Cómo se logró en dos semanas el pacto de Estado contra la violencia machista

Cómo se logró en dos semanas el pacto de Estado contra la violencia machista

De la llamada de Irene Montero a Pablo Casado hasta el papel fundamental de Andrea Fernández, ‘Pam’ y Félix Bolaños.

Pedro Sánchez, Mertixell Batet e Irene MonteroEuropa Press News via Getty Images

Irene Montero coge el teléfono. Suenan varios tonos. ¿A quién está llamando? Responde, al otro lado, Pablo Casado. Tiene una propuesta: renovar el pacto de Estado para luchar contra la violencia machista. Desde el minuto uno, cuentan fuentes negociadoras, encuentra disposición. Le dice que su equipo hable con Cuca Gamarra y Javier Maroto para cerrar los flecos. Y empieza a ver la luz el gran acuerdo.

Este sería uno de los momentos fundamentales que se ha vivido en las últimas dos semanas antes del gran acuerdo que se rubricaría el pasado jueves en el salón de los Pasos Perdidos en el Congreso por parte de 37 fuerzas políticas. Una firma que se estampaba ese simbólico 25 de noviembre, día internacional para eliminar la violencia contra las mujeres. Un acto solemne del que se descolgaría solamente Vox, de entre las fuerzas parlamentarias.

Han sido dos semanas de intensas y frenéticas negociaciones, según fuentes implicadas en el acuerdo. Y que al final han dado su fruto: se trata del primer pacto de Estado que se ve durante la actual legislatura y del primero en la historia comandado por un Ministerio dirigido por Unidas Podemos.

Todo ello tras el trabajo de múltiples actores que se han volcado durante horas y días para sacar adelante el acuerdo, con varios protagonistas del PSOE y de UP al frente de las negociaciones: Irene Montero, Angela Rodríguez ‘Pam’ (secretaria de Estado de Igualdad), Andrea Fernández (responsable de Igualdad de los socialistas) y Félix Bolaños (ministro de Presidencia), principalmente por la parte de los socios de coalición. 

  'Pam', Montero y Andrea FernándezIGUALDAD

Todas esas llamadas y negociaciones culminaban el jueves al mediodía con la introducción de enmiendas y peticiones de los diferentes grupos. Sobre la una de la tarde se lograba entre la coalición y el PP llegar al sí conjunto, y se cerraban los últimos flecos con algunos grupos un poco más tarde. Todo estaba listo para firmar sobre las cuatro en el Congreso el documento final.

Fuentes del Ministerio de Igualdad celebran el acuerdo y señalan que ha supuesto un “cambio de etapa”: “Hemos trabajado muy bien con el PSOE”. Una negociación directa entre el departamento de Irene Montero con la nueva responsable de Igualdad socialista, Andrea Fernández, nombrada hace apenas un mes en el congreso celebrado por el Partido Socialista en Valencia. Asimismo, en el equipo de Ferraz jugaría un papel muy importante Cristina Hernández (jefa de gabinete de Fernández). En la parte de Moncloa el canal estaba abierto con Félix Bolaños, ministro de Presidencia y el hombre que lleva años haciendo de puente con Unidas Podemos.

Las relaciones entre los ‘morados’ y los socialistas han sido muy complicadas en los últimos años en temas de igualdad, con fuertes choques protagonizados por Irene Montero y Carmen Calvo en asuntos como la ley trans. Dos posturas coincidentes en muchas cosas pero también con enfoques generacionales diferentes en otras. Ahora se ha establecido una sintonía mucho más directa: “Hemos trabajado súper bien”, explican desde Igualdad.

  Irene Montero, en el CongresoEuropa Press News via Getty Images

Montero llevaba tiempo obsesionada con que había que blindar el pacto de Estado contra la violencia machista, que no se podía caducar. Desde el número 37 de la calle de Alcalá -sede de Igualdad- se esbozó un borrador que se envió al Ministerio de la Presidencia y también se pusieron a negociar con Andrea Fernández, por la parte socialista. Se sentaron Montero, Fernández, ‘Pam’ y Hernández, con conversaciones llenas de “seriedad y confianza”, comentan fuentes de la negociación. Y desde el primer momento tuvieron claro que no podía ser sólo un acuerdo entre las fuerzas de la coalición, sino que había implicar a todos los grupos parlamentarios, desde el más grande hasta el más pequeño. El objetivo era: “el mayor consenso posible”.

Hace dos semanas se convocaba a los grupos en el Congreso para escuchar sus propuestas. Montero sabía que debía liderar la negociación y también llamó personalmente a muchas de las personas clave para que se lograra el acuerdo, como Pablo Casado. Se abría ahí la puerta a ese gran acuerdo, y jugaban por debajo un papel muy importante Javier Maroto y ‘Pam’ (secretaria de Estado de Igualdad), que se conocían de la ponencia sobre el pacto.

“Se repartieron entre Andrea, ‘Pam’ y Montero para llamar a los grupos”, explican fuentes conocedoras. La negociación fue una locura en los últimos días, trepidantes horas de intercambio de enmiendas y papeles con los 37 partidos. Desde Igualdad destacan que ha sido una negociación “en silencio”, “con discreción” y “con voluntad de acuerdo”, y siempre con la idea de incluir al PP.

Todos los negociadores trabajaban con el propósito de la “imagen de la unidad”: “No fisuras”. En Igualdad hacen esta reflexión: “Es una demostración de que las feministas sabemos hacer política de Estado, es el primer pacto de Estado de la legislatura, y es el primer pacto de Estado que ha liderado Unidas Podemos”.

A Vox también se le invitó a esa primera reunión en el Congreso, a la que acudió la ultraderecha. Allí dijo que todo el mundo sabía su postura, según fuentes negociadoras, y “nunca más se supo”.

  Los firmantes del pacto, en el CongresoEuropa Press News via Getty Images

La parte impulsora, en contraste. del pacto destaca ese mensaje “de todas las fuerzas, sin fisuras, todos juntos”. Y destacan en Igualdad el punto que incluye el dictamen de ir contra el negacionismo, además de la financiación de las entidades feministas, que son el principal recurso del que tiran la mayoría de las víctimas.

Al mediodía del jueves se cerraban esos últimos flecos y llegaban los ‘oks’ finales entre diferentes partidos. Y en el PSOE y en Unidas Podemos querían que esa firma se hiciera de manera solemne en el Congreso de los Diputados, el mismo día en el que el Pleno aprobaba los presupuestos generales. Muchos de los grupos estaban avisados por teléfono, y en cuanto ya se logró el sí final se convocó a los medios en el salón de Pasos Perdidos.

La importancia era tal, que debía encabezar el acto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a los presidentes del Congreso y del Senado, Meritxell Batet y Ander Gil, respectivamente. “Era el momento de que el poder legislativo tuviera un papel protagonista. Era el mensaje de que hay una hoja de ruta, un compromiso político y un consenso el 25-N”, explican fuentes gubernamentales.

La emoción inundaba el salón en esos momentos, especialmente de Irene Montero y Andrea Fernández, que llevaban varios días llamando sin cesar a todos los partidos. Este jueves fue absolutamente frenético, cuentan las fuentes consultadas. Asimismo, en Igualdad reiteran que “se ha demostrado que Montero puede liderar un pacto de Estado”.

Se estampaban las firmas delante de las cámaras. España ya ha renovado su pacto de Estado para luchar contra la violencia machista.