Más flexible y mirando al informe Pisa: las claves del nuevo Bachillerato

Más flexible y mirando al informe Pisa: las claves del nuevo Bachillerato

El nuevo currículo de la Ley Lomloe comenzará a aplicarse el próximo curso para los alumnos de primero.

Una adolescente escribe en un cuaderno.Juana Mari Moya via Getty Images

Luz verde al nuevo currículo de Bachillerato. El Consejo de Ministros aprobó este martes el nuevo plan educativo que comenzará a aplicarse en el curso 2022/2023 para los alumnos de primero y en 2023/2024 para los de segundo.

Con estos cambios, que forman parte de la Ley Lomloe —también conocida como Ley Celáa—, el gobierno pretende dar más flexibilidad a los alumnos y permitirá en algunos casos que obtengan el título habiendo suspendido una asignatura.

En los últimos días se ha debatido sobre la asignatura de Filosofía, que como ha confirmado el ejecutivo de Pedro Sánchez será obligatoria en los dos cursos de Bachillerato, y sobre la materia de Historia, que tendrá un enfoque más contemporáneo.

Estas son algunas de las claves del nuevo Bachillerato que se pondrá en marcha dentro de seis meses, con los cambios de la nueva Selectividad todavía pendientes.

Cuáles serán los nuevos modelos de Bachillerato

Con la implantación del nuevo currículo, el Bachillerato pasará de tres modalidades a cinco, ya que se introduce el Bachillerato General para aquellos alumnos que no busquen una especialización clara, y la rama de Artes se divide en dos diferentes. De esta forma, los itinerarios quedan así:

  • Ciencias y tecnología
  • Humanidades y ciencias sociales
  • Artes Plásticas, Imagen y Diseño
  • Música y Artes Escénicas
  • General

Las materias de primer curso comunes para todos los alumnos serán Educación Física, Filosofía, Lengua Castellana y Literatura I, Lengua Cooficial y Literatura (si la hay) y Lengua Extranjera I. En el segundo curso las comunes serán Historia de España, Historia de la Filosofía, Lengua Castellana y Literatura II, Lengua Cooficial y Literatura II (si la hay) y Lengua Extranjera II.

El gobierno solo fija las enseñanzas mínimas, es decir, “los saberes básicos de cada materia y las horas que hay que dedicarles”, que son un 60% para las comunidades autónomas que no tienen una lengua cooficial y un 50% para las que sí la tienen. Las comunidades pueden jugar con el porcentaje restante para incluir las materias de modalidad y las optativas en el horario.

En el nuevo currículo se incluyen algunas asignaturas de modalidad y optativas nuevas, como las Matemáticas generales o las Ciencias generales, que se han creado para asegurar que los alumnos que eligen la modalidad de Bachillerato general tienen una formación científica necesaria para la sociedad del siglo XXI. Además, se ha creado Literatura dramática en el itinerario de Música y Artes escénicas para profundizar en este género.

Entre las nuevas incorporaciones también destacan Tecnología e Ingeniería en la modalidad de Ciencias y tecnología, y Empresa y diseño de modelos de negocio en Humanidades y ciencias sociales. Ambas nacen con la vocación de dar un enfoque práctico además de teórico.

Cómo se pasará de curso

Los alumnos podrán pasar de primero a segundo con un máximo de dos materias suspensas, igual que sucedía hasta ahora, y tendrán que matricularse de las asignaturas pendientes. Al contrario que en el nuevo currículo de la ESO, en Bachillerato se mantienen los exámenes de recuperación.

Los requisitos para conseguir el título y hacer Selectividad

Por norma general los alumnos deberán aprobar todas las materias para obtener el título y poder presentarse a Selectividad. Sin embargo, de manera excepcional, los alumnos podrán hacerlo con una materia pendiente si el alumno ha alcanzado las competencias necesarias, se ha presentado a todos los exámenes y la media de todas las asignaturas es de al menos un cinco.

Los cambios en Bachillerato llegarán también a Selectividad, ya que se está trabajando en reformularla para que se parezca más a los exámenes del informe Pisa, la prueba que evalúa la educación en en los países de la OCDE, cn un “enfoque competencial”. El examen de acceso a la universidad quiere seguir la estela de la “nueva manera de aprender” de la que habla la ministra Pilar Alegría y que los alumnos demuestren que han comprendido lo que han estudiado, en lugar de memorizado.

La posibilidad de un tercer curso

Se introduce la posibilidad de cursar el Bachillerato en tres años, aunque de manera muy excepcional. Solo podrán hacerlo las personas que acrediten que están cursando estudios profesionales de artes, que son deportistas de alto nivel o que tienen necesidades especiales.

¿Qué pasa con Historia y Filosofía?

En las semanas previas a la aprobación del Real Decreto, el debate sobre la supuesta desaparición de la Filosofía ha estado muy presente. Tanto que el gobierno ha tenido que desmentir el “bulo” y recordar que la asignatura será obligatoria en los dos cursos de Bachillerato, algo que cambiará respecto al currículo actual, que mantenía la materia como optativa en el segundo curso.

“Los niños y niñas de nuestro país van a estudiar Filosofía. Lo que le han contado es un bulo”, le recriminó Pedro Sánchez a Santiago Abascal. Con el nuevo currículo, se actualizarán los contenidos para estudiar con perspectiva de género e incluir nombres de filósofas como Hipatia de Alejandría o Hannah Arendt.

La otra asignatura que se ha colocado en el centro del debate ha sido Historia de segundo de Bachillerato, que a partir del próximo curso empezará en 1812, con un enfoque contemporáneo. Esta decisión ha generado críticas por parte de algunos historiadores, pero el gobierno y la ministra de Educación defienden que la Historia se estudia desde la ESO, por lo que no tiene sentido recorrer en un solo año desde la Prehistoria a nuestros días.

El ministerio de Educación defiende que abarcar toda la Historia de España es “insólito” en los países de nuestro entorno y cita el ejemplo de Francia, donde la asignatura de Historia empieza en la Segunda Guerra Mundial en el curso que se corresponde con segundo de Bachillerato.

También se abandona el estudio cronológico en favor de comprender cómo se construye la Historia. De esta forma, se abordarán la Guerra Civil y el Franquismo con perspectiva de Memoria Histórica, un reclamo de historiadores y docentes desde hace décadas. “El Bachillerato tiene un condicionante más historiográfico, de conocer más como se construye la historia...un bachiller necesita saber cómo se elabora, cómo se construye y para eso, si le ponemos un programa que tiene que cubrir muchos siglos y muchos temas, es imposible”, ha declarado el secretario de Estado Alejandro Tiana ante las críticas al planteamiento de la asignatura.

¿Y la Religión?

La asignatura de Religión podrá seguir ofreciéndose como optativa pero su calificación no se tendrá en cuenta para hacer la nota media con la que cada alumno accede a la universidad o solicita becas y ayudas al estudio.

Diferencias y similitudes con los países que despuntan en Educación

Los resultados de España en sistemas de evaluación educativos como el informe Pisa han sido tradicionalmente malos y por debajo de la media europea en materias como Matemáticas o en comprensión lectora. Según Jordi Perales, profesor de los Estudios Psicología y Educación de la UOC, esto no cambiará con los cambios introducidos por la Lomloe ya que falta lo básico, unas bases sólidas.

“Necesitamos un acuerdo de base de mínimos como el que hubo cuando se aprobó la Constitución”, defiende Perales. “En España tenemos continuamente cambios legislativos en materia de Educación, tenemos una obsesión por cambiar las normas. Para mejorar el sistema hacen falta pocos cambios legislativos, porque el cambio real está en el aula, no en los despachos”, sentencia el experto. Perales explica que en países como Finlandia, tradicionalmente puntero en educación, o Estonia, el país europeo mejor posicionado en el informe Pisa, la legislación es la misma desde hace años, con pequeños cambios que no alteran la base sobre la que se asienta el sistema.

Para mejorar el sistema hacen falta pocos cambios legislativos, porque el cambio real está en el aula, no en los despachos

Perales advierte que el currículo del nuevo bachillerato no se aplicará igual en cada comunidad y cada centro, pero sí reconoce que se va a permitir a los colegios e institutos una mayor optatividad. “Eso está bien”, apunta. “Hasta ahora las asignaturas que tenía que cursar un alumna eran básicas, rígidas y la optatividad pequeña. Y si el centro era pequeño, pues todavía más, porque si solo tienes dos grupos de bachillerato por curso no se pueden ofrecer todas las materias de modalidad. Lo que están bien son las materias optativas, y la oferta de éstas está en manos de las comunidades y los centros”, señala sobre los diferentes modelos.

El experto cuenta que, según la nueva normativa del gobierno, “el objetivo del bachillerato no es buscar grandes genios, sino la formación general del alumno”, por lo que defiende el bachillerato general, que se irá implantando paulatinamente. “El bachillerato general es una apuesta para permitir que la gente aprenda un poco de todo. Esto va a permitir que los que no tienen claro qué itinerario coger, puedan cursar u más flexible. ¿De verdad es indispensable que este alumno de 16 años tenga que ir por un itinerario rígido?”, reflexiona Perales.

El profesor vuelve a referirse a Estonia o Finlandia para citar su “gran flexibilidad, por supuesto manteniendo una serie de asignaturas que se tienen que dar porque estamos formando ciudadanos”. “Su flexibilidad es bastante más grande que la nuestra, pero parece que es hacia lo que nos dirigimos nosotros con estos cambios”, cuenta Perales, que puntualiza que un itinerario flexible debe ir acompañado de orientación por parte del centro. “Una optatividad con una buena orientación para que el alumno pueda elegir es fundamental. La orientación es primordial”, insiste.

Una optatividad con una buena orientación para que el alumno pueda elegir es fundamental

Para que los cambios lleguen al aula, Perales cuenta que es necesaria más formación para los docentes y para los equipos directivos de los centros. “La dirección tiene que tomar decisiones y necesitan más formación global. Esto es problemático especialmente en ESO y Bachillerato, donde los profesores tienen una formación más específica y la perspectiva general se pierde”, señala.

“No se puede comparar un sistema educativo sin tener en cuenta la historia y la cultura del país, porque el sistema educativo es un reflejo de la sociedad en la que se vive y ha vivido”, advierte sobre las comparaciones con países punteros como Estonia. “Venimos de una dictadura que marcó toda una época. Cuando llegó la democracia cada partido político quiso tener su ley de Educación, y parece muy difícil que se vayan a poner de acuerdo en cuestiones ligadas a la ideología como los colegios concertados. En Estonia el 95% de los alumnos de bachillerato van a un colegio público, algo que aquí no pasa. Pero Estonia viene de un sistema comunista donde la educación pertenecía al Estado”, cuenta el experto, que sigue insistiendo en la necesidad de un acuerdo como base para no cambiar de leyes cada ocho años.