos (más allá del héroe salvador o del macho sustentador).

Si se aplican algunas de estas líneas tan sencillas, tan obvias, tan de sentido común, se podría cambiar drásticamente el rumbo de la narrativa audiovisual.

Y es que, aunque la ficción se genere en la sociedad, su discurso ha quedado obsoleto; va siendo hora de que la sociedad cambie la ficción y se imbuya al fin en la contemporaneidad.

Porque créanme, es agotador buscar el rastro de la mujer en la historia general y solo encontrarla en libros paralelos.