Llenazo en el campo

Llenazo en el campo

El fútbol femenino era más competitivo, tenía más éxito, llenaba estadios pero por puro machismo se le cortaron las alas.

Ambientazo en el Wanda Metropolitano en 2019 por un Atlético-Barça femeninoSoccrates Images via Getty Images

Hay un cierto revuelo porque se han agotado las entradas para el partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeonas que disputarán en el Camp Nou el Barça y el Real Madrid. Estamos hablando de las futbolistas, claro, porque el depauperado equipo de los chicos del Barça no llena el estadio ni en los partidos más importantes.

Sobre todo, sobre todo, no pensemos que este llenazo es una novedad y que ahora sí que empezaremos a ir bien, que ya era hora y que antes no jugaban porque no querían —móviles y volátiles como somos— y que no había equipos femeninos porque no había afición.

Algunos precedentes inmediatos son el partido que el 17 de marzo de 2019 enfrentó a las futbolistas del Atlético de Madrid y del Barça en el Wanda Metropolitano; acudieron 60.739 personas, asistencia que superó el récord que se había logrado algo antes, el 30 de enero, en San Mamés para ver el partido entre las jugadoras del Athletic de Bilbao y el Atlético de Madrid, 48.121 aficionadas y aficionados.

Precedentes inmediatos, cabe señalarlo, porque un poco más atrás pero no mucho, el 28 de marzo de 1971 y en el Camp Nou más de 30.000 personas fueron a ver la final de la Copa Pernod entre el Espanyol y el equipo azulgrana.

El menor desarrollo del fútbol femenino y sus sueldos no son 'naturales', son inducidos

¿Y antes? Iremos a la cuna del fútbol para comprobar que siempre ha habido equipos de fútbol femeninos y jugadoras con el deseo y la voluntad de jugar.

Cuando durante la I Guerra Mundial gran parte de los hombres ingleses hacían la guerra, las fábricas se llenaron de obreras. En Dick, Kerr & Co (Preston, condado de Lancashire), que producía locomotoras de tren, municiones y aviones, las trabajadoras fundaron el Dick, Kerr Ladies FC. El equipo tuvo un enorme éxito. Durante la guerra jugaban por recaudar fondos para las tropas y

cuando finalizó siguieron jugando por causas benéficas. Durante sus más de 48 años de historia, jugaron 833 partidos (ganaron 759). Esto muestra que el Dick, Kerr Ladies FC no era el único equipo que existía.

Con mucho éxito, insisto, por ejemplo, en 1920 jugaron contra el St. Helen’s Ladies en el campo del Everton y se juntaron 53.000 personas que agotaron todas las entradas; se duda de que equipos masculinos hubieran logrado esa entrada.

Pero siempre los ‘peros’. ¿Por qué, pues, se sajó la mitad del fútbol? En 1863, se crea en Gran Bretaña la Asociación de Fútbol (FA) con la misión de regular este deporte y ya en 1902 sugirió a los clubs miembros que no permitieran jugar a equipos femeninos. Cuando vieron que 53.000 personas habían ido al partido entre Dick, Kerr Ladies FC y St. Helen’s Ladies, los propietarios de los equipos masculinos se quejaron a la FA porque pensaron que los equipos masculinos no tendrían esa expectación y seguimiento.

Hasta 1971 cualquier organización que estuviera asociada a la FIFA podía ser expulsada si permitía que las futbolistas utilizaran sus campos

A raíz de las quejas, la FA emitió una resolución en la que manifestaba que el fútbol era muy inadecuado para las mujeres y, por tanto, no debía promocionarse. El consejo pidió a los clubs que pertenecían a la asociación que no permitieran partidos de equipos femeninos en sus instalaciones. Así, en 1921 quedó prohibido el fútbol femenino en Inglaterra. La cadena de transmisión estaba servida: la prohibición arranca con las profesionales y llega a las niñas porque, por un lado, se quedan sin modelo y, por otro, no pueden jugar puesto que todas las escuelas estaban afiliadas a la FA.

La prohibición se extendió más allá de Inglaterra porque la FA era la federación más potente de la FIFA y la FIFA apoyó la prohibición. ¡Hasta 1971 cualquier organización que estuviera asociada a la FIFA podía ser expulsada si permitía que las futbolistas utilizaran sus campos! Por eso apenas hay partidos entre mujeres durante medio siglo. En perfecta colusión, la FA, los muy masculinos

clubs y la FIFA eliminaron una hipotética competencia al fútbol masculino.

Quizás por ello en febrero de 1971 en la final de la Copa Pernod el equipo recibió soporte material y económico por parte del FC Barcelona pero no dependía orgánicamente de él. Quizá por eso cuando el 25 de diciembre de 1970 el Barça femenino jugó contra la UE Centelles, su primer partido en el Camp Nou gracias a una iniciativa de la jugadora Imma Cabecerán (debería seguirse su pista, como de tantas otras), el equipo no estaba reconocido oficialmente por el club y ni lució la camiseta azulgrana, sino una blanca, ni utilizó el nombre de FC Barcelona.

Vamos al caso. En primer lugar, muchas veces se aduce que el dinero que se emplea en alguna actividad y los sueldos de quien la practica depende del interés y las ganancias que generan; siempre, desde luego, que la ideología no se interponga. El fútbol femenino era más competitivo, tenía más éxito, llenaba estadios pero por puro machismo se le cortaron las alas y se potenció y financió el que generaba menos; por tanto, es un argumento falso. Por ejemplo, en EEUU donde el fútbol femenino es más popular que el masculino, ha cosechado más éxitos y teóricamente hay igualdad, el salario medio de las jugadoras es de 30.000 dólares, mientras que el de los hombres es de casi 200.000. El menor desarrollo del fútbol femenino y sus sueldos no son ‘naturales’, son inducidos.

En segundo lugar, a veces se pone el tenis como ejemplo de igualdad, en derechos, en premios, etc. Como si por casualidad las cosas hubieran salido así. Pues no, Billie Jean King, una de las grandes del tenis fue una de las nueve fundadoras en 1973 de la WTA (Women’s Tennis Association), organismo rector del circuito profesional de tenis femenino creado para eliminar la discriminación

sexual, la brecha salarial y luchar a favor de la igualdad. Gracias a estas pioneras, las tenistas tienen unos emolumentos justos alejados de la miseria a la que se somete a otras muchas deportistas o a profesionales trabajen en el ámbito que trabajen. Actualmente la WTA cuenta con más de 2.500 jugadoras de alrededor cien países. Nunca agradecerán lo suficiente los servicios de King

y compañía, tantas veces atacadas y ridiculizadas. Es decir, se puede incidir en ello.

Lo reitero, en cualquier ámbito. Julia Roberts cobró 300.000 dólares por Pretty Woman (1990), a pesar de que cuando se filmó estaba nominada a los Oscar por Magnolias de acero; Richard Gere, que no tenía ninguna nominación, ganó 5 millones. Indaguen, si quieren, cuantos millones menos cobró Jennifer Lawrence que Leonardo DiCaprio por actuar el pasado año en No mires arriba.

Finalmente, a menudo la historia presenta a las mujeres —móviles y volátiles como somos— como si no supieran muy bien qué hacen y qué quieren, parece que vayan a tientas y a ciegas —ahora sí, ahora, no— mientras los hombres están la mar de entretenidos con sus cosas y no tienen nada que ver con lo que les sucede a las mujeres. Pues no, a la que se sienten amenazados y a menudo se sienten así (se les amenace o no, tienen la piel muy fina), legislan, juzgan, prohíben, descabezan, mutilan, imponen cuotas (normalmente del 100%) a su favor y todo lo que sea necesario.

Seguramente hay hombres que no están de acuerdo con ello pero, aunque en general de natural expansivos, lo llevan con una inhabitual discreción digna realmente de mejor causa.

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Nací en Barcelona en 1952 y soy doctora en filología románica por la UB. Soy profesora de secundaria jubilada y escritora. Me dedico desde hace ya mucho tiempo a la investigación de los sesgos sexistas y androcéntricos de la literatura y de la lengua, y también a su repercusión en la enseñanza, claro está. Respecto a la literatura, además de leer, hago crítica literaria, doy conferencias, ponencias, escribo artículos y reseñas sobre diferentes aspectos de la literatura, principalmente sobre las escrituras femeninas. En cuanto a la lengua, me dedico a investigar sesgos ideológicos en diferentes ámbitos: diccionarios; noticias de prensa (especialmente las de maltratos y violencia); denominaciones de oficios, cargos y profesiones. También he elaborado varias guías y manuales de recomendaciones para evitar los usos sexistas y androcéntricos. Asimismo, he analizado algún otro sesgo ideológico, por ejemplo, el racismo. Todas estas actividades me dan pie a impartir conferencias, ponencias, charlas, cursos y a realizar asesoramientos. Formé parte del grupo Nombra desde su fundación, en 1994. También trabajo por una enseñanza coeducativa. Lo que me ha llevado a implicarme en distintos y variados grupos y seminarios de coeducación, a colaborar con ICEs de distintas universidades y a escribir distintos tipos de libros y documentos. A veces escribo dietarios o sobre viajes y aún de otros temas.