Manuel Ríos San Martín: "No podemos negarnos a ver películas porque son machistas"

Manuel Ríos San Martín: "No podemos negarnos a ver películas porque son machistas"

El escritor publica su tercera novela, 'Donde haya tinieblas', una reflexión sobre el mal, la religión, la vida y las redes sociales escrita en pleno confinamiento.

Manuel Ríos San Martín, durante la presentación de su libroCARLOS RUIZ

“Bastante drama hay ya con la pandemia como para añadir más”. Por eso Donde haya tinieblas (Planeta) es un thriller distinto, defiende su autor. La tercera novela Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965) llega dos años y una pandemia después de La Huella del Mal, la obra con la que el director, guionista y productor de series como Compañeros, Sin identidad o Mis adorables vecinos y director del filme No te fallaré dio el gran salto adelante como escritor.

La desaparición de una famosa modelo rusa de 17 años abre una reflexión sobre el mal, la religión “y la vida misma”, confiesa Ríos San Martín, que habla de los otros males que tenemos que soportar en nuestro día a día. Su obra es ‘hija’ del confinamiento y gracias a ella tuvo un “refugio” frente a la sucesión de tragedias que aún persisten.

El coronavirus, confiesa, ha marcado su novela. No en la temática, pero sí en el tono, en reflejar “lo que sufrimos los ciudadanos”, evidenciado en el constante enfrentamiento entre sus protagonistas. Esa crispación llega a las redes sociales. A diferencia de su protagonista en papel, el autor defiende que estas “no son una mierda”, aunque reconoce haberse tenido que morder la lengua en “más de una ocasión”.

¿Qué es Donde haya tinieblas?

Una combinación curiosa, porque es un thriller con capítulos cortos, mucha actividad, pero también es una reflexión sobre la sociedad y la religión, de qué queremos, si somos partidarios del perdón o la venganza.

Escribiste la primera versión de la obra durante el confinamiento. Aseguras que te sirvió de escapatoria, pero ¿cómo influye escribir rodeado de tantas noticias trágicas? ¿Hasta qué punto la obra nota ese constante feedback negativo?

Lo he pensado a posteriori y es verdad que ha influido, pero en sentido opuesto, en que la novela tenga un tono positivo, que el protagonista principal sea alegre, animoso, que no decaiga nunca en su buen humor pese a todo. Yo pensaba en la gente, que cuando sale de la pandemia no puede leer un drama y lo va a agradecer. Ya tenemos bastante drama con el coronavirus.

Metido en casa, pero con una idea que ya llevabas tiempo dando forma, ¿cómo es tu proceso de creación al escribir?

No tengo, ahora tampoco, una sensación de folio vacío. Cuando se me ocurre una idea hago un desarrollo de lo que salga con esa idea, 20 folios, lo que sea, y ya me centro en la estructura. En ese punto no trabajo tanto con el papel sino con materiales de apoyo como una pizarra, cuadros... Así, cuando me pongo a escribir ya sé mucho: los personajes, el final... Es cierto que en mi primera obra, Círculos (Suma de Letras, 2017) partía de un texto escrito años atrás, pero tanto en La Huella del Mal (Planeta, 2019) como ahora he seguido este proceso.

Yo suelo decir que de Hitler para abajo, debato con cualquiera
Manuel Ríos San Martín

Si en La Huella del Mal reflexionabas sobre el mal desde su origen antropológico, aquí hablas del mal asociado a la religión y el concepto de pecado. ¿Es una evolución de la misma idea?

En una visita a la Catedral de Ávila me topé con unos murales sobre la evolución del ser humano y la religión y el concepto del pecado. Ahí vi una perspectiva distinta, doble. Fue esa la idea de introducir la reflexión del mal asociado al pecado. Al final, la religión no es ajena a la vida cotidiana y en la novela se plantea esa dicotomía de castigo/venganza o perdón. 

¿A qué males nos enfrentamos hoy?

Principalmente, al mal de la intolerancia y de enfrentarnos por lo que nos desune en vez de buscar lo que nos pueda unir. Se ha vivido en la pandemia, ver a los políticos pegándose por todo me afectó mucho.

La obra se articula en torno a dos inspectores de policía. Él, Martínez, y ella, Pieldelobo. Tan diferentes que no se ponen de acuerdo en casi nada ni para resolver el caso. ¿Son un reflejo de lo que veías y vivías en pleno confinamiento? 

No se ponen de acuerdo ni en la música que escuchan en el coche (risas). Es un reflejo de PP-PSOE y demás, pero también de Madrid-Barça, del enfrentamiento hombre-mujer. Aquí hay dos policías diferentes, uno de 50 años que aunque intenta ser moderno es tradicional y un punto paternalista, y una milenial de 30 años, lista, feminista, guapa, que no soporta ese paternalismo.

Se refleja lo que sufrimos como ciudadanos. Nosotros en casa encerrados y con la incertidumbre de no saber qué va a pasar y veías a todos pegándose, con una voluntad de no entenderse nunca. Gobierno central, comunidades... una tensión excesiva para lo que estaba ocurriendo.

La gente sí ha reconocido el papel de la cultura en estos meses. Otra cosa son los poderes oficiales, de ellos habría estado bien un reconocimiento mayor
Manuel Ríos San Martín

La obra no puede ser más contundente con su arranque sobre las redes sociales. Tú dices que “No son una mierda” y que sirven mucho, pero ¿te piensas dos veces tus tuits? ¿Qué opinas de la cultura de la cancelación?

Yo creo que la parte negativa de las redes todos la tenemos clara, pero he conocido la parte positiva, sobre todo en la pandemia. Gente estupenda que ha ayudado mucho con hilos curiosos, datos. Hay que elegir bien a quién sigues.

Sí me he pensado dos veces más de una ocasión escribir un tuit y a veces hasta no lo escribo. He llegado a contestar a medios serios por titulares que no me han gustado y a ‘discutir’ educadamente con periodistas.

Independientemente de esto, me parece mal la cultura de la cancelación. No podemos cancelar lo que ha ocurrido. No podemos aplaudirlo, pero tampoco ocultarlo ni negarnos a ver películas porque son machistas. Especialmente en las cosas cosas relacionadas con el arte hay que ser abierto de mente y poder debatir. Debatir es otra cuestión. No dejar hablar a alguien en una universidad, por ejemplo... Yo suelo decir que de Hitler para abajo, debato con cualquiera.

A mí me han llegado insultos, he respondido bien y a los cinco tuits estábamos charlando con normalidad. Bien es cierto que yo no he sufrido los problemas que están sufriendo actrices, modelos... generalmente son mujeres las que sufren los haters más agresivos, lo que me parece más terrible si cabe.

  Manuel Ríos San Martín, en uno de los escenarios de su novelaCARLOS RUIZ

Tu primer ejemplar de Donde haya tinieblas lo tiene la enfermera que te vacunó como agradecimiento a todo el colectivo. Tratas bastante el tema pandemia en tus redes ¿Concibes que haya negacionismo al virus y ante las vacunas?

Es sorprendente. He perdido familiares por covid, tengo amigos médicos... Entiendo que el ser humano es sorprendente y por eso ocurren estas cosas. Yo hasta puedo comprender algunas dudas sobre una vacuna u otra, pero que la gente niegue la mayor, la totalidad...  Yo ya tengo las dos dosis y hace poco colgué un vídeo riéndome del negacionismo poniéndome un tenedor por si imantaba.

Lo de la enfermera es un símbolo de agradecimiento al colectivo sanitario y otros colectivos que también aparecen en la dedicatoria. Me dieron un ejemplar en la editorial y tuve claro que era para el sanitario que me atendiese. No hicimos foto ni nada, pero luego vi que ella lo compartió en sus redes. Fue bonito. Curiosamente, cuando fui a ponerme la segunda vacuna esa enfermera estaba a mi lado y me dijo que tenía la novela en el bolso.

Entre esos colectivos aplaudes a policías, repartidores, dependientes, limpiadores... ¿Y a la cultura se le ha aplaudido en este tiempo u os habéis sentido olvidados?

Creo que por la gente sí se ha reconocido el papel de la cultura. Otra cosa son los poderes oficiales, de ellos habría estado bien un reconocimiento mayor.