Para qué ha servido la visita de EEUU a Israel y Palestina tras la ofensiva de Gaza

Para qué ha servido la visita de EEUU a Israel y Palestina tras la ofensiva de Gaza

El secretario de Estado Antony Blinken se compromete con la seguridad de Tel Aviv, estrecha lazos con Abbas y promete dinero para la reconstrucción de la Franja.

El presidente palestino Mahmoud Abbas, ayer, recibiendo al secretario de estado norteamericano, Antony Blinken, en Ramala. Majdi Mohammed via AP

El secretario de estado norteamericano, Antony Blinken, ha viajado a Israel y a Palestina cuando aún humean los escombros de Gaza, cuando aún hay decenas de heridos ingresados tras la Operación Guardián de los Muros. Y lo ha hecho en un intento de aplacar los ánimos y de demostrar que, pese a todos los matices del mundo, la era Biden no es la era Trump.

La visita, prevista para dos días, se ha concentrado en uno y se ha ampliado, a su vez, a Egipto y Jordania, países esenciales en la mediación con los dos adversarios, como se ha puesto de manifiesto en la tregua lograda la pasada semana tras 11 días de crisis, la peor en siete años. Porque ese era uno de los objetivos esenciales de Blinken: aprovechar la “ventana de oportunidad” que ha dado el alto el fuego puntual para consolidarlo y hacerlo, si no definitivo, al menos duradero. Su primer mensaje ha sido el de que hay que “construir sobre la tregua” entre Israel y las milicias palestinas de la Franja de Gaza, para “evitar un retorno a la violencia”. Era la urgencia, tras 253 muertos en la franja palestina y 13 más en Israel.

Su misión diplomática ha servido también, como era de esperar, para mostrar su compromiso “férreo” con la seguridad de Israel, aliado donde los haya. Tras entrevistarse con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, vuelto a citar el derecho a la defensa propia por parte de Tel Aviv y la necesidad de que las milicias islamistas como Hamás o la Yihad Islámica dejen de asaetear a los ciudadanos israelíes.

“Las bajas a menudo se reducen a números. Pero detrás de cada número hay un ser humano: una hija, un hijo, un padre, una madre, un abuelo, un mejor amigo. Y como enseña el Talmud, perder una vida es perder el tiempo en el mundo, ya sea que la vida sea palestina o israelí”, dijo Blinken, judío él mismo.

Otro mensaje importante ha sido su “empeño” en mejorar las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), algo impensable en la anterior legislatura, donde el secretario de estado de Trump, Mike Pompeo, visitaba asentamientos ilegales a pocos kilómetros de la oficina del presidente palestino, Mahmud Abbas.

Blinken, en esta ocasión, no ha defendido la necesidad de una solución al conflicto con dos estados soberanos, pero sí lo hizo antes de empreder el viaje y lo mismo hizo el presidente Biden. Insisten, no obstante, en que esa meta aún queda lejos y no es el momento de abordarla como primer punto de debate. Sí ha tenido gestos en su entrevista con Abbas: ha prometido reabrir un consulado para los palestinos en Jerusalén, tras el polémico traslado en 2018 por parte de Trump de la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a la Ciudad Santa, y ha anunciado más ayudas económicas para la población palestina.

Entre ellas, destaca la entrega de 5,5 millones de dólares en ayuda inmediata para Gaza y 32 millones más para la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés, vetada por Trump), más el suministro de 1,5 millones de vacunas contra la Covid-19 a la ANP. También la solicitará 75 millones de dólares al Congreso, para aportar asistencia económica y humanitaria a los palestinos.

Realzar a Abbas es necesario, en un momento en el que Hamás ha cobrado protagonismo como defensor de la causa palestina -sus cohetes fueron la respuesta a las cargas policiales en Jerusalén por las limitaciones al rezo en Ramadán y por la ocupación de viviendas en el barrio de Sheikh Jarrah- y en el que el presidente está debilitado por su edad, 85 años, por la falta de respuestas a la juventud palestina y por la suspensión de unas ilusionantes elecciones que debían celebrarse el pasado 22 de mayo, con 15 años de retraso.

Pese a la posición predominante de apoyo a Israel, el nuevo secretario de Estado evidencia algo más de equilibrio en el enfoque del conflicto, aunque de nuevo se empieza, como habitualmente, por el flanco económico, el menos espinoso.

Blinken no ha sugerido que unas negociaciones de paz entre israelíes y palestinos sean inminentes, así que el conflicto sigue donde estaba, pero con más muertos y más destrucción a cuestas.