Siete mitos sobre la vacuna del coronavirus que no te debes creer

Siete mitos sobre la vacuna del coronavirus que no te debes creer

Bulo número 2: la vacuna provoca Covid-19.

VacunasIRYNA VEKLICH VIA GETTY IMAGES

El rápido desarrollo y la rápida aprobación de las vacunas del coronavirus han sido realmente llamativos. Nunca antes había ocurrido algo así, y de las dudas y desconfianza de muchas personas. El pasado diciembre sólo un tercio de los españoles decía estar dispuesto a vacunarse.

Con la campaña ya en marcha, en algunas comunidades a un ritmo no precisamente rápido, algunas de esas dudas ya se han disipado aunque todavía quedan mitos por desterrar.   

La edición estadounidense del HuffPost ha recogido siete de los más extendidos y los ha desterrado con ayuda de varios expertos.

Estas son las ideas que hay que desterrar.

La rapidez con la que han desarrollado la vacuna contra el coronavirus no tiene precedentes, pero eso no significa que los científicos hayan tomado atajos o sea menos segura.

“El desarrollo de la vacuna no ha sido precipitado”, asegura Linda Yancey, experta en enfermedades infecciosas.

Lo que ha pasado realmente es que, por un lado, se han eliminado muchas de las trabas burocráticas que siempre frenan el proceso. Y por otro lado, muchos laboratorios han recibido la financiación suficiente para aparcar todos sus proyectos y centrarse exclusivamente en éste.

“Hay fases del desarrollo de la vacuna que no te puedes saltar. No puedes apresurarse en los ensayos clínicos y por eso hemos tardado ‘tanto’ en publicar los resultados de la fase 1 y la fase 2”, explica Yancey. “Por eso esperamos hasta el otoño para pasar a la fase 3, y todo fue realmente bien”.

Además, hay agencias nacionales e internacionales que vigilan en todo momento la distribución y la administración de la vacuna, no porque no confíen en ella, sino como medida añadida de seguridad.

Ninguna de las dos vacunas que han llegado a España (la de Pfizer y la de Moderna) contienen virus vivos que puedan provocar la Covid-19. Así que no es posible contraer la enfermedad si no hay coronavirus.

Este mito aún persigue a otras vacunas, como la de la gripe. Muchas personas se niegan a vacunarse de la gripe porque creen que van a contraerla, pero, en realidad, esa vacuna sólo contiene virus desactivados o “muertos”.

Los síntomas que algunas personas desarrollan al recibir una vacuna, como la de la gripe o la de la Covid-19, aunque coincidan parcialmente con los de sus respectivas enfermedades, no son lo mismo. Son sólo los efectos secundarios habituales del organismo ante cualquier vacuna.

“Lo que vas a sufrir es una respuesta inmune, así que sí, te va a doler el brazo y quizás hasta tengas un poco de fiebre unos días, pero es una buena señal: significa que tu cuerpo está reaccionando y vas a estar bien protegido después”, asegura Yancey.

Las dos vacunas están desarrolladas con ARN mensajero. Esta tecnología adiestra a las células del organismo para fabricar proteínas Spike inocuas como las que se encuentran en la superficie del SARS-CoV-2. Eso produce una respuesta inmune que genera anticuerpos y protege contra la Covid-19.

Esto no quiere decir que interactúe con el ADN de las personas.

“Una preocupación que oigo mucho es que esta vacuna pueda afectar al ADN, y comprendo que hagan esa asociación con el ARN”, admite Nicole Iovine, jefa de epidemiología del Hospital Universitario de Florida. “Sin embargo, hay varios motivos por los que algo así no puede suceder”.

Para empezar, el ADN está protegido por una membrana que evita que sea atravesado con facilidad. Además, “este ARN sólo penetra hasta una de las capas exteriores de nuestras células, el citoplasma, en ningún caso llega al núcleo, de modo que no tiene acceso al ADN”.

También hay que recordar que este ARN mensajero no permanece mucho tiempo en nuestras células, añade Iovine.

Que las embarazadas y las madres lactantes aparezcan en el grupo 14 de 15 de la población para la vacunación no significa que la vacuna no sea segura para ellas. De hecho, aparecen en la lista porque también a ellas se les recomienda la vacuna. Simplemente, todavía no hay ensayos específicos que hayan analizado los efectos de la vacuna en ese grupo de población, no por falta de confianza en esta vacuna, sino porque es así como se hace siempre en todos los ensayos clínicos con cualquier prototipo de vacuna.

Los expertos también aseguran que no hay absolutamente ningún indicio de que la vacuna cause infertilidad. Se trata de una mentira habitual de los activistas antivacunas, no sólo con ésta en concreto, asegura Yancey.

De hecho, esta vacuna es muy importante para las madres y sus bebés.

“Un aspecto del que se está hablando muy poco es de los potenciales beneficios que tendría en los fetos”, señala Linda Eckert, obstetra-ginecóloga y experta en enfermedades infecciosas. “Es esperable que algunos anticuerpos le lleguen al feto a través del cordón umbilical y le proporcionen una mayor protección, y lo mismo con la leche materna”.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dictan que quienes se hayan recuperado de la Covid-19 (y no tengan problemas de salud que les impida vacunarse) deberían tener acceso a la vacuna, aunque la reinfección sea extremadamente rara durante los primeros cinco meses.

Esto se debe a que todavía no se sabe con certeza cuánto dura la inmunidad adquirida ni cómo de robusta es. En cambio, sí que hay pruebas de que la vacuna proporciona una elevada protección.

“Al vacunarte, tu sistema inmunitario se concentrará en responder a ese agente externo que es clave en el coronavirus. Por eso generas una respuesta inmune tan intensa contra el patógeno correcto y por eso las personas que han pasado la enfermedad también pueden beneficiarse de esta vacuna”, explica Iovine.

Las dos vacunas estadounidenses contra el coronavirus necesitan dos dosis y un plazo entre medias para ser del todo efectivas: la de Pfizer requiere 21 días entre las dos dosis y la de Moderna, 28. E incluso después de la segunda dosis, la inmunidad no es inmediata, por lo que nadie debe bajar la guardia al recibirlas.

Además, todavía no está claro si las vacunas previenen la transmisión. Lo único que se sabe con certeza es que ambas son muy eficaces a la hora de evitar que la persona infectada desarrolle síntomas graves, de modo que es factible que una persona vacunada contraiga la enfermedad sin síntomas y la transmita sin darse cuenta. Por eso es tan importante seguir llevando mascarilla, lavándonos las manos con frecuencia y manteniendo las distancias de seguridad.

Los casos de efectos adversos graves han hecho que cunda el pánico y han corrido como la pólvora en internet, y no sólo entre los antivacunas. No obstante, el porcentaje de efectos negativos en relación con el número de vacunas administradas es extremadamente bajo.

A finales de diciembre, los CDC contabilizaban 21 casos de reacciones alérgicas graves de un total de 1,8 millones de personas que habían recibido la vacuna de Pfizer. Por eso ahora a algunos alérgicos se les ha advertido de este posible peligro.

“Identificada la causa, ahora la posibilidad de sufrir una reacción alérgica grave sería de menos de una entre un millón, mientras que la posibilidad de morir por la Covid-19 es de 1 entre 30, y la posibilidad de desarrollar secuelas a largo plazo, de 1 entre 10”.

Como se ha dicho antes, sufrir síntomas leves tras cualquier vacuna es normal. De producirse reacciones alérgicas graves, lo más probable es que fuera en los primeros minutos, cuando el paciente todavía está (o debería estar) en observación. 

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.