Miseria moral

Miseria moral

Ayuso carece de la sensibilidad, de la capacidad y de la trayectoria para pilotar los destinos ni siquiera de una comunidad de vecinos.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta e la Comunidad de Madrid. AFP7 via Getty Images

Isabel Díaz Ayuso se ha fabricado un perfil político muy antipático. Y cada jornada persevera en empeorar sus credenciales ante la opinión pública. En poco más de un año de gestión, la presidenta madrileña y apuesta personal —¡menuda apuesta!— de Pablo Casado nos ha ofrecido un menú de insolvencia, soberbia e insensibilidad indigeribles. Sus andanzas nos conducen a una suerte de híbrido entre Donald Trump y Quim Torra. Todo lo que la rodea es estridente y exuda una arrogancia que siempre la inhabilitaría como representante pública, pero genera más indignación y perplejidad si cabe en unos momentos tan dramáticos como los que nos están tocando vivir en España con la crisis del Covid-19. Es tiempo de unidad, de humildad y empatía. No de gresca ni tacticismo ramplón. ¿No nos merecemos en este país una derecha con más visión de Estado?

La última boutade de Ayuso nos la encontramos en una entrevista en ABC este domingo. Dice con una frialdad que hiere: “No se trata de confinar al cien por cien para que el uno por ciento se cure”. Una afirmación que encierra una profunda miseria moral y que remueve los interiores a cualquier persona de bien. La Comunidad de Madrid tiene una población de casi 6,7 millones, por lo que, haciendo una regla de tres simple, a esta lumbrera del PP le da igual el sufrimiento y la suerte que pueda correr la vida de 67.000 conciudadanos. No se puede estar más desafortunada. Siendo importante evitar el desplome de la economía, nunca lo será más que evitar muertes, que reducir el número de víctimas y el dolor de sus familias. Con asertos tan insolidarios como éste, la presidenta de la CAM sigue recreciendo su imagen banal, calculadora e incompetente. Sostenía el filósofo López Aranguren que “los valores morales se pierden sepultados por los económicos”. Un ejemplo más.

Desde el comienzo de la pandemia la preocupación en el cuartel general de los populares ha sido, sin ningún tipo de disimulo, desgastar al Gobierno y no derrotar al virus.

¿En manos de quién están los madrileños? Ayuso carece de la sensibilidad, de la capacidad y de la trayectoria para pilotar los destinos ni siquiera de una comunidad de vecinos. Esta dirigente conservadora no es más que el ariete de la oposición del Partido Popular contra el Gobierno de la nación. Y ejecuta las consignas sin empacho ni pudor. Si Pablo Casado había visto esta autonomía como laboratorio de su futuro proyecto para España, el experimento se le ha chafado. Madrid se ha convertido en foco principal de la pandemia en sus dos olas y las recetas de su discípula no despiertan pasiones.

Para la derecha, a tenor de su forma de hacer política y entender esta emergencia sanitaria, las vidas humanas tienen un valor secundario frente a su ambición de derribar a un Gobierno de izquierdas al que no le conceden legitimidad democrática pese a estar refrendado ampliamente por los españoles en las urnas. Desde el comienzo de la pandemia la preocupación en el cuartel general de los populares ha sido, sin ningún tipo de disimulo, desgastar al gabinete que preside Pedro Sánchez y no derrotar al virus. El PP ha visto en este maldito bicho una oportunidad para catalizar sus maniobras de acoso y derribo y no el enemigo a batir.

El apoyo irracional de Casado a Ayuso está produciendo ampollas internas y situando al primer partido en posiciones extremistas y cada vez más lejos de ser una alternativa real del gobierno.

La inmensa mayoría de los expertos creen que las imprescindibles medidas de restricción de movilidad en la CAM se debían haber puesto en marcha antes y que el Ejecutivo de Ayuso no ha actuado con diligencia reforzando la atención primaria y la contratación de rastreadores. Una visión ampliamente compartida por la ciudadanía de dentro y de fuera de la comunidad.

En el seno del Partido Popular crece el malestar por la ausencia de moderación en la estrategia desplegada por su líder nacional y, muy concretamente, con la salida desesperada al auxilio de su protegida Díaz Ayuso en pleno naufragio. Hay voces internas que no se han ocultado bajo el anonimato y lo han dicho de manera pública. El presidente castellano-leonés apoyó el documento presentado por el Ministerio de Sanidad porque era bueno para su comunidad y para España. Unas palabras que desnudan las maniobras del PP para salvar la cara a la presidenta madrileña. El apoyo irracional de Casado a Ayuso está produciendo ampollas internas y situando al primer partido en posiciones extremistas y cada vez más lejos de ser una alternativa real del gobierno. Parafraseando a Confucio, quien es consciente de su error y no lo corrige comete un error mayor. Y en ésas anda el jefe de la oposición.