Mariana Enriquez: "Los hombres no son los únicos que pueden escribir sobre la violencia"

Mariana Enriquez: "Los hombres no son los únicos que pueden escribir sobre la violencia"

La autora ha ganado con 'Nuestra parte de la noche' el premio Herralde y el premio de la Crítica: "La pasión por las listas de 'los mejores libros' me resulta molesta. Siempre aparecen los mismos".

La escritora Mariana Enriquez.Anagrama

Nuestra parte de la noche llama la atención en las librerías. La última novela de Mariana Enriquez (1973) ha conseguido el Premio Herralde —es la primera argentina en ganarlo—, el Premio Celsius y el Premio de la Crítica Narrativa, galardones que han dado un gran empujón a su venta.

Nadie espera encontrarse con una historia de terror cuando ve el argumento de esta novela contextualizada en la dictadura argentina de 1976 a 1983, a menos que haya leído antes sus relatos Los peligros de fumar en la cama.

Un padre y un hijo viajan desde Buenos Aires hacia las cataratas de Iguazú, en la frontera con Brasil. La madre murió en circunstancias poco claras. Como su padre, Gaspar está llamado a ser un médium en una sociedad secreta que hace rituales extremos para contactar con la Oscuridad en busca de la vida eterna.

“Viví el toque de queda, el el miedo en las calles... Los militares buscaban a la gente en las casas y de repente desaparecían. Se los llevaban y no los veías más. Con los años te enterabas de que los habían llevado a un campo de concentración o de que los habían subido en un avión para tirarlos al río. Esta es la verdad y se parece muchísimo a una película de terror”, explica la autora.

Un terror nada facilón, que bebe de escritores consagrados como Stephen King. Enriquez consigue tejer una atmósfera adecuada para el género y a la vez trasladar al lector al momento más siniestro de la historia de Argentina, con diálogos que reproducen la forma de hablar de los argentinos para que la inmersión sea absoluta.

A priori no parece una novela de terror.

Es una novela de terror con muchos elementos. El terror es un género muy flexible y difícil de definir. Nuestra parte de la noche es muy realista en muchos aspectos, en la ambientación, son muy reconocibles los lazos afectivos, y también tiene un aspecto sobrenatural importante. Tiene mucho que ver con lo familiar.

¿Qué crees que han visto los críticos en ella para decir que es la novela del año?

No lo sé. Me sorprende bastante. Quizás vieron una ambición determinada, una novela muy larga, que se mueve en varios registros, una falsa crónica periodística y una novela de iniciación a la norteamericana. Hay partes que transcurren en los años 60… toco varios registros históricos y genéricos. En eso vieron una tradición de la novela latinoamericana larga que manipula los géneros. Pero es absolutamente contemporánea. Me resultó sorprendente el premio.

Antes hablabas de terror. ¿Los fantasmas que mencionas son los mismos sobre los que puede escribir Stephen King?

Son los mismos, pero en otra cultura. El efecto es diferente. En El resplandor el personaje principal va a un hotel en las montañas para tratar de ganar un dinero y salir de su bloqueo como escritor. Sus fantasmas no son reales, están relacionados con la violencia familiar. El fantasma que más presente está, el que a él lo enloquece, es un hombre que mató a su familia. Es una novela también sobre la violencia de género. El uso del fantasma como el trauma y el lado oscuro es parecido. Él me hizo entender el uso de lo sobrenatural.

¿Te da miedo que la parte de los fantasmas, del terror, saque al lector de la historia, del contexto de la dictadura argentina?

No porque hay muchísimos libros sobre la dictadura. Están ahí y dan su testimonio, pero hay otras formas de contar esa época y otras experiencias que hay que contar de otra manera. La única forma de contar una época no es el realismo. Las grandes crueldades como las guerras tienen muchas metáforas para hablar de lo monstruoso y del fantasma como trauma, o los lugares en lo que ocurrieron esa crueldad como lugares hechizados. Los traumas sociales se van contando de otra manera en función de la generación.

Las grandes crueldades como las guerras tienen muchas metáforas para hablar de lo monstruoso y del fantasma como trauma

Ahora todo el mundo habla de la película del año, la serie del año, el libro del año… ¿el marketing está restando valor a las obras para crear marcas?

Estamos creando la cultura del me gusta, del click. Es un sistema de marketing muy sofisticado, pero más complejo. Es el mundo en el que vivimos, todos parecemos aceptarlo con tranquilidad. La pasión por las listas de ‘los mejores libros’ me resulta molesta. Siempre aparecen los mismos. En un momento en el que con internet puedes tener acceso a todo existe la paradoja de que cada vez las posibilidades son menores. Me parece más preocupante no aprovechar el medio para dar más oportunidades.

Una escritora que consigue un éxito así, ¿compite consigo misma para escribir algo mejor porque ha subido las expectativas del lector?

Espero que no me pase y pueda convivir con novelas que estén bien o que resulten indiferentes. El problema es que después toda tu obra estará marcada por eso. Lo importante es que no te paralice.

Esta frase la pronunció usted: “No creo que una mujer deba escribir sobre mujeres”.

Una mujer debe escribir sobre lo que quiere. Si tienes una buena historia que contar protagonizada por hombres no debes pensar que hay que agregarle un personaje femenino. Mi género no me define como escritora, me define en mi vida. Tenemos que desarmar la idea de que los hombres son los únicos que pueden escribir sobre la violencia. Eso contribuye a que piensen que ese es su terreno. La literatura debería ser más libre.

Tenemos que desarmar la idea de que los hombres son los únicos que pueden escribir sobre la violencia. Eso contribuye a que piensen que ese es su terreno.

¿Qué tiene lo siniestro que le atrae tanto?

Tiene que ver con mi educación sentimental, con lo que leía de pequeña, la adrenalina que me provocaba el terror en las novelas y las películas. A mucha gente se le pasa con la juventud, a mí nunca se me pasó. A las generaciones más jóvenes no se les pasa, no es lo mismo haber llorado como loca en el cine con E.T o haberse muerto de miedo a los 18 años con Twin Peaks (David Lynch, 1992). Harry Potter también es bastante oscuro. Me interesa explorarlo, aunque no desde el realismo, sino desde los géneros. Un escritor no cambia de obsesiones, pero sí la manera de tratarlas.

Los psiquiatras dicen que el género del terror ayuda a procesar el trauma, pero lo cierto es que se trata como un género menor.

El terror es una forma de procesar cualquier trauma porque vives de una manera ficcionada lo que te da miedo y sales indemne. Viví el toque de queda en la dictadura argentina con mis padres, el terror de las calles... Los militares buscaban a la gente en las casas y de repente desaparecían. Se los llevaban y no los veías más y con los años te enterabas de que los habían llevado a un campo de concentración o de que los habían subido en un avión para tirarlos al río. Esta es la verdad y se parece muchísimo a una película de terror.

Yo sólo escuchaba con seis años “se los llevaron”. Ahora puedo cargarlo de información. En el libro hay representaciones de la muerte violenta en otro formato, el miedo a la locura… El terror provoca adrenalina, ayuda, entretiene pero es un entretenimiento profundo, que juega contigo. Algunos de los libros de Stephen King no se leyeron con la atención que debería por estar en el estante de terror o por ser un best-seller. Mucha gente no se acercó lo suficiente para saber el tipo de temas que se están tratando.

Algunos de los libros de Stephen King no se leyeron con la atención que debería por estar en el estante de terror o por ser un best-seller

¿Algún escritor actual pasará a la historia?

Es difícil decirlo, para mí Roberto Bolaño, aunque lleve muerto más de 20 años. Stephen King, sí. Juan Marsé, porque ha completado el ciclo de su obra. Pero no es momento de seguir despreciando la literatura popular y la que le gusta a la gente. El escritor no es un ser superior.

Parece que le encantaría que le dieran un Nobel a Stephen King. 

Sí, lo estoy deseando, que deje de ser para ‘la élite’.

¿Cómo se ve España desde Argentina en estos momentos?

Saquemos la pandemia de en medio. Es uno de los grandes lugares posibles para migrar, por afinidad con el estilo de vida. Por otro lado, vemos un país más convulsionado políticamente de lo que esperábamos (el separatismo para nosotros es muy raro); nos sorprende bastante la relación con la Guerra Civil en general, no es tan abierta como en Argentina, donde se juzgó a los culpables y se busca a los muertos.

En Argentina sorprende la relación de España con la Guerra Civil. Aquí se juzgó a los culpables y se buscan a los muertos

España consiguió tanto social y políticamente y le cuesta tanto hablar de esa herida del franquismo... La inestabilidad, la falta de acuerdo entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno central también choca. Aquí ninguna Comunidad va a los tribunales para decirle al Gobierno ‘no aceptamos las medidas sanitarias’.

¿Y cuáles son vuestros autores españoles de referencia?

Rafael Chirbes, Fernando Aramburu por Patria, Javier Marías, Pérez Reverte y Almudena Grandes.