México: ¡peligro!

México: ¡peligro!

Puede que las caricias no sean noticia, pero son más y mejores, ¡difundámoslas! Evitemos que el ruido de las noticias bomba que nos ponen cada día limite nuestras posibilidades de conocer las infinitas y geniales posibilidades del mundo, de nuestros países, de nuestras personas y de nosotros mismos. ¡Que vivan los otros peligros de Michoacán!

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Imagen: Fernando Motilla

Escribo recién llegado del estado de Michoacán, en México, para confirmar las alarmantes noticias lanzadas en febrero del presente año por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, en las que recomienda no viajar a dicho lugar por el peligro que supone.

Estable y a salvo tras mi visita, quiero confirmar esta información para que si usted está a punto de partir, o se encuentra en ese lugar ajeno a las indicaciones de nuestro Gobierno, tenga claros los cinco peligros a los que estará directamente expuesto. Por favor, téngalos en cuenta y haga circular esta información entre personas que puedan estar comprometidas, ya que se trata de un asunto francamente importante:

  1. Usted corre serio peligro de querer quedarse a vivir allá. Igual conoce lugares como Pátzquaro, uno de los pueblos mágicos que tiene Michoacán, diseñado hace más de 500 años por Vasco de Quiroga (español, por cierto, y de padres gallegos) con el fin de hacer realidad la utopía de Tomás Moro. O quizás quiera afincarse en una ciudad como Morelia, organizadora de festivales internacionales de música y cine entre otros, cuyo centro histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad. La cultura de este estado, sus paisajes, su comida o sus rincones igual le llevan a planteárselos como lugar de vida, ¡tenga cuidado!
  2. Está en riesgo de extrañar, a su vuelta, a personas de una calidad humana que puede que no hubiera conocido hasta la fecha. Sin que usted pueda darse cuenta, una serie de individuos le harán sentir tan bien, feliz y con tanta plenitud, que quizás el mero hecho de pensar en no volver a verles le provoque una pena mayúscula. Es peligrosa la simple idea de alejar caras tan sinceras, hospitalarias y humildes. Es más, esa misma calidad humana podría incluso despertar en usted un sentimiento de envidia al ver a toda una población unida por el sentimiento bello que le despierta su tierra, su cultura, su historia y sus valores, ¡alarmante!
  3. Corre, por supuesto, el peligro de descubrir talentos mejores de los que había podido imaginar. Debe ir preparado para conocer a seres humanos con una capacidad extraordinaria. Fotógrafos, cantantes, artesanos o escritores con un talento increíble. Sin ir más lejos, ¿ve la imagen que encabeza este artículo? Yo pensaba que era la foto de una señora y resulta que es una obra de arte hiperrealista pintada por Fernando Motilla, un joven artista michoacano, ¿se imagina de lo que son capaces estas personas? ¡Qué peligro!
  4. Usted se expone a enamorarse. Por favor, mucho cuidado con este asunto, he podido conocer a chicas tan dulces, inteligentes, preciosas y agradables que he vuelto a recordar un pasado muy feliz. Incluso he conocido a mujeres españolas que, víctimas de viajes como el mío, han encontrado al hombre de su vida, quedándose a vivir en Morelia o Uruapan. Seguramente, si no va usted con preparación, puede ser su siguiente víctima.
  5. Finalmente, usted está en riesgo de encontrar oportunidades laborales que le hagan plantearse su trayectoria profesional. Se encontrará con personas con ganas de escucharle, de sumar, con una increíble orientación a la colaboración, al cambio, a la búsqueda de espacios, con mentes abiertas y que encima le acogen bien para proponerle nuevos proyectos... ¡Imagine cómo están las cosas de mal!

Diez días han sido suficientes para confirmarlo: ¡Michoacán es un peligro! Así que no puedo sino agradecer enormemente al Estado español todos los miedos que ha creado en mí en la preparación de mi viaje facilitándome "información de utilidad". Mi única recomendación es que la próxima vez detallen en sus comunicados todos los peligros que hay, y no solo unos pocos.

Porque debo reconocerle que sí he tenido un miedo, y no por haber viajado a Michoacán, sino por constatar que solo nos cuentan una parte de la realidad: la negativa. ¿Se imagina que de España solo saliese nuestra corrupción, nuestros escándalos o nuestros concursos televisivos? ¡Esos no somos nosotros! Allí, como aquí, hay más gente honrada que corrupta y más lugares bonitos que ladrones.

Facundo Cabral decía: "Una bomba, hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que se lanza, hay millones de caricias que dan vida". Puede que las caricias no sean noticia, pero son más y mejores, ¡difundámoslas! Evitemos que el ruido de las noticias bomba que nos ponen cada día limite nuestras posibilidades de conocer las infinitas y geniales posibilidades del mundo, de nuestros países, de nuestras personas y de nosotros mismos. ¡Que vivan los otros peligros de Michoacán!

Un gallego moreliano.