Macron se baja una app para gobernar

Macron se baja una app para gobernar

El presidente francés amenazó a su ministros con una remodelación si no hay avances en las reformas... y ha encontrado el medio de controlarlos al dedillo

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, durante su gira del "Gran Debate Nacional" en Courcouronnes, el pasado febrero. Reuters

Como el presidente francés, Emmanuel Macron, considera que su Gobierno no es lo suficientemente moderno y rompedor, que las reformas se estancan y que sus ministros no avanzan lo bastante rápido, ha acudido a la tecnología para afrontar la transformación del país que prometió a sus ciudadanos.

Por ello, Macron ha decidido valerse de una aplicación para teléfono móvil mediante la cual seguirá al minuto el avance de cada departamento, la puesta en marcha de cada medida y la eficacia de cada reforma.

Por el momento, solo los miembros de la administración tendrán acceso a la aplicación, aunque en el equipo de Macron hay voces que piden que se abra al público.

En la app, según apuntan varios medios franceses que han tenido acceso, cada Ministerio tiene un espacio dedicado y, dentro del mismo, cada reforma aparece valorada en función de su grado de aplicación.

Una barra de estado va cambiando del color rojo al verde a medida que el proyecto en cuestión va tomando forma: un ministerio con mucho rojo será sinónimo de parálisis.

El presidente francés, un fervoroso partidario de los modernos sistemas de gestión empresarial, cree que las nuevas tecnologías deben servir incluso en los anquilosados procedimientos gubernamentales. Así se lo hizo saber a sus ministros durante el seminario que los reunió el pasado 11 de septiembre. El tono fue marcial, seco. Como un profesor que regaña a sus alumnos.

“Os podría haber cambiado a todos los que estáis en esta mesa (...) Os he mantenido, pero os he pedido que cambiéis. Si no cambiáis, yo os cambiaré. Tenéis dos meses para avanzar, comunicar y seguir la evolución de vuestras reformas”, clamó el jefe del Estado, según informa este lunes el diario Le Figaro.

Desde su equipo le propusieron que la amenaza viniera acompañada de un instrumento de control que, en los tiempos que corren, se tradujo en una aplicación para teléfonos móviles.

Macron vive pegado a su teléfono móvil. Los ministros están acostumbrados a recibir de madrugada mensajes de un presidente que cultiva la imagen de un capitán siempre al timón del barco.

La app le permitirá acrecentar el control sobre su equipo. ¿Que la reforma de la formación profesional no avanza lo suficiente? El presidente podrá tirar de las orejas al ministro de Educación mostrándole su mala nota.

La herramienta ha sido idea de dos fieles del presidente adeptos de la aplicación de métodos empresariales modernos a la gestión de la vida pública: el secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, y su delegado para la transformación pública, Thomas Cazenave.

Macron la acogió con entusiasmo, como una forma de provocar el aldabonazo que viene pidiendo a sus colaboradores, algo molesto por comprobar que sus deseos de transformación profunda del país naufragaban en el océano de las viejas inercias.

La crisis de los chalecos amarillos le convenció de que hacía falta ir más deprisa y, sobre todo, lograr que sus reformas calasen más en los ciudadanos.

A punto de entrar en el ecuador de su mandato, Macron sabe que afronta un periodo decisivo y que sobre la mesa de su Consejo de Ministros figuran asuntos sensibles, capaces de generar respuestas airadas en parte de la sociedad.

Es el caso de la reforma de las pensiones, que le promete la hostilidad de los sectores más combativos, o la de la bioética, que amenaza con despertar a los sectores más conservadores del país, que no encontraban una causa común desde las masivas manifestaciones contra el matrimonio homosexual de 2013.

Frentes que, además, pueden despertar a la oposición de izquierda y derecha en un periodo en el que Francia afronta importantes citas electorales de carácter local, las más delicadas para el partido de Macron, demasiado dependiente de su líder y que, con apenas tres años de vida, carece de asentamiento territorial.

En marzo próximo llegarán las municipales, un test para conocer el estado de sus fuerzas a dos años de las presidenciales. En 2021, las departamentales y regionales serán una suerte de primarias para analizar las opciones de Macron de prolongar su estancia en el Elíseo.

Al frente de la start-up Macron, el presidente no escatima en esfuerzos para afrontar la cita en las mejores condiciones.