'Ola k ase': el virus de la hiperactividad que puede arruinar tu vida interior

'Ola k ase': el virus de la hiperactividad que puede arruinar tu vida interior

(Y tres pautas para neutralizarlo)

PixabayPixabay

Uno de los más exitosos memes de la era digital, que actualmente cuenta con varios perfiles en redes sociales y su propia banda sonora con vídeo incluido, es la expresión “ola k ase”, que en su origen iba acompañada de la fotografía de una llama. Una curiosa manera de expresar la pregunta que, en el fondo, habita en nuestra mente cada vez que nos asomamos a las vidas de otras personas en Internet. Lo que constantemente queremos saber de cada uno es lo que hace. No tanto lo que siente o lo que piensa sino, sobre todo, lo que está haciendo. Y, como causa y consecuencia de ello, nos hemos lanzado todos a una paroxística hiperactividad demostrativa que denota que lo más importante de nuestra vida es justamente eso: lo que hacemos. Viajar, comer, hacer deporte, y así sucesivamente. De esta manera, hacer ha pasado a ser un sinónimo de vivir.

Es más, gracias sobre todo a Instagram, incluso cuando estamos sintiendo o pensando, tendemos a fotografiarlo para mostrar lo que estamos haciendo mientras estamos sintiendo o pensando. Es decir, lo que queda patente es que estamos leyendo mientras pensamos, o que estamos abrazando mientras sentimos. O, peor aún, que simplemente estamos posando mientras pensamos o sentimos. Todo lo que no pueda tener un correlato visual está dejando de ser importante mientras actuamos frente a una audiencia multitudinaria que, por cierto, muchas veces es más imaginaria que real.

Es decir, no solo experimentamos una hipertrofia de la actividad, un hacer desaforado, sino que se trata de un hacer-para-los-demás. Un desequilibrio franco entre nuestra exterioridad y nuestra interioridad, que es donde habitan nuestros pensamientos y sentimientos. Sobre todo los más profundos. Y así pasa, que muchas veces contemplamos extraordinarias fotografías acompañadas de frases pobres, sentencias manidas o lugares comunes.

Si lográramos transformar el “ola k ase” en “ola k piensa” o en “ola k siente”, nuestro mundo ganaría mucho. No solo en riqueza sino, sobre todo, en humanidad.

Llegados a este punto es importante que nos recordemos que los seres humanos vivimos en el pensamiento, la emoción y la acción. En los tres ámbitos. Y que nuestra tendencia vivir solamente lo que es instagramable puede ir en detrimento de nuestra vida interior. Por eso aquí van tres pautas para reequilibrarte y ganar la partida al virus de la hiperactividad.

  • Limita tus fotografías: en el futuro, lo que tu memoria no recuerde puede que no fuera, en realidad, tan importante. Acostumbrarse a recordar cosas fotografiándolas puede interferir en la huella que, de verdad, dejan las experiencias en ti. Si te fías más de tus fotos que de tu memoria estás construyendo un relato vital artificial. Como escribió John Green, en El teorema Katherine, “no recuerdas lo que pasó, lo que recuerdas se convierte en lo que pasó”. Así ha funcionado la memoria biográfica desde tiempo inmemorial. Ahora este principio se ha transmutado en otro: lo que fotografías es lo que ocurrió. Y claro, no es lo mismo.
  • Piensa más hacia dentro y no tanto hacia fuera. El mayor valor de una experiencia radica en lo que provoca en ti, no en contarlo a los demás. Compartir vivencias es una cosa y producir constantemente material para la audiencia es otra muy diferente.
  • Guarda vivencias para compartir de verdad con gente de verdad. Si te encuentras con amigos o familiares y ya lo saben todo de tu vida porque lo publicas todo para todo el mundo. ¿Cómo vas a lograr que se sientan especiales?

Si a través de estas pautas u otras lográramos transformar el “ola k ase” en “ola k piensa” o en “ola k siente”, nuestro mundo ganaría mucho. No solo en riqueza sino, sobre todo, en humanidad.

Síguenos también en el Facebook de El HuffPost Blogs

MOSTRAR BIOGRAFíA

Escritor desde que tengo memoria, directivo durante buena parte de mi vida y siempre un alma intensa. Con el tiempo he ido acumulando gran cantidad de títulos y cargos de los que intento liberarme para ser yo mismo la mayor parte del tiempo. Escribo para aclarar pensamientos o para recordar cosas que considero importantes. A veces lo hago solo porque mis ideas desbordan lo que soy y necesito colocarlas en algún sitio. Pero sobre todo trato de dar sentido a lo que nos ocurre. Por eso soy feliz si alguien encuentra luz o calor entre mis líneas aunque, por fortuna, tengo muchas otras maneras de serlo. Lo que pondría en mi tarjeta de visita, si tuviera una, sería Director Creativo.