Publica un anuncio de limpiadora y recibe tres propuestas para prostituirse en menos de 24 horas

Publica un anuncio de limpiadora y recibe tres propuestas para prostituirse en menos de 24 horas

"Os va a dar una rabia que flipas".

One woman, mature woman cleaner from cleaning service, spraying and cleaning dining table in apartment.South_agency via Getty Images

Una usuaria de Twitter ha compartido en su cuenta la indignante experiencia vivida durante las horas posteriores a publicar un anuncio en el que ofrecía sus servicios como limpiadora.

“Venga, hilo con las propuestas de prostituirme en el anuncio de limpiadora, lleva menos de 24h puesto”, ha escrito @_insumisa este viernes antes de publicar las conversaciones de WhatsApp en las que varios clientes, todos hombres, aprovechaban su anuncio para que se prostituyera. “Os va a dar una rabia que flipas”, indica antes de una de las historias.

En el primer caso, como podemos observar, el individuo que se pone en contacto con ella le dice lo siguiente: “Hola, buenas noches. Eh (sic) visto tu anuncio y tengo curiosidad de saber qué buscas exactamente. Haber (sic) si es lo mismo que yo busco”.

″¿El de limpiadora?”, indica ella.

“Ah, vale, sólo buscas trabajo serio”, contesta él para sorpresa de nuestra protagonista.

“Claro, ¿por?”, inquiere ella. “Por si aceptabas otro tipo de propuestas”, responde él, “pero veo que me eh (sic) equivocado y te pido disculpas por la molestia. Yo buscaba otra cosa a esta hora. Que tengas buena noche y perdón por molestar”.

″¿Otro tipo de propuestas?”, pregunta ella. “No entiendo disculpa, acepto también niñera y cuidar ancianos, etc.”, añade.

“Algo privado a esta hora”, aclara él.

″¿Prostitución?”, pregunta ella. “Dicho así, suena mal. Pero no sé, si tú quieres”, insiste el hombre.

“Si yo “quisiera” habría puesto un anuncio de ese tipo y no buscando trabajo”, responde tajante ella.

“Perdón, no quería ofenderte”.

En el segundo caso, vemos cómo un tal Luis dice necesitar “una chica para dos días por semana los martes y el viernes por la tarde de 6 a 8 en la zona del Retiro”.

Tras explicar ella que vive “en un pueblo” pero que “no hay problema” porque tiene transporte público, pregunta cuánto cobraría.

“Serían 250 al mes”, dice él. A ella le parece “bien” y entonces recibe el siguiente mensaje: “Ok, envíame una foto para conocerte un poco. Te doy la dirección para esta tarde”.

Ella contesta que necesitará una hora y media de antelación para llegar y él le indica que querría que estuviera en su casa “a las 6 de la tarde” y que “sería para pasarlo bien”.

″¿Pasarlo bien?”, pregunta ella.

“Me entiendes, relaciones íntimas”, contesta el tal Luis.

″¿Me respondes a un anuncio de limpieza pidiendo que me prostituya?”, dice ella.

Entonces él da estas explicaciones: “No lo tomes a mal, lo que pasa que sólo paso trabajando y no me queda tiempo para conocer a alguien. Si puedes no pasa nada”.

“Pues mira”, contesta ella, “las mujeres no se alquilan por horas para satisfacer deseos sexuales. Y me parece de muy mal gusto que me hagas creer que es un trabajo de limpieza y luego sea que buscas prostitución”.

Él insiste pidiendo a la mujer que no se lo tome a mal y que era “sin ningún mal pensamiento”. “No soy prostituta y menos por lo que cobro de limpieza”, responde ella.

El tercer caso es el de un cliente “que parecía que iba en serio y era simpático, pero no, chica, te equivocas”, como explica ella misma.

Este hombre, de nombre Javier, pregunta a la chica lo que hace y cómo es, diciéndole la edad que tiene y que es español.

Se muestra cercano e incluso se ofrece a pagarle más dinero por la distancia que tiene que recorrer para llegar a su piso.

Pero entonces empieza a hablar sobre cómo es ella: “Tienes pinta de buena tía. Me estoy intentando imaginar cómo eres. Yo creo que bajita y morena”. “Cómo mola el piercing, tienes pinta de medio punk”, le dice en otro momento.

Ella quita su foto y él le pregunta si se ha enfadado. Ella contesta que no, que lo hace porque le han “propuesto muchas cosas raras” y que se dedica “a limpiar”. “Te entiendo, en plan para sexo y eso, me imagino”. “Sí, da coraje”, dice ella. “Ya, te escribirán mazo pesaos y eso, te entiendo”, responde él.

Tras hablar un poco de la logística del trabajo, el hombre lanza este mensaje: “Me está dando mazo rabia una cosa. Que apreces una chica debuti, pero si te soy sincero, me siento mal porque me has dicho lo de que no te mola que la gente piense que tú tal... y en realidad es lo que más me apetece. Lo siento por decirte esto así. No te quiero molestar. Me estoy sintiendo mal”.

Ella, confundida, trata de aclarar el asunto: “No te entiendo, disculpa. ¿Te refieres a que estás pensando en lo de la prostitución también? Me he perdido”.

“Pues algo así”, contesta él, “pero es que a mí no me gusta eso”. “Pero te veo y es lo que pienso. Te voy a dar todo el asco al decir esto. Pero no te voy a mentir. Encima que pareces una chica que flipas. Perdón”.

Ella contesta que si “quisiera eso habría puesto un anuncio de eso” y que si lo que busca es sexo “lo siento pero eso no es lo que yo busco”.

Viendo el enfado de nuestra protagonista, el hombre insiste: “Pero no lo llamaría prostitución. Lo llamaría rollo Badoo o algo así. Perdona si te molesta todo esto. Yo qué sé, tía, ya te he dicho todo, si tal te doy 150 euros por un par de horas”.

Ella le responde que hubiera buscado en otra página y decide no contestar a los más de 20 mensajes que le envía él, terminando por bloquearle en WhatsApp. “Da miedo”, afirma.