Los animales también se automedican

Los animales también se automedican

Muchos piensan en chamanes y druidas como los primeros creadores de los medicamentos humanos. Esto pudo ser cierto, pero el uso de plantas y minerales para tratar enfermedades es muy anterior a la aparición de los primeros Homo Sapiens. Los ejemplos más impresionantes los proporcionan los chimpancés.

La medicina hunde sus raíces en la noche de los tiempos. Muchos piensan en chamanes y druidas como los primeros creadores de los medicamentos humanos. Esto pudo ser cierto, pero el uso de plantas y minerales para tratar enfermedades es muy anterior a la aparición de los primeros Homo Sapiens.

Los ejemplos más impresionantes de automedicación nos los proporcionan los chimpancés. En muchas zonas de África, tanto chimpancés como humanos consumen una planta llamada Vernonia amigdalyna. Esta se usa para tratar unos parásitos intestinales que suelen causar infecciones graves. Mastican la médula que es donde se encuentra la parte activa. Los análisis químicos muestran la existencia de un gran número de componentes beneficiosos en este líquido. Lo mismo ocurre en la comunidad de chimpancés de Mahale, en Tanzania, donde ingieren la corteza de un árbol del género Pycnanthus, usado también por los humanos como purgador y laxante.

Otro comportamiento muy extendido entre los animales consiste en chupar rocas y comer tierra, también llamado geofagia. Los elefantes ingieren sales minerales en las cuevas de noche, donde rascan las paredes con los colmillos para extraerlas. De este modo obtienen hasta 12 minerales distintos, todos ellos fundamentales en su desarrollo. También algunos monos y perros rascan piedras o paredes para obtenerlos.

Los primates han aprendido algunos remedios muy humanos. Los monos capuchinos que habitan suramérica se frotan el pelo con peines de mono: unas bolas similares a las que envuelven las castañas europeas, pero menos punzantes. Con ellas se alisan el pelo. Luego las abren y se untan el aceite que rodea a las semillas. Análisis químicos han descubierto que contienen monoxidil: el mismo compuesto que empleamos en lociones anticaída para el pelo. Esta misma especie se frota en pelaje con arañas que contienen químicos potentes como las benzoquinona, que repelen a los mosquitos.

Pero el uso de medicamentos no es un comportamiento exclusivo de los mamíferos. Las mariposas monarcas frotan a sus larvas con unas hierbas que repelen a los parásitos. En pruebas de laboratorio se dejó que algunas mariposas fueran infectadas por parásitos. Después las trasladaron a otro emplazamiento en el que había dos tipos de hierbas, una con propiedades medicinales y otra sin dichas propiedades. Las infectadas preferían la primera, mientras que las otras no mostraban preferencia alguna.

La manera en que algunos animales ingieren estas plantas y minerales evidencia que existe intencionalidad en su uso y que no se trata de un mero beneficio secundario de algunos alimentos. Este es el caso de los chimpancés de la comunidad de Kibale, en Uganda, los cuales comen unas bayas que contienen tóxicos que eliminan ciertos virus y bacterias, pero que si son consumidas en exceso pueden resultar letales. En las pruebas realizadas con ratones, con 2 gramos de esta sustancia les provocaba la muerte, lo que prueba que los chimpancés son conscientes de las consecuencias de su consumo.

Aunque en el mundo desarrollado usamos químicos para tratar las enfermedades, la mayor parte de las sociedades humanas todavía dependen de las plantas como alternativa. Por esta razón, la observación de los animales en libertad es una puerta de acceso al conocimiento de nuevos remedios y principios activos. Además, debido a que los organismos aprenden a generar resistencia a algunos medicamentos, el estudio de las plantas y minerales que consumen los animales puede ser la solución a la ineficacia de algunos fármacos.