Los 10 falsos mitos sobre la dislexia

Los 10 falsos mitos sobre la dislexia

Uno de cada catorce niños presenta este trastorno.

Student drawing with pencil on the notebook. Boy doing homework writing on a paper. Kid hold a pencil and draw a manga at home. Teen drawing sitting at the table. Education art talent ability concept.Fabio Principe via Getty Images

Por Llorenç Andreu, director del Máster Universitario de Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje, UOC - Universitat Oberta de Catalunya:

La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo que afecta al aprendizaje de la lectura y fundamentalmente a la velocidad y precisión lectora. Uno de cada catorce niños presenta este trastorno.

Por tanto, es muy frecuente en nuestras aulas. También es unos de los trastornos más conocidos por la sociedad en general. Sin embargo, hay un conjunto de mitos falsos sobre su naturaleza, características e intervención. Seguidamente vamos a repasarlos y a intentar dar un poco de luz sobre su certeza:

Tener antecedentes de familiares no determina que el niño/a va a tener dislexia, pero sí que lo predispone. Por tanto, si un niño tiene antecedentes se le debe seguir desde el principio de Educación Infantil para poder detectar e intervenir lo antes posible.

Antiguamente se pensaba que ser zurdo provocaba dificultades en la lectura y la escritura y durante muchos años se obligó a estos niños a escribir con la derecha. Esto ha generado un conjunto de mitos que todavía se mantienen y que no tienen ningún fundamento científico. Ser zurdo no predispone a tener problemas de lectura.

Leer y escribir en espejo lo hacen muchísimos niños en estadios iniciales del aprendizaje de la lectura pero, posteriormente, estos errores desaparecen. Hay, eso sí, algunos niños con dislexia que arrastran estos errores durante más tiempo, pero no todos lo hacen. Por tanto, este no es un marcador sobre tener dislexia, sino que lo es leer con lentitud y con errores que no son esperables para su edad.

Hay una cierta tradición de esperar cuando un niño no aprende a leer al mismo ritmo que los compañeros de clase pensado que posteriormente evolucionará. Esta es una práctica totalmente desaconsejable. Lo importante no es el diagnóstico, sino la detección e intervención lo más temprana posible. No debemos esperar a que fracase y sí empezar a trabajar desde el primer signo de alerta.

La dislexia no se genera por una falta de hábito lector sino por un conjunto de variables. La raíz del problema es una predisposición genética que genera un déficit fonológico, pero este no es suficiente para explicar la heterogeneidad de las dificultades lectoras. Hay numerosos factores de riesgo a nivel biológico, cognitivo y ambiental. Por lo tanto, debemos maximizar los efectos beneficiosos que el ambiente puede aportar, como hacer un trabajo sistemático e intensivo en las escuelas y un hábito de lectura diario en casa.

La dislexia no es una enfermedad, es un trastorno del aprendizaje que no se cura, sino que mejora con una tratamiento adecuado. Muchos estudios han mostrado que con una intervención temprana e intensiva entre el 56 % y el 92 % de estos niños logran alcanzar el nivel de lectura promedio. Aunque hay diferentes grados de afectación, cuanto más tarde se haga esa intervención menor será el grado de mejora.

Este es un mito que se debe desterrar de las aulas. Los niños con dislexia no son vagos, sino que tienen muchas dificultades para leer. No hay ningún niño que no quiera aprender a leer bien. Lo importante es proporcionarle a cada uno las mejores estrategias y actividades para que pueda conseguir su máximo potencial.

Justamente un criterio para poder ser diagnosticado con dislexia es tener un cociente intelectual dentro de los parámetros de la normalidad. Por tanto, son niños con una inteligencia normal, pero su dificultad reside justamente en una problemática concreta para automatizar la lectura. El gran reto para ellos es que en la escuela primero se aprende a leer y luego se aprende leyendo y si una de las principales herramientas de aprendizaje esta afectada, su rendimiento escolar también lo estará.

Existen múltiples y variados métodos que prometen grandes resultados como la integración auditiva (Tomatis), la terapia visual (optometría), las lentes de colores o la integración sensorial. Los estudios científicos han mostrado que no producen mejoras en el rendimiento lector. La única intervención que se ha visto que es efectiva es la que se centra en el trabajo de las habilidades fonológicas (la conciencia fonológica y del principio alfabético) y la práctica de la lectura.

Lamentablemente no es así. Aunque hay muchos listados de famosos con dislexia, su genialidad no es consecuencia de tener este trastorno sino que, al ser muy frecuente, es normal que haya un gran número de personas, también famosas, que la tengan. Sin embargo, el dato esencial y con el que debemos quedarnos es que, aunque esas personas presentaban dislexia, esta no les impidió triunfar en sus respectivos campos.

Esperamos que la clarificación de estos mitos pueda ayudar a una mejor atención de las personas con problemas de lectura, tanto para padres como para docentes.

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