Manuel Valls, el regreso del 'seny' que encandila a la burguesía catalana

Manuel Valls, el regreso del 'seny' que encandila a la burguesía catalana

Detrás de sus declaraciones, está el impulso que recibe de una parte de la burguesía catalana empresarial.

Manuel VallsEFE

“A Manuel Valls le apoya una parte de la burguesía catalana que antes confiaba en Convergencia y que dejó de apoyar a Ciudadanos después de que ganara las elecciones en Cataluña hace año y medio y no sucediera nada. De hecho, Valls fue sugerido a Albert Rivera por parte de alguno de los miembros de la élite empresarial que veían en el ex ministro francés una figura con peso para devolver el seny a la política catalana”, apunta una fuente destacada del mundo económico catalán.

Las palabras de Valls, cargando contra la estrategia postelectoral de Ciudadanos y acusando a Rivera de esconderse tras el PP para blanquear a la ultraderecha que tanto miedo provoca en Europa, no son fruto de una rabieta tras el abandono de Celestino Corbacho, un hecho que le impedirá a partir de ahora poder condicionar la agenda municipal de Barcelona.

Tras las declaraciones de hoy, está el impulso que está recibiendo desde la ruptura con Ciudadanos de una parte del círculo de la burguesía empresarial, hastiada de la deriva del partido que antes les representaba y que tras el batacazo de las municipales de JuntXCat y del PDECat -y por mucho que Artur Mas asegure que va a convencer a Puigdemont para una refundación que evite la desaparición de la antigua Convergencia-, ha dejado de ser creíble para un sector que maneja poder.

El gesto de apoyar a Ada Colau sin exigir nada a cambio ha hecho recuperar la esperanza de que el famoso seny catalán y el pragmatismo podrían volver a jugar el papel que durante tantos años permitió a Cataluña ser la autonomía mimada de los sucesivos gobiernos centrales, en lugar del actual enemigo feroz. “Valls va a continuar, tiene apoyos para ocupar el espacio del catalanismo moderado, el del seny ya casi olvidado. Ese espacio que ahora está ocupando el PSC, pero que es prestado”, asegura una fuente próxima a los socialistas catalanes que considera que a Corbacho lo que le ha convencido para abandonar a Valls “es el sueldo como cabeza del grupo municipal de Ciudadanos y la posibilidad de ir la diputación”.

Valls va a continuar, tiene apoyos para ocupar el espacio del catalanismo moderado, el del seny ya casi olvidado. Ese espacio que ahora está ocupando el PSC, pero que es prestado

La boda en septiembre de Manuel Valls con Susana Gallardo -heredera de la farmacéutica Almirall, el grupo hospitalario Vithas y el 48% de Sercotel-profundiza aun más ese idilio, que se ha extendido a muchos de los empresarios que durante el año que llevan de noviazgo han abierto las puertas al ex ministro francés como si fuera uno de los suyos. Un terreno que Albert Rivera ha tenido vedado al no pertenecer a esa élite, de la que Valls entra a formar parte por vía marital.

En el entorno del PDeCAT, sin embargo, no consideran que las expectativas que está creando Valls en la alta sociedad catalana, tengan demasiado recorrido. “De ser ministro en Francia a cuarta fuerza política en Barcelona, existe una notable diferencia. El resultado está lejos de lo que se esperaba de él en determinados entornos de poder. Él es muy personaje pero tengo la sensación de que por mucha potencia política que tenga, su recorrido será corto”.

Es claro que está protegido por una parte del mundo empresarial catalán, pero eso no quiere decir que inviertan gratis

La idea es que quienes están dispuestos a sostener económicamente a Valls, exigen garantías de éxito. “Es claro que está protegido por una parte del mundo empresarial catalán, pero eso no quiere decir que inviertan gratis. Su jugada en el ayuntamiento lanza un mensaje pero no veo que se puede montar una plataforma para toda Cataluña. De aquí a las elecciones van a pasar muchas cosas. La sentencia en septiembre será decisiva también”, apunta un miembro del partido de Puigdemont, que trata de minimizar la figura del hombre que ha evitado que Barcelona se convierta en simbólica capital del independentismo.