Los memes, los memos y un dron para Casado

Los memes, los memos y un dron para Casado

Estos son días aciagos. Los memes y los memos nos están hundiendo a los españoles en el desaliento, la frustración, la conspiracionitis y el pánico.

Pablo Casado, en un acto del PP.Europa Press News via Getty Images

No hace falta insistir, hay incluso un proverbio archiconocido que lo explica hasta para las mentes más obtusas, aunque contra la idiotez o la cerrazón no hay buen ejemplo que valga: como el de que los árboles no dejan ver el bosque. Solo hay dos soluciones a mano: una es talar los dichosos árboles, que si son eucaliptos o pinos hasta pueden venderse a ENCE para pasta de papel. La otra es alquilar un elevador hidráulico con cajetín, desde el que se puede observar perfectamente el monte con total comodidad desde una altura de hasta 30 metros. Aunque con el volcán sin nombre oficial de La Palma el mundo ha descubierto las inmensas prestaciones civiles de los drones. Nada menos que treinta de estos aparatos, para los que se ha necesitado montar una especie de torre de control, han captado la erupción desde todos los ángulos posibles.

Resumiendo tras esta reflexión: recomiendo que el PP compre urgentemente un ‘dron’ dotado de sensores de temperatura, movimientos extraños, gases sulfurosos y, esto es muy importante, inteligencia artificial, porque de la que se dispone parece que no hay de las dosis recomendadas para los aspirantes a estadista nacional, él o ella, en el vademécum de la democracia europea.

Tuve un director en La Provincia que era el ‘hombre frase’ más erudito en la especialidad que he conocido. Cuando creía que alguien no lo estaba haciendo bien en la redacción, o cuando la competencia nos levantaba por pura chiripa una exclusiva de barrio, exclamaba con voz de asturiano de mina: “Disparen contra nosotros, el enemigo está dentro, dijo el capitán Pinilla”. Episodio verídico ocurrido durante la Guerra Civil.

Hablar de que España estaba en peligro de muerte por una diabólica y malvada conjunción de bolivarianos, comunistas, anarquistas, separatistas, terroristas… es como mínimo una estupidez en países que sueñan como utopía inalcanzable en un ‘estado de bienestar’ como España

Estos son días aciagos. Los memes y los memos nos están hundiendo a los españoles en el desaliento, la frustración, la conspiracionitis y el pánico. ¿Todo se está hundiendo?, ¿tan mal está la cosa? La intoxicación viral, lo que antes se llamaba ‘agit-prop’, está haciendo estragos mentales. Mucha gente se limita a ser intermediario frutero y procede a ‘reenviar’ sin la más mínima inversión neuronal. Así tenemos, verdaderamente, personas que comulgan con auténticas ruedas de molino. Luego resulta que el tiempo pone las cosas en su sitio, pero es muy difícil resetear el cerebro: el berbiquí que ha traspasado el cráneo ha hecho su trabajo, y el ‘paciente’ catatonizado ya ha interiorizado el bulo de tal manera que lo guarda congelado. En él se ha instalado la desconfianza. Ha sido captado – la inteligencia artificial escondida en el ‘MacBook’ ha puesto ‘capado’ por su cuenta- por los creadores de falsas conspiraciones.

Pero la realidad termina por asomar; falta por saber si eso tendrá algún efecto electoral. Todo dependerá de cómo se gestione la verdad verdadera; del relato que se haga por la parte afectada, que en este caso es el Gobierno de coalición. Solo con guardar en un disco duro externo los discursos de Pablo Casado se comprenden muchas cosas. El balance final solo parece admitir dos supuestos: o es gafe o es un atrevido. O las dos cosas. Se da por cierto que la ignorancia es muy atrevida. Parece que Napoleón decía eso de ‘vísteme despacio que tengo prisa’. Tengo muchos amigos, hasta nonagenarios, que caminan diez o doce kilómetros diarios, pero he ido al entierro de otros que corrían como si les persiguiera el diablo. Si Casado mirara para atrás se daría cuenta de que los únicos que le persiguen son los suyos, los de antes con sus ‘trapalladas’, carne asada de banquillo, y los de ahora, con sus ambiciones. Muchos monaguillos voluntarios preparan cuerdas y badajos de las campanas para tañer a muerto. Otros le sacan el polvo al órgano de las solemnidades.

La reciente gira del colíder popular por Latinoamérica ha sido un quiero y no puedo: de entrada la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, la ferrolana Yolanda Díaz, se lo ha comido con papas. Exactamente: la audiencia con el papa Francisco ha dejado en ridículo al actual jefe del PP, que no ha tenido en cuenta, para sus tesis catastrofistas, los países en los que estaba, y el eco en los que no estuvo.

  Pablo Casado, rodeado de periodistas y cámaras de televisión.Europa Press News via Getty Images

Hablar de que España estaba en peligro de muerte por una diabólica y malvada conjunción de bolivarianos, comunistas, anarquistas, separatistas, terroristas… es como mínimo una estupidez en países que sueñan como utopía inalcanzable en un ‘estado de bienestar’ como España, que la izquierda plural en el Gobierno, si bien aún con tics activistas, trata de fortalecer.

En Europa, menos la tropa de extrema derecha, los dirigentes políticos serios que al principio no comprendían a Casado, ahora no ocultan su desdén, desde que ha ido virando hacia la bancada ultra en el Europarlamento. En la UE causan asombro algunas actitudes poco patrióticas y carentes de espíritu europeísta. El comunismo es para estos ‘populares’ luchar por acercarse al grupo de cabecera en derechos y coberturas sociales. Reducir la insultante brecha social entre ricos y pobres; subir las pensiones como manda la Constitución para que no pierdan poder adquisitivo; subir el Salario Mínimo como los demás; dotar, aplicar y extender la cobertura de los dependientes…

Pero, sobre todo, lo que aturde a los líderes europeos, y extranjeros en general, es que la estrategia exterior sea la de sembrar dudas sobre la seriedad y la solvencia de España. Ellos, precisamente ellos, juzgados y condenados por borbotones de casos de corrupción y mal gobierno. En realidad no ha sido la competencia de VOX lo que les ha radicalizado hasta el esperpento: ha sido el chorro de tinta de calamar gigante de las profundidades lanzado para despistar.

Y Casado, sacando pecho y mirando de reojo a Abascal, propone que la Armada frene a los inmigrantes sin papeles, pero la Armada le recuerda que las leyes internacionales obligan a rescatarlos y llevarlos a un puerto seguro...

Todo es un puro dislate. La galaxia ‘bilduetarra’ acaba con los ‘ongi etorri’, los recibimientos como héroes a los terroristas de ETA a la salida de las cárceles; en Cataluña el apoyo a la independencia baja a mínimos, a cuando no se agitaba el cava; los secesionistas están más divididos que nunca y enfrentados entre ellos; Sánchez pone en marcha un plan para ‘rellenar’ la España vaciada con nuevos organismos estatales, el AVE llega a Galicia…

Y Casado, sacando pecho y mirando de reojo a Abascal, propone que la Armada frene a los inmigrantes sin papeles, pero la Armada le recuerda que las leyes internacionales obligan a rescatarlos y llevarlos a un puerto seguro; vaticina que la subida del salario mínimo retraerá el empleo, pero se produce un aumento notable de las afiliaciones; cuando en 2020 Sánchez propone la creación de un fondo europeo para la reconstrucción tras la pandemia, se le tiran a degüello y lo ridiculizan, ¡no se acuerda de la receta de Merkel!, clamaban como plañideras. Poco después, y tras los lógicos tira y afloja, van sumándose los demás países, ¡incluso los frugales! A continuación se marcan unas condiciones para recibir los fondos, y Génova 13 y la prensa adicta o dependiente convierte lo general en particular mientras Casado y sus europarlamentarios siembran la sospecha de corrupción en Bruselas, Estrasburgo y por capilaridad diplomática y periodística en todo el mundo mundial.

Y desde entonces han ido de batacazo en batacazo y de ridículo en ridículo, porque sus mismos aliados europeos se dan cuenta de que la derecha española no es de fiar. No es como la derecha demócrata cristiana de Merkel. Esta nuestra acusa al Santo Padre de comunista, cuando como mucho es peronista… Mientras Díaz Ayuso, MAR y Aznar echan sal al lechón y preparan la parrilla. Todo están siendo últimamente buenas noticias para España, pero malas para la estrategia ‘destroyer’.

  José María Aznar y Pablo Casado.Europa Press News via Getty Images

“Salieron buenos capítulos pero el equipo reventó”, decía un titular de El País sobre la historia, vida y muerte de Aquí no hay quien viva. Tanto catastrofismo, tanto anuncio de que nos espera el caos y la miseria, de que Bruselas nos exigirá tantas condiciones que no se podrán cumplir, tantas advertencias en Estrasburgo contra las trampas que se cuecen en Madrid, qué cabezas para un caldo de pescado, y resulta que el Eurogrupo avala el plan presupuestario español para 2022, que no se iba a aprobar ‘de ninguna manera’.

Poco antes, la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen tuiteaba: ¡Buenas noticias para España! España ha avanzado lo suficiente en la implementación de su plan nacional de Next Generation EU. Por lo tanto será el primer país en recibir un pago de 10.000 millones de euros”.

El acabóse, pues, se ha prorrogado sine die. Los jinetes del Apocalipsis han debido despistarse.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.