Los idus de julio

Los idus de julio

Se cumplen dos meses del 28-A: sin acuerdo y Sánchez presiona convocando en julio la investidura

Pedro SánchezREUTERS

Hace justo dos meses la imagen habitual en España era la de filas enormes frente a los colegios electorales. La gente esperaba para llegar a las urnas en un momento clave para el futuro del país con la amenaza de la ultra derecha. Más de 26,3 millones de españoles depositaron sus papeletas, el 75,7% del censo. No se recordaba una movilización así desde la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero tras los atentados terroristas del 11-M.

Fue un día de nervios, emociones, risas, llantos y decepciones. Pero, sobre todo, repartía las cartas con un PSOE como gran vencedor indiscutible de la noche -logrando 123 diputados- y con una derecha hundida al no conseguir sumar. Las cuentas le daban teóricamente a Pedro Sánchez junto a Unidos Podemos y al resto de partidos con los que había sacado adelante la moción.

Pero este 28 de junio la imagen es bien distinta: un Congreso paralizado, con posiciones muy alejadas entre PSOE y Unidas Podemos para un futuro Gobierno, con un ‘no’ rotundo de Pablo Casado y Albert Rivera a abstenerse y con la amenaza cada día más latente de tener que repetir elecciones en otoño. Clima de presión como la ola de calor.

Tras días de reuniones secretos y tiras y aflojas, Sánchez ha decidido poner ya el reloj en marcha, aunque no haya amarrado los votos suficientes, y que debe haber investidura en julio. Sí o sí. Entiende que no se puede hacer esperar más a la gente, que deben retratarse el resto de partidos y que no hay alternativa posible. Además, está dispuesto a perder la primera votación y a llegar sin un acuerdo firmado.

Las negociaciones, encalladas por los Ministerios

¿Y por qué no se ha llegado a un acuerdo? El punto básico: la presencia o no de ministros de Unidas de Podemos. La posición de La Moncloa es un Gobierno socialista, con algún independiente del ámbito de la izquierda y con cargos de Podemos en niveles inferiores al Consejo de Ministros. En frente, la postura de Podemos: una representación en ministerios proporcional a los resultados y con la idea puesta en una vicepresidencia para Pablo Iglesias. Se fijan los ‘morados’ en el modelo del Gobierno valenciano, donde van a tener una vicepresidencia verde en el Ejecutivo presidido por el socialista Ximo Puig.

Si en un primer momento en el PSOE había debate sobre si debían tener o no ministros morados, ahora la tendencia es que no haya. Lo primero que se aduce es que no dan las cuentas entre los dos partidos para lograr la mayoría necesaria y que otras formaciones que deben apoyarlos no ven con buenos ojos a Podemos. Y también internamente en el socialismo hay dudas sobre la actitud de los morados en temas clave. Especialmente, sobre Cataluña. Sobre todo con la vista puesta en la sentencia del procés que saldrá en otoño. Se vaticinan imágenes como las de un hipotético vicepresidente diciendo que en España hay presos políticos. Y eso les aterra.

Traduciendo los términos: en el PSOE quieren un Gobierno de cooperación -sin ministros de Podemos- y los de Pablo Iglesias quieren un Ejecutivo de coalición -con sillas en el Consejo-. 

  Sánchez e IglesiasAFP

Presión a Cs y Podemos

Y, a la vez, el PSOE ha pedido públicamente al PP y a Cs que se abstengan para facilitar una investidura sin los independentistas. En el filo entre el deseo, el órdago electoral y la construcción del relato para formar otra mayoría. En las últimas horas, desde el Gobierno y Ferraz se lanza el mensaje de que no habrá un segundo intento: o julio o a elecciones. “No va a haber una segunda vuelta”, decía este jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Mensajes principalmente destinados a la presión.

En Podemos han amagado, y se lo dijo el propio Pablo Iglesias a Pedro Sánchez en su reunión en La Moncloa, con no apoyar la investidura si no hay ministros morados. Incluso se ha dejado ver la posibilidad de votar en contra ahora y luego ir a una segunda ronda en septiembre, según las señales de los morados.

En el bloque de la derecha, sus líderes Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Cs) siguen instalados en su particular ‘no es no’. Pero dentro de sus partidos hay voces que empiezan a hablar de abstenerse. Entre los naranjas defienden esa postura Luis Garicano y Francisco Igea, en tanto que hay dirigentes populares en este sentido como Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre. Y en el independentismo, los políticos presos de Junts también abogan por esta opción frente a la postura contraria que defiende Carles Puigdemont.

A pesar de que la investidura puede ser fallida -luego se abre un periodo de dos meses para intentarlo otra vez antes de elecciones- la idea en el PSOE es que es mejor hacer ya algo y meter presión, especialmente a Unidas Podemos. Según las encuestas publicadas tras las elecciones, una nueva convocatoria podría beneficiar principalmente al PSOE y el PP subiría ligeramente, en tanto que Cs y Unidas Podemos caerían. Muchos socialistas hacen ese dibujo: ¿Qué haría un elector de izquierdas después de ver a Pablo Iglesias votando junto a Vox contra Pedro Sánchez?

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Pero entre socialista también cunde otra preocupación: podrían subir en el resultado en unos nuevos comicios, pero la participación podría bajar ante la decepción del electorado y podrían sumar las derechas -como ha pasado en muchos casos tras las elecciones municipales y autonómicas-.

Julio o julio

La próxima cita clave será el martes 2 de julio. Tras sus viajes estos días a la cumbre del G-20 en Osaka (Japón) y Bruselas, el líder socialista se ha citado ese día con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para poner fecha a esa investidura. La primera votación debería ser un miércoles para que en el caso extremo de fracasar, por los plazos previstos por la ley, las próximas elecciones fueran en domingo.

En Moncloa llevan tiempo haciendo cálculos y repasando los días en el calendario. Una opción sería que se fuera ya a la investidura el martes 9 de julio y con la consiguiente votación primera al día siguiente (miércoles 10), en tanto que la segunda votación -que solo requiere mayoría simple- sería 48 horas después (el viernes 12).

Otra opción manejada era la de mediados de julio, con primera votación el miércoles 17. Pero aquí hay un problema socio-temporal: en caso de repetición de elecciones sería en el Puente de todos los Santos en noviembre, algo que no gusta en Moncloa porque no favorecería la participación. Otra opción es irse ya a la tercera semana de julio, para concluir en segunda votación el 26 de julio.

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