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¿Pactar con Vox? Siguiente pregunta

Para algunos en el PP es algo inevitable, que hay que abordar sin tapujos, y para otros una línea roja que habría que volver a señalar.

Mañueco habla con Espinosa de los Monteros y Carlos Pollán (centro), presidente de las Cortes, en su toma de posesión como presidente de Castilla y LeónEuropa Press News via Getty Images

Alfonso Fernández Mañueco está harto y se le nota. No comparte ni las formas ni el fondo de lo que dice su número dos en el Gobierno. Siempre ha rehuido las estridencias y las palabras gruesas. Es del sector moderado del PP y hace gala de ello. Pero tiene que aguantar. Ganó las elecciones de Castilla y León con 31 procuradores quedándose lejos de la mayoría absoluta. Y Vox, que escaló a los 13 representantes, le exigió entrar en el Gobierno y ahora tiene a un vicepresidente, el polémico Juan García-Gallardo, y a varios consejeros.

En Castilla y León se abrió un escenario inédito ya con Alberto Núñez Feijóo al frente de Génova: Vox entró por primera vez en un Ejecutivo del PP. Y la duda ahora es si el esquema se repetirá en otras comunidades, como escalón previo a lo que pueda venir a nivel nacional, o es una fórmula fallida. Para algunos en el PP es algo inevitable, que hay que abordar sin tapujos, y para otros una línea roja que habría que volver a señalar.

De momento, en lo que se ha convertido es en un tema tabú. En la cuestión que todo cargo del PP intenta esquivar. Este miércoles, Feijóo acudió por primera vez a la Cámara Alta como senador autonómico. Le preguntaron por las últimas declaraciones de Gallardo, por un posible acuerdo con Vox en Andalucía y por la opción de una repetición electoral en esta comunidad. “No voy a hacer de comentarista”, “el objetivo es ganar”, “Juanma Moreno es el presidente de la tranquilidad”, dijo. Le repreguntaron. Pero volvió a esquivar el asunto y pidió el fin de la comparecencia.

La dinámica se repite en cada rueda de prensa o entrevista que protagoniza un alto cargo del PP. La consigna es orillar la cuestión y apelar a un gobierno en solitario. Mientras, Mañueco se muerde la lengua e intenta apagar los incendios que le genera su vicepresidente. Aunque no le guste lo que diga, aunque opine muy distinto a él en muchas cuestiones.

El problema es que irá a más. Según los últimos sondeos en Andalucía, Juanma Moreno ganará con claridad. Quiere llegar a los 50 diputados, cinco por debajo de la mayoría absoluta. Pero Vox, con Macarena Olona, podría superar los 20 escaños. Y Olona no quiere oír hablar de la fórmula Ayuso. Su objetivo es entrar en el Gobierno de la Junta de Andalucía.

La dinámica se repite en cada rueda de prensa o entrevista que protagoniza un alto cargo del PP. La consigna es orillar la cuestión y apelar a un gobierno en solitario

Feijóo se despidió de los periodistas en el Senado afirmando que “esto acaba de empezar”. Su estrategia pasa por dar autonomía a los barones y aglutinar dentro del partido a distintas voces, desde las más moderadas como Moreno a otras más próximas a Vox como Isabel Díaz Ayuso, que le acerquen al resultado electoral de Mariano Rajoy del 2011.

Pero cuanto más cerca estén las elecciones en Andalucía, más le preguntarán por Vox. Y más difícil le resultará no mojarse. Un partido del que le separan muchas cosas, tantas como para no ir a la toma de posesión de Mañueco y dejar claro que quiere ser un presidente “libre” con “una mayoría amplia”. ¿Qué pasará si los números no le dan? ¿Dará entrada a Vox en su Gobierno? ¿Apostaría por la repetición electoral? De momento, no hay respuesta.

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Corresponsal político de El HuffPost.