Drogas, un trauma y mucho negacionismo: lo que dio de sí la entrevista a Miguel Bosé

Drogas, un trauma y mucho negacionismo: lo que dio de sí la entrevista a Miguel Bosé

Los momentos más destacados de su charla con Jordi Évole.

Miguel Bosé, durante su entrevista con Jordi Évole.LA SEXTA

Jordi Évole se ha guardado el plato fuerte de su entrevista con Miguel Bosé —todo lo relacionado con el coronavirus— para la segunda entrega, que se emitirá el domingo 18 en laSexta.

El cantante, abiertamente negacionista y orgulloso de serlo, como reconoció en el avance de la segunda parte, también habló sin tapujos de otros asuntos, como su adicción a las drogas o qué le ocurre en la voz.

El Bosé más bandido

El cantante, que está a punto de cumplir los 65, relató sus 20 años de relación con las drogas; un periodo que fue desde finales de los años 80 hasta más o menos 2014.

¿Cómo empezó? Tras un desamor. Ahí decidió salir de fiesta y ya no paró: “Esa noche me metí mi primera copa y me metí mi primera raya. A partir de ahí solo conocí la luna, la noche, y la parte oscura de Bosé y de Miguel”.

Ahí nació el Bosé “salvaje” y su relación con las “drogas, sexo a lo bestia, tabaco, sustancias, hampa... todo”. “He llegado a consumir casi dos gramos diario, más fumar maría, éxtasis...”, reconoció. Y el final fue de lo más abrupto. Lo dejó todo a la vez, “el mismo día, al mismo tiempo”, decisión que tomó mientras subía unas escaleras hacia el escenario en un concierto.

Aire soy

Más allá de sus opiniones acerca de la pandemia, uno de los temas por los que Bosé ha acaparado titulares ha sido por el misterio acerca de su voz, cambiada de un tiempo a esta parte y sobre la que él no había aclarado demasiado. “Va y viene”, admitió ante Évole, un problema “de raíz emocional”.

Sin mencionarlo expresamente, el origen está en el final de su relación con Nacho Palau: ”Cuando estalla, estalla mal”. El primer “problema gordo” derivado de ello fue el que afectó a su voz. “Ahora tengo, ahora puedo hablar”, apuntó, pero llegó a ni poder articular palabra.

El cantante relató que llegó a comunicarse con sus hijos por mensajes: “Les escribía ’Papá no puede hablar, Papá tiene que estar en silencio”. “Era un ejercicio de humildad enorme”.

Reconoció que ahora no podría embarcarse en una gira pero en los días buenos sí puede llegar a cantar una canción. Sus miras para poder volver a dar conciertos están puestas en el “final del año que viene”.

Como un lobo

Bosé se explayó en Lo de Évole hablando de su rico pasado familiar e incluso recordó que a Francisco Franco era un habitual en su finca porque al dictador “se le caía la baba” con su padre y hasta llegaba a llamar a Luis Miguel Dominguín “mi niño”.

Con el torero tuvo multitud de desencuentros por tener los dos fuerte carácter, pero hubo un episodio con su padre que le marcó especialmente: una vez que le hizo ir a cazar y matar una cierva.

Bosé explicó que para poder llevarse los animales a casa “los destripas”. “En el momento de rajar sale un Bambi”, contó emocionado e impactado, pese a todos los años transcurridos.

Reaccionó yendo a dar puñetazos a su padre y llamándolo ‘hijo de puta’. Éste no se quedó atrás y lo tachó de cobarde y débil. Por la noche, Dominguín fue a su cuarto. Bosé intuyó que quería pedirle perdón, aunque no lo hizo como tal. Lo que sí consiguió el cantante fue que su padre le dejara no tener que ir a cazar nunca más.

Decimos adiós

Sobre Lucía Bosé, su madre, la conversación giró más acerca de su muerte en marzo de 2020 a los 89 años. El artista negó que fuera por coronavirus: “Mi madre no se murió de covid y eso tiene que parar ya”.

Según él, “la sedaron hasta la muerte”, pero evitó explicar la causa del fallecimiento: “Sería interminable y sacaría cosas tremendamente peligrosas para las personas que se ocuparon de mi madre en ese momento”.

Sí admitió que la fuera a perder de verdad. “Si estuviera viva estaría plantándole cara a esta farsa”, soltó en consonancia con sus pensamientos negacionistas.

Don Diablo

A esos argumentos dio rienda suelta en otro momento de la entrevista, que los espectadores no podrán ver hasta dentro de una semana, pero de lo que el programa dio un aperitivo. Poca sorpresa: se reafirmó como negacionista “con la cabeza bien alta” y conocedor de la verdad por estar “muy informado”.

“La verdad no se sabe, no se ha querido saber, porque hay un plan urdido para que no se sepa”, insistió. Tendrá toda una hora para desgranarlo el domingo que viene.

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