No eres el único que ya no sabe qué día es hoy

No eres el único que ya no sabe qué día es hoy

¿Lunes? ¿Martes? ¿Domingo?... Perder el control del tiempo es un efecto normal del confinamiento por coronavirus. Los psicólogos recomiendan recuperarlo cuanto antes.

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“No sé en qué día de la semana vivo”. “No sé cuántos días de confinamiento llevamos”. “A veces tampoco sé ni qué hora es”.

Si has pronunciado alguna de estas tres frases en las últimas semanas no estás solo. De hecho, estás más acompañado que nunca. La cuarentena por el coronavirus ha hecho que estemos viviendo en un Día de la Marmota constante y que este meme de la película de Will Murray sea el que mejor nos represente durante el estado de alarma

  Will Murray, en la película 'El día de la marmota'.

“La falta de estímulos externos y estar siempre en el mismo entorno hacen que perdamos la noción del tiempo”, explica la psicóloga Natalia Ortega, directora de Activa Psicología. “Al no salir a la calle no nos relacionamos con otras personas ni ocurren cosas a nuestro alrededor que nos ayuden a marcar la temporalidad, vivimos en una especie de burbuja”, añade.

“En los procesos de encierro prolongados, lo primero que se anula son las dimensiones espacio-tiempo
José Ramón Ubieto, psicólgo

“En los procesos de encierro prolongados, ya sea por una situación de confinamiento como esta, por un secuestro o por una decisión voluntaria, lo primero que se anula son las dimensiones espacio-tiempo, que nos marcan quiénes somos y dónde estamos”, aclara el psicólogo José Ramón Ubieto, profesor colaborador de los Estudios de Psicología de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya).

Pasa incluso en vacaciones, cuando perdemos los horarios que marcan el día a día, y también en ingresos hospitalarios prolongados. “Por eso, lo primero que se hace cuando se atiende a una víctima de un accidente es preguntarle quién es y dónde está para restablecer esas coordenadas”, continúa Ubieto.

A esta desorientación en el tiempo, que aumenta según avanza la cuarentena, contribuyen muchos factores. Nuestro vida ha dado un giro de 180 grados. “Nuestro reloj interno está confundido. No tenemos referencias, la gente no tiene calendario en casa, todo está en el móvil”, apuntó el presentador Tood Meany a The New York Times al hablar de la sección Qué día es hoy creada en la Noticias locales de Cleveland (Ohio, EEUU) con motivo del confinamiento y en la que se limita a responder esa pregunta. 

“El hecho de que las noticias de los medios de comunicación sean siempre iguales tampoco ayuda. Sólo sabes que es fin de semana porque cambia el presentador”, apunta como anécdota la psicóloga Natalia Ortega. 

También contribuye a esa desorientación el haber perdido otras referencias en televisión como lo son los acontecimientos deportivos, apunta el doctor McNaughton-Cassill en The New York Times. No hay partidos de Liga el fin de semana y muchos se limitan a seguir las plataformas de contenido en streaming, donde prácticamente todo el contenido está a nuestra disposición en cualquier momento. Salvo series contadas, como The Mandalorian (Disney+) o Homeland (Movistar+), la tónica es no tener que esperar a un día concreto para ver el siguiente episodio. Se llevan los maratones.

El distanciamiento social, no ver a nadie si estás solo o ver siempre a esas mismas personas con las que vives, tampoco ayuda. “Uno se refugia en uno mismo, sobre todo si está pasando el confinamiento en soledad, lo que produce una especie de bloqueo en el tiempo, ya que se pierden las prisas y esperas propias de las relaciones sociales que marcan nuestra día a día”, añade Ubieto.

La temporalidad se activa cuando salimos a la calle
Natalia Ortega, psicóloga

Estar siempre en el mismo entorno supone otro problema. “La temporalidad se activa cuando salimos a la calle y recibimos estímulos externos. Ahí tomamos conciencia del día que es”, explica Ortega. De alguna manera se rompe con esa rutina que se nos ha impuesto por estar encerrados en casa. El teletrabajo nos ha obligado a no salir, los estudiantes no tienen que ir a clase y cada vez hay más casos de gente que pierde el empleo. Así, un lunes es igual a un sábado. Y un domingo a un miércoles. El famoso Día de la Marmota.

Salir o no salir del bucle

Ante esta situación, las preguntas son claras: ¿hay que recuperar la noción del tiempo? ¿Se puede hacer?

“Depende de cómo lo estés llevando. Si hay gente que está viviendo bien así, sin ansiedad, les diría que fenomenal. Si no tener temporalidad te lleva a esta estresado, entonces sí debes recuperar el horario”, apunta la psicóloga Natalia Ortega, para la que hay que estudiar cada caso y cada situación.

Ubieto es menos permisivo y cree que es imprescindible recuperar la temporalidad. “Mentalmente es necesario. Nadie aguanta 40 días en un estado de confusión en que no sabe qué día es ni qué hora es”, asegura el especialista, que recuerda que una de las estrategias más frecuentes de tortura es distorsionar el tiempo: “Confundir a la persona y que no sepa si es de día o de noche, eliminar cualquier indicador de hora, de estación, etc.”

  Insomnio, tendencia en Twitter el viernes 17 de abril de 2020.

Lo primero que se resiente ante la falta de temporalidad es el sueño. De hecho, el confinamiento está provocando que aumenten los problemas de insomnio, que a su vez elevan el riesgo de sufrir estrés y ansiedad, ya de por sí alto por la incertidumbre que genera el coronavirus. “Al perder la noción del día y de las horas alteramos los ritmos circadianos y esto nos hace dormir peor”, explica Ortega. 

Las rutinas como elemento clave

Recuperar el tiempo pasa por establecer nuevas rutinas. “Los viejos hábitos, que no servían para marcar la temporalidad, ya no están para ayudarnos e impulsar en el día a día”, explicó a The New York Times Wendy Wood, profesora de psicología en la Universidad del Sur de California (EEUU) y autora del libro Buenos hábitos, malos hábitos. Hay que crear nuevos calendarios. 

Ortega recomienda establecer rutinas dentro de casa como las que hacemos habitualmente fuera: “Por ejemplo, martes y jueves hago ejercicio, los sábados cocino…”. Ubieto añade la importancia de las relaciones sociales para restituir esa temporalidad: “Porque se establecen vínculos personales y porque además están sujetos a horarios previamente pactados”, explica el psicólogo, para el que además ayudan “a sustituir la ausencia de contacto físico”.

Otro factor igual de importante es crear espacios dentro de casa. Hay que establecer límites físicos para evitar que “todo se mezcle”, recomienda la doctora Wood. “Así mantenemos cierta estructura dentro de la misma habitación con un lugar para trabajar y otro distinto para cenar”, apunta.

Contar los días

Los días avanzan y ya ha pasado más de un mes desde aquel sábado 13 de marzo cuando el presidente Pedro Sánchez declaró el estado de alarma. Da cierto vértigo echar la vista atrás y sumar cuántas jornadas llevamos ya encerrados en casa. 

No hay que hacerlo, insisten tanto Ortega como Ubieto. Puestos a establecer una cuenta sería en el sentido contrario: marcarse un día aproximado de final e ir al revés. 

“No tener fecha de fin puede generar incertidumbre, indefensión y falta de control, que son factores de riesgo superpotentes para la ansiedad”, apunta Ortega, quien ha notado un repunte de consultas telefónicas en las últimas dos semanas con cuadros de estrés.

“Un confinamiento se soporta más fácilmente porque hay un final, vas a la cárcel y te dicen tres años y un día entonces es más llevadero”, explica Ubieto, para que el que se puede jugar con los tiempos que van dando las autoridades. Hay que pensar en los cambios que se van a ir introduciendo para motivarnos, señala el especialista para el que el foco debe estar en los cambios que pueden presentar próximo 10 de mayo.