¡Más madera!

¡Más madera!

RTVE lanza un órdago y ofrece una señal en pool a todas las cadenas

Santiago Abascal, leader and presidential candidate of Spain's far-right party VOX, attends a rally in Covadonga, Spain April 12, 2019.REUTERS/Eloy AlonsoEloy Alonso / Reuters

No dirán que esta campaña no es particular. Los candidatos, la Semana Santa, las ocurrencias, los no programas… Esto empieza a tener cierto parecido a aquel tren desquiciado de los Hermanos Marx que se alimentaba de sí mismo. Groucho gritaba en aquella mítica escena ”¡Más madera!“y en estas elecciones Pedro Sánchez no se ha dado cuenta aún de que la madera puede ser él.

En el reparto de esta superproducción electoral, aparece el líder de VOX, Santiago Abascal, como uno de esos actores secundarios que sale en casi todas las escenas y, al final, acaba siendo más protagonista que el actor principal de la película. En su caso, además podría ser de una de cine mudo porque cuanto menos habla, mejor le va. Ya lo hacen otros por él. Ora el PP. Ora Ciudadanos. Ora el PSOE. Ora, la Junta Electoral Central. Entre todos, así va, como un cohete en las encuestas. Si es que hemos decidido créernoslas en esta ocasión, claro. Hubo un tiempo en que no daban motivo, pero ahora GAd3 -por aquello de que acertó una vez- se ha convertido en el oráculo de estas elecciones.

El caso es que el órgano que vela por la limpieza de las elecciones ha decidido suspender el único debate en el que iban a participar Sánchez, Casado, Iglesias, Rivera y Abascal porque entiende que el debate a cinco, impuesto por el presidente del Gobierno para retratar juntas a las tres derechas, no cumple con la letra ni el espíritu de la ley electoral. La norma afecta a todos por igual. A las televisiones públicas y las privadas. Así que la Junta Electoral ha paralizado el formato que iba a producir Atresmedia el día 23 porque al incluir al candidato de VOX -sin representación parlamentaria- pero dejar fuera a ERC, PNV y CC incumplía flagrantemente los principios de representatividad y de proporcionalidad.

Esto pasa porque, tras 40 años de democracia, la celebración de los debates electorales sigue dependiendo de la voluntad y la estrategia política del presidente de turno. Esta vez ha sido Sánchez, pero antes fueron Rajoy, Zapatero y Aznar. Los debates como las primarias de los partidos, sólo se piden cuando uno está en la oposición.

Pero pasa, como ha pasado en estas elecciones, que hasta la estrategia más calculada queda al descubierto y, al final, se demuestra que los compromisos son mera retórica.

Al decidir en qué debate debía participar Sánchez, se impuso el criterio del jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, a quien ahora apunta el resto como responsable único de semejante esperpento.

Sánchez quería en el debate a VOX por aquello se engordar la fractura de la derecha, y con esa excusa despreció el formato a cuatro propuesto por RTVE. Ahora, la JEC ha prohibido la presencia del partido de Abascal, y el presidente y su Comité Electoral tendrán de nuevo que retratarse.

Si eligen un debate a cuatro en Antena 3 después de que la cadena haya manifestado su disposición a sacar de la pantalla a VOX, los socialistas tendrán que justificar por qué acuden a una cadena privada y no a la pública, que es de todos, y que además fue una de sus grandes apuestas al llegar al Gobierno. Si deciden lo contrario, tendrán un problema con uno de los principales grupos de comunicación del país, propiedad de Planeta, la editorial que casualmente publicó Manual de Resistencia, la biografía con la que el presidente inauguró su propia campaña.

La decisión de despreciar el formato propuesto por Televisión Española dividió durante semanas al Comité Electoral del PSOE, donde hubo numerosas voces a favor de que la cita electoral por excelencia fuese en la televisión pública. Se impuso el criterio del jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, a quien ahora apunta el resto como responsable único de semejante esperpento.

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Una salida equidistante para salir de este embrollo puede ser que la realización del debate corra a cuenta de la Academia de Televisión. En terreno neutral, con posibilidad de que la señal se distribuya a todas las cadenas y sin contribuir descaradamente a engordar la audiencia de una cadena privada.

Pero RTVE ha lanzado un órdago, que es ofrecer señal en pool a todas las teles que quieran. La elección pues será entre Atresmedia y todas las demás. Y no será fácil elegir a la primera que quiso saltarse la ley frente al resto, que se ha acogido a la literalidad de la misma.

De momento, no hay más decisión que una nota solemne del Comité Electoral del PSOE manifestando “la disposición de Sánchez a debatir con otros candidatos en los términos acordado por los medios de comunicación que organicen los debates y los representantes de las fuerzas políticas concernidas, siempre en el marco legal fijado por la Junta Electoral Central”. ¿Se puede decir menos en tanta letra junta y, después de haber rechazado todos los formatos excepto el de Atresmedia?

Y quien ganará con todo esto es VOX. Al no estar en el debate, no se expondrá, no tendrá que acreditar solvencia y, además, podrá victimizarse, como ya ha hecho Abascal, tras conocer la decisión de la Junta Electoral.

Pues eso: ¡Más madera!