Asociaciones de médicos reprochan a Madrid que reparta mascarillas FFP2 a la población cuando los sanitarios no tienen

Asociaciones de médicos reprochan a Madrid que reparta mascarillas FFP2 a la población cuando los sanitarios no tienen

Instan a que se repartan las quirúrgicas, más baratas, y recomendadas para la ciudadanía.

A picture taken on April 17, 2020, in Paris, shows a FFP2 protective face mask on the 32nd day of a strict lockdown aimed at curbing the spread of the COVID-19 pandemic, caused by the novel coronavirus. (Photo by FRANCK FIFE / AFP) (Photo by FR...FRANCK FIFE via Getty Images

Los jefes de servicio y responsables de medicina preventiva de una quincena de hospitales de Madrid han enviado una carta a la Comunidad de Madrid en la que piden que no se repartan mascarillas FFP2 para la población general, porque pueden provocar mayores riesgos de contagio de coronavirus. En su lugar, instan a que se elijan mascarillas quirúrgicas.

Los madrileños podrán recoger desde el lunes y durante 15 días una mascarilla FFP2, de forma gratuita presentando su tarjeta médica en la farmacia.

En la misiva, que ha adelantado este domingo El País, enviada ayer al consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, los profesionales indican que “por su tamaño y alcance, el uso de mascarillas quirúrgicas es la medida preventiva más adecuada para prevenir este mecanismo de transmisión”.

Además, consideran que la distribución de mascarillas de protección FFP2 a la población “puede confundir a la población y no ayudar al control de la transmisión” poniendo en riesgo “la seguridad y la salud de los profesionales sanitarios”.

Piden rectificar la distribución de esta mascarilla entre la población general, que consideran “una medida desproporcionada si no se asegura antes su disponibilidad en las situaciones en las que realmente están indicadas”, en concreto para “trabajadores sanitarios, en función de los procedimientos de riesgo”, “una prioridad por su mayor riesgo de contagio”.

"Es una medida desproporcionada si no se asegura antes su disponibilidad en las situaciones en las que realmente están indicadas"

Y detallan por qué este tipo de mascarilla puede suponer un mayor riesgo: “Su uso continuado dificulta la respiración, es incómodo, y en determinadas personas, no tolerable. Su utilización en población general favorecerá que las personas se toquen más frecuentemente la cara y se quiten la mascarilla al no poder respirar cómodamente favoreciendo el riesgo de contagio”.

La FFP2, “requiere para ser efectiva un adiestramiento en su colocación”. Su uso para médicos está indicado debido a que algunos tratamientos a enfermos provocan que las gotas que contagian el virus “pueden estar en el aire suspendidas durante algún tiempo”, una circunstancia que “se produce fundamentalmente en las unidades de críticos”.

En una situación normal el virus se contagia por gotitas ”que se producen al hablar, toser o estornudar”, con un alcance “de alrededor de 1-2 metros”, y que “fácilmente contaminan los objetos y superficies, que al ser tocadas con las manos pueden posteriormente hacer llegar las partículas virales a las mucosas de boca, nariz u ojos”.

Para prevenir ese contagio subrayan que la mascarilla más adecuada es la quirúrgica “para evitar que el que las lleva contamine el aire, los objetos o directamente a otras personas con sus secreciones respiratorias”, además de tener “efecto protector frente a las salpicaduras de gotitas”.

"Su utilización en población general favorecerá que las personas se toquen más frecuentemente la cara y se quiten la mascarilla al no poder respirar cómodamente favoreciendo el riesgo de contagio"

Por contra en “algunos modelos de mascarillas FFP2, FFP3 disponen una válvula de exhalación,”, donde “no se consigue el efecto de “control de la fuente de infección”.

Ante una “falsa seguridad” se descuidan “las medidas preventivas más importantes”: distanciamiento social, higiene de manos, no tocarse ojos, nariz y boca con las manos o limpiar las superficies.

“La utilización de las mascarillas de protección (FFP2, FFP3) no está actualmente recomendada para la población general ni por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC)”, recalcan.

Entre los firmantes figuran los responsables de preventiva de los hospitales como el hospital Universitario la Paz- Cantoblanco-Carlos III, Puerta de Hierro Majadahonda, del Henares, Móstoles, Carlos III, Sureste, Severo Ochoa, Getafe, Príncipe de Asturias, Fuenlabrada, Torrejón o Clínico San Carlos, además de las sociedades madrileña y española de Medicina Preventiva.

En el mismo sentido se ha pronunciado la Asociación Madrileña de Salud Pública en este comunicado:

La Comunidad de Madrid ha anunciado que todos los madrileños podrán recoger gratis una mascarilla de tipo FFP2 desde el lunes, 11 de mayo. La Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) quiere recordar que ese tipo de mascarillas, las de tipo FFP2, son de filtro de partículas, que están diseñadas para proteger a los profesionales sanitarios que están expuestos a los aerosoles de pacientes infectados. Los aerosoles son partículas acuosas pequeñas, de menos de 5 micras. El contacto de los profesionales sanitarios con estos aerosoles se produce en algunos procedimientos médicos o quirúrgicos como la intubación endotraqueal, la ventilación no invasiva, la aspiración de secreciones, la administración de medicamentos por nebulización o la fibrobroncoscopia. En todos ellos el profesional recibe los aerosoles del paciente directamente y necesita una protección firme y segura. Las mascarillas de filtro de partículas, las FFP2, les proporciona esa protección. Comparadas con las mascarillas quirúrgicas, las FFP2 son más complejas, más molestas, tienen una duración limitada y son mucho más caras.

Por el contrario, fuera de esos procedimientos, la transmisión del coronavirus, el SARS-CoV-2, se hace por gotículas, gotas mayores de 5 micras, emitidas por las personas infectadas al toser, estornudar o hablar y que no tienen un alcance mayor de un metro. El contagio se produce cuando estas gotículas alcanzan las mucosas de la boca, la nariz o los ojos de otra persona, bien directamente, si no se guarda una distancia mínima de seguridad, o por contacto, si la persona se lleva la mano a la cara después de tocar objetos o mobiliario contaminado por las gotículas.

Las autoridades sanitarias deben insistir a la población general sobre las medidas básicas para prevenir el contagio: quedarse en casa si se tienen síntomas; la distancia física entre 1,5 y 2 metros; el lavado de manos con agua y jabón o con soluciones alcohólicas; la etiqueta respiratoria (toser y estornudar en el codo, usar pañuelos de papel desechables); evitar en todo momento tocarse boca, nariz y ojos con las manos; la limpieza frecuente de superficies y teletrabajo cuando sea posible. Además, como medida complementaria, las mascarillas quirúrgicas deben emplearse cuando no se puede mantener la distancia física de seguridad, como en espacios cerrados, en el transporte público o cuando no se puede efectuar el teletrabajo. Esas mascarillas están diseñadas para evitar la emisión de gotículas con virus de la boca o la nariz hacia fuera, tanto por pacientes con síntomas como por personas sin ellos, pues en la COVID-19 las gotículas pueden contener virus antes de que aparezcan los síntomas o incluso sin que lleguen a aparecer. Estas mascarillas son más sencillas, más cómodas de llevar y mucho más baratas.

Por tanto, las mascarillas FFP2 deberían reservarse para profesionales sanitarios que llevan a cabo procedimientos que generan aerosoles o que trabajan en lugares en donde se efectúen esos procedimientos y para los pacientes inmunodeprimidos. Lamentablemente, durante esta pandemia los profesionales sanitarios de Madrid han carecido en algunas ocasiones de ese tipo de mascarillas cuando las necesitaban. No tiene sentido que se repartan a la población general, sin que haya necesidad, y menos aún mientras falten en hospitales, centros de salud o en centros sociosanitarios, donde sí son necesarias. Siempre que los profesionales sanitarios dispongan en número suficiente de todas las mascarillas que necesiten, tiene sentido que las autoridades repartan a la población general mascarillas quirúrgicas, pero no FFP2. Tampoco parecen razonables los sobrecostes que supone la compra de las mascarillas más caras, cuando hay tantas necesidades sanitarias poco cubiertas en esta crisis, como el refuerzo de la atención primaria y de la salud pública para poder identificar los casos nuevos que vayan a aparecer y rastrear bien sus contactos.

AmaSaP también quiere insistir en que el uso de las mascarillas tiene dos inconvenientes importantes que hay que tener en cuenta. Pueden crear una falsa sensación de seguridad, pues las mascarillas no pueden sustituir las medidas básicas de prevención, son solo una medida que las complementa. Por otra parte, la mascarilla puede aumentar el riesgo de transmisión si su portador sano no se la coloca o retira adecuadamente o si se toca la cara para ajustársela.

AMaSaP recuerda que, fuera de los centros sanitarios, el uso de las mascarillas no es para no contagiarse, sino para evitar la transmisión del virus a los demás, tanto por pacientes con síntomas como por personas desconocedoras de estar infectadas.

Por tanto, AMaSaP propone retirar la distribución a toda la población de la Comunidad de Madrid de las mascarillas FFP2 y reservarlas exclusivamente para los profesionales sanitarios, como recomiendan la Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. AMaSaP aplaudiría que la Comunidad de Madrid distribuya en su lugar mascarillas quirúrgicas, siempre que se garantice que los profesionales sanitarios y sociosanitarios dispongan de todas las que necesiten, destinando los millones de euros del sobrecoste que supondría la distribución de mascarillas FFP2 a reforzar los sistemas de atención primaria y salud pública, uno de los requisitos imprescindibles para pasar a la fase 1. También pide a las autoridades que recuerden constantemente a la población las medidas básicas de prevención y las normas para la colocación, uso y retirada de las mascarillas.

La respuesta de la Comunidad

La Comunidad de Madrid asegura que la decisión de distribuir mascarillas FFP2 KN95 a los ciudadanos a partir de este lunes se ha tomado después de asegurar que los profesionales sanitarios dispondrán de “todos los equipos de protección y tipos de mascarillas necesarios en cada momento”, ya que “hay stock de seguridad”.

En un comunicado, el Gobierno regional ha subrayado que la Comunidad ha adquirido 14 millones de mascarillas KN95 por valor de 32 millones de euros, y que cumplen con la normativa de la Unión Europea, y son “reutilizables” hasta 48 horas seguidas, “por lo que se puede utilizar en distintas ocasiones a lo largo de varios días”.

Los profesionales sanitarios dispondrán de “todos los equipos de protección y tipos de mascarillas necesarios en cada momento”, dice el Gobierno de Ayuso

La Comunidad de Madrid ha asegurado que esta distribución no afectará a las necesidades de protección de los sanitarios, después de que los jefes de servicio o responsables de medicina preventiva en una quincena de hospitales hayan pedido que no se repartan estas mascarillas para la población general, porque pueden provocar mayores riesgos, y se debe priorizar la disponibilidad para el personal sanitario.

“Hay stock de seguridad suficiente en los almacenes de la red del Servicio Madrileño de Salud y pedidos pendientes de entrega de todo tipo de material que se recibirán en los próximos días, semanas y meses”, ha asegurado el Gobierno madrileño.