Merkel, ya excanciller y en casa, en un sofá de Ikea o en su lago del este

Merkel, ya excanciller y en casa, en un sofá de Ikea o en su lago del este

El Bundestag despide en pie a Merkel tras sus 16 años como canciller, mientras la prensa local especula con su retiro.

Angela Merkel pasó ayer de canciller en funciones a ya excanciller alemana, tras 16 años en el poder y envuelta en múltiples supuestas variantes de cómo será su retiro, si en un sofá de la cadena de muebles Ikea o a orillas del lago de la ciudad donde creció, en Templin (este).

“Al fin en casa”, el eslogan del anuncio de Ikea, donde una doble de la política aparece sentada y con una de sus características chaquetas en una butaca -modelo “Strandmon”-. Está en la sala de una vivienda imaginaria, que podría ser el piso ante el museo Pergamon donde tiene su domicilio privado junto a su marido, el científico Joachim Sauer.

El anuncio de la cadena sueca es una idea publicitaria. El sensacionalista diario Bild la presenta bajo el titular “Dormir, por fin”, con los ojos semicerrados y recostada en un árbol, con su lago al fondo.

Ese medio estima que Merkel, de 67 años, dedicará su tiempo a algunas de sus aficiones reconocidas, como la ópera -es visitante fiel de los festivales de ópera de Bayreuth, en Baviera, y de Salzburgo, en Austria-.

También se la imagina cocinando sopa de patatas, de la que añade una receta, o visitando alguna de las ciudades cuyas universidades le otorgaron el título de “Doctora Honoris Causa”.

Considera, finalmente, que podría decidirse a acompañar a su esposo, experto en Física Cuántica que actualmente ejerce como profesor invitado en la ciudad italiana de Turín.

Bild, que en la última etapa de Merkel en el poder ha sido más que crítico hacia su gestión, especialmente tras la crisis migratoria de 2015, aventura que la jubilación de la política podría situarse en los 16.000 euros mensuales.

Al margen de estas suposiciones, Merkel ha sostenido desde que anunció su retirada gradual de la política -en 2018- que no ejercerá ningún nuevo cargo público. Mantendrá, sin embargo, una oficina en su calidad de excanciller en la céntrica Avenida Bajo los Tilos, cercana a la Puerta de Brandeburgo. Es la misma oficina que ocupó tras su retirada Helmut Kohl (1982-1998).

Entre aplausos

Merkel traspasó ayer el cargo al socialdemócrata Olaf Scholz, tras 5.860 días en el poder -10 menos que los que estuvo Kohl, récord absoluto de permanencia de la República Federal de Alemania (RFA)-.

Asistió a la investidura de su sucesor desde la tribuna de invitados del Parlamento (Bundestag), debido a que ya no es diputada en la actual legislatura. Recibió desde ahí una larga ovación de los diputados de casi todo el espectro parlamentario, con excepción de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Tras jurar su cargo, Scholz se dirigió a la Cancillería, donde Merkel le saludó ya como “nuevo canciller federal”. Su sucesor le agradeció el trabajo conjunto y la buena cooperación, especialmente en esta pasada legislatura, en que fue vicecanciller y ministro de Finanzas de la última gran coalición de Merkel.