Marcarse un 'Bridget Jones' cuando no toca

Marcarse un 'Bridget Jones' cuando no toca

Inolvidable la escena del comienzo de El diario de Bridget Jones en la que su protagonista, tras apurar de golpe una copa de vino, interpreta All by myself, una de las canciones más tristes sobre la soledad que se hayan escrito nunca. Reflejaba desgarradamente esa incomprensible tendencia de las personas a revolcarnos en nuestras desgracias.

Seguramente recuerdas la memorable escena del comienzo de El diario de Bridget Jones en la que su protagonista, tras apurar de golpe una copa de vino, interpreta un desgarrador play back de All by myself, con toda probabilidad una de las canciones más tristes sobre la soledad que se hayan escrito nunca. Pues bien, nadie dice que escuchar ese tipo de música sea necesariamente dañino, ni que reflexionar sobre las pequeñas o grandes miserias de esta vida sea siempre contraproducente. Pero escuchar canciones de esa clase justo cuando estamos atravesando una mala racha es, más veces que menos, una mala idea.

Las palabras ejercen un poderoso influjo sobre las personas. No es lo mismo introducir en nuestra conciencia conceptos como aislamiento, soledad o abandono, que otros como guisante, tubería o raqueta. Y, por supuesto, el efecto de estos términos es diferente al de otros, como increíble, extraordinario o fabuloso. Ya hay estudios que muestran que las palabras que acuden a nuestra mente modelan nuestro comportamiento y nuestras emociones. Y no hace falta recurrir a la ciencia para darse cuenta de que distintas melodías inducen en nosotros estados de ánimo también diferentes.

Lo que sí es novedoso es que un investigador holandés dice haber encontrado la fórmula que explica por qué unas canciones nos hacen sentir mejor que otras, basándose en su tempo, tonalidad y número de acordes. "No hay nada más difícil de soportar que una serie de días buenos", decía recogiendo la sabiduría popular Paul Watzlawick, en El arte de amargarse la vida (ese pequeño gran libro). Porque lo cierto es que, a pesar de que todos conocemos las palabras y las melodías que nos sientan bien, a veces emerge en nosotros esa incomprensible tendencia humana a revolcarnos en el charco de nuestras desgracias, como incomparablemente ejemplificó Bridget Jones en aquella inolvidable secuencia. Quizá para desahogarnos. O acaso para bucear hasta el fondo, y a partir de ahí reconstruirlo todo de nuevo. O tal vez con el motivo más sutil y profundo de querer conocer cada una de las recónditas cavidades del alma humana.

Pero la verdad es que, en esos momentos de desolación que a veces todos tenemos, sería más conveniente intentar buscar la luz en vez de vagar lánguidamente por la oscuridad. Entre otras cosas, porque quien bucea tan profundo siempre corre el riesgo de que le acabe gustando y quiera quedarse allí para toda la vida. Lo cual sería obviamente una calamidad.

Por eso al final de este artículo tienes una serie de alternativas para convertir un mal momento en uno mejor, o uno bueno en uno extraordinario, y así evitar marcarte un Bridget Jones cuando no toca. Hay una para cada día de la semana. La primera, por cierto, es la que según Jacob Jolij, el investigador holandés antes mencionado, tiene el mayor potencial de hacer que te sientas bien.

1. Don´t stop me now, Queen

2. You Make My Dreams, Daryl Hall & John Oates

3. Somewhere Over the Rainbow, Israel Kamakawiwo'ole

4. I will survive, Gloria Gaynor

5. Uptown Funk, Mark Ronson ft. Bruno Mars

6. Geronimo, Sheppard

7. It's Not Unusual, Tom Jones