No, Reino Unido no podía permitirse un Brexit sin acuerdo

No, Reino Unido no podía permitirse un Brexit sin acuerdo

Entre otras aportaciones, la estrecha relación entre Europa y Reino Unido supedita el 50% de las exportaciones británicas.

A European Union (EU) flies alongside a British Union flag, also known as a Union Jack in London. Photographer: Jason Alden/BloombergBloomberg Creative via Getty Images

Temerosos por la llegada del 1 de enero, los mandatarios en Reino Unido seguían insistiendo en la necesidad de acuerdos con una Unión Europea a la que parecía importarle poco la salida ordenada de Reino Unido del bloque comunitario. A tan solo unas horas de ponerle el punto final a 2020, Bruselas salvó los muebles para una economía que comenzaba el 2021 con un anuncio de su propio banco central, el cual señalaba la pérdida de 7.000 empleos en la City como consecuencia de la salida.

Y es que, aunque Johnson, así como sus predecesores, vendían un próspero proyecto británico fuera de las fronteras y la regulación de la Unión Europea, lo cierto es que dicho proyecto, sin determinadas garantías, no lo es tanto como prometió el mandatario. La prueba de ello la encontramos en esas negociaciones de última hora que se abordaron en Bruselas. Negociaciones que, además de una salida ordenada, garantizaban el tan ansiado acuerdo comercial que demandaba el país anglosajón.

"Las relaciones comerciales que mantiene Reino Unido con el exterior han ganado relevancia desde que entró en la UE"

Tras 10 meses muy tensos, el pacto se materializó. Un acto que celebrar tanto en el parlamento británico como en el europeo. Sin embargo, esos deseos de Johnson por alcanzar dicho tratado no eran infundados. Pues, tal y como se observa en el análisis, la economía de Reino Unido no es precisamente una economía que haya estado operando al margen de los socios europeos, ya que basta con ver el desagregado de sus relaciones comerciales para darse cuenta que ese próspero proyecto en solitario no era posible sin, al menos, esos tratados comerciales con los que contaba el país, previamente a su salida.

En este sentido, si atendemos al peso que presenta el comercio en la economía británica, nos damos cuenta de que las relaciones comerciales que mantiene Reino Unido con el exterior han ganado relevancia desde que esta entró en la Unión Europea. Así pues, en el momento que ésta entra en 1973 en el bloque comunitario, el peso del comercio, expresado cuantitativamente como la suma de exportaciones e importaciones sobre el PIB, pasó de supeditar un 41%, a representar, ya en 1974, el 61% del mismo.

A su vez, conviene resaltar que dicho dato no ha dejado de incrementarse con el paso del tiempo. Y es que, pese la caída que se recoge en dicha proporción durante la década de 1990, el comercio para Reino Unido, hoy en día, representa cerca del 65% del PIB británico. Algo que difícilmente podemos ignorar dado que hablamos de un fenómeno que contribuye, y muy ampliamente, al crecimiento del país. Sin embargo, a pesar de que se trata de un impulso muy resaltable, a ojos de Johnson, así como de otros defensores de su proyecto, podría no estar ligado a esa inclusión en el proyecto europeo.

No obstante, el análisis realizado muestra como esa hipótesis que se plantea, a la luz de los datos, queda resuelta. Esto se debe a que, si observamos quienes son los principales socios comerciales de Reino Unido, de entre los 10 más destacados, 7 de ellos son países socios de la Unión Europea, mientras que el octavo, Suiza, y sin ser miembro, estaría, de la misma forma, integrado en esos acuerdos de libre comercio.  Así pues, únicamente China y Estados Unidos se encuentran dentro de esa como “no miembros del bloque europeo”. Unos datos que justifican lo comentado, así como el hecho de que le interese, y mucho, la llegada de acuerdos con el bloque comunitario.

Europa no debe ceder a los chantajes de un país al que el proyecto europeo le ha traído más prosperidad que austeridad"

Con todo, tenemos más datos que confirman la hipótesis que en el artículo se plantea. Datos como los que nos encontramos al analizar nuevamente el comercio británico, así como el desagregado por países que este ofrece. 

En este sentido, el comercio que mantiene Reino Unido con la Unión Europea, estimado en 550.000 millones de euros, supone el 48,5% de las exportaciones que realizaba el país a fecha de 2018, así como el 54% de las importaciones durante el mismo periodo de tiempo. Si cogemos el aporte computado de los dos principales socios comerciales, no miembros de la UE, este no llega al 40% de lo aportado por la Unión Europea. Como vemos, hablamos de un comercio con la Unión Europea que garantiza, de partida, tanto la compra del 50% de los recursos que precisa el país, así como la venta del 50% de los recursos que este país vende al exterior.

De todo ello se desprende un análisis es bastante clarividente. El país anglosajón necesita a la Unión Europea tanto o más de lo que necesita la Unión Europea a Reino Unido. Por esta razón, al hablar de la separación británica, Europa debe mostrar su firme posición y no ceder a chantajes de un país al que el proyecto europeo le ha traído más prosperidad y crecimiento que austeridad y estancamiento.