Palabra de nutricionista: siete sencillas ideas para mejorar la alimentación de tus hijos

Palabra de nutricionista: siete sencillas ideas para mejorar la alimentación de tus hijos

El problema es el desconocimiento de la relación que existe entre la comida, la calidad de las emociones y la inmunidad.

Siete sencillas ideas para mejorar la alimentación de tus hijos.@blancanutri

En un momento en el que estamos comenzando a tomar conciencia acerca de la relevancia de la etapa infantil en la alimentación, empezando a identificarla como el período crucial que es en la formación del sistema inmune, se hace necesario conocer ciertas pautas que nos ayudan a saber por dónde empezar a mejorar los hábitos nutricionales de nuestros hijos.

Como madres y padres todos deseamos que nuestros hijos tengan un correcto desarrollo del sistema inmune; el problema es el desconocimiento de la relación que existe entre la alimentación, la calidad de las emociones y la inmunidad.

Para facilitar la comprensión del papel fundamental que juega la nutrición en todo esto he escrito Sanotes, sanitos (B de Blok, 2021). En él invito a los lectores a conocer en familia el viaje de los alimentos por el proceso digestivo en forma de cuento ilustrado, de manera que no solo los adultos podamos entenderlo fácilmente, sino que también los niños conozcan qué comen los bichitos buenos de nuestro cuerpo y qué comen los bichitos malos. Porque, al igual que pasa con los padres, la información es conocimiento, y necesitan saber que comiendo sano y variado nos sentimos mejor.

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Entonces, ¿qué podemos hacer en casa para empezar a poner en práctica el cambio en su alimentación? Aunque las cuestiones que más suelen preocuparnos tienen que ver con que el niño no coma o coma demasiado, que no le gusten las verduras o las frutas, mi propuesta es que vayamos más allá y nos planteemos un cambio de actitud como adultos que implique también a nuestros hijos.

Aquí van siete sencillas ideas para abordar el cambio en casa:

1. Pon a funcionar la creatividad 

Existen muchas maneras diferentes de cocinar un mismo alimento. Que a tu hijo no le guste una de ellas no quiere decir que nunca le vaya a gustar ninguna. Tira de creatividad: si un alimento no le gusta ofréceselo otro día cocinado de otra manera diferente y con otra textura.

2. Dale herramientas

La información es conocimiento y el conocimiento es una utilísima herramienta para los niños. Si no le gustan ciertos alimentos, no le quites hierro al asunto como si su opinión no contase: trátale con respeto, valora sus opiniones y pon a su disposición información adecuada a su edad de manera que pueda construir su propio criterio y tomar decisiones acertadas.

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3. Monta divertidos talleres de cocina en casa

Cocinar con los niños es hacerles partícipes del proceso de creación de su comida y tiene múltiples beneficios: desde la mejora de la confianza en sí mismos, pues es una actividad reservada a los adultos, a conocer nuevos nutrientes de los alimentos o desarrollar autonomía para realizar tareas sencillas, como pelar la fruta. Además, se atreverán a probar alimentos que antes les eran desconocidos, experimentarán con el trabajo en equipo, se sentirán útiles y, si se lo presentamos como una actividad en familia, ¡lo vivirán como un momento lleno de diversión!

4. Sé su modelo

¡No olvides que eres su ejemplo! Igual que siguen tus comportamientos o tu manera de hablar, también lo hacen con tu forma de comer. Por eso es importante que todo lo que cocines para ellos lo comas tú también. Si tú no disfrutas con lo que cocinas, probablemente ellos tampoco lo harán.

5. Háblale de las cacas

Aunque pueda parecerte que no es un gran tema de conversación con tu hijo, lo cierto es que las cacas dan mucha información y no todas son iguales. En Sanotes, sanitos la protagonista, Valentina, aprende cómo se forman las cacas a partir de los restos que han llegado hasta el intestino grueso, así como la forma y el color que estas deberían tener de manera normal. Libérate de tus prejuicios, ¡podemos aprender mucho de ellas!

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6. Hazlo divertido

Pongámonos por un momento en la piel de nuestros hijos. ¡A los niños les gustan los colores vivos y las formas divertidas! ¿Que no puede con las verduras? Quizás el reto sea echarle al plato un puñado de imaginación: incluye varios colores de vegetales para que puedan llamarles la atención o corta la fruta en diferentes formas. Por ejemplo, existen moldes de corazones, mariposas y un largo etcétera.

7. Reserva el gran chef que llevas dentro para otras ocasiones

En la cocina tendemos a dificultarnos la existencia buscando recetas rebuscadas y complejas. ¡No te compliques! Los niños prefieren comer platos sencillos, no demasiado elaborados. Fíjate más en el valor nutricional y no tanto en conseguir un plato de concurso.

En definitiva, se trata de poner en marcha un pequeño cambio que puede darle la vuelta a nuestra manera de alimentarnos en familia y que pasa por dotar a nuestros hijos de herramientas adecuadas y comenzar a implicarles en el proceso de su propia nutrición.