Por qué Sánchez no quiere a Iglesias de ministro
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Por qué Sánchez no quiere a Iglesias de ministro

Las negociaciones, encalladas por el intento de Iglesias de entrar en el Gobierno.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en su último encuentro cara a cara, el martes. EFE

Un Gobierno monocolor con ministros socialistas y algunos independientes. Este es el planteamiento de Pedro Sánchez para la futura investidura, lo que se ha denominado como un Ejecutivo de cooperación. Sin sillas en el Consejo de Ministros para Unidas Podemos, que sí tendrían plazas en el segundo nivel de la administración.

Este es el plan diseñado por La Moncloa, que en un primer momento sí se planteó la entrada de Podemos. Pero los morados rechazan la idea y siguen planteando un Gobierno de coalición, en proporción a los resultados electorales.

Ya se dijeron cara a cara los dos líderes sus posiciones en el Congreso este martes. Y este jueves por la tarde han vuelto a constatar sus diferencias en una llamada por teléfono. El reloj sigue corriendo, en apenas diez días comenzará el pleno de investidura... y el fantasma de la repetición electoral emerge.

En la mayoría de países europeos son comunes Ejecutivos con varios partidos. ¿Y por qué Sánchez no quiere?

Cataluña: ¿Un vicepresidente diciendo que hay presos políticos?

El conflicto catalán es lo primero que argumentan en el PSOE. Las posturas han sido muy diferentes durante estos años: Podemos apuesta por un referéndum de autodeterminación y rechazó la aplicación del artículo 155.

Y en Ferraz y en Moncloa tienen muy presente que a la vuelta del verano llegará la histórica sentencia sobre el procés. La Fiscalía mantiene penas, por ejemplo, de hasta 25 años de cárcel para Oriol Junqueras por rebelión y sedición. Desde Podemos incluso se ha dicho que hay presos políticos en este país.

Durante estas horas los socialistas recuerdan constantemente que la primera decisión que tomó la Mesa del Congreso fue la de suspender a los diputados presos y el PSOE tuvo que contar con los apoyos de PP y Cs, en tanto que los dos miembros de Unidas Podemos votaron en contra.

El miedo que surge entre los socialistas es imaginar a un vicepresidente o a un ministro del Gobierno diciendo tras la sentencia que en España hay presos políticos. Sería poner en duda el sistema dentro del máximo órgano del sistema, el cuestionamiento del Poder Judicial por parte del mismísimo Ejecutivo.

Y van más allá en el PSOE. Tras la sentencia se espera que mueva ficha el Govern de la Generalitat, que podría desde convocar elecciones -se ha deteriorado la relación entre Junts y ERC- hasta volver a desobedecer en su esperada respuesta de país. De nuevo, movilizar a miles de ciudadanos o incluso implementar una DUI. Todos los escenarios están abiertos.

El Gobierno no descarta que tuviera que aplicar de nuevo el 155 si se viola otra vez la Constitución. ¿Qué haría entonces Podemos? Aunque desde el partido de Iglesias se recuerda que esa medida la adopta el Senado, los pasos previos -requerimiento y contenido de las medidas- deben ser impulsados por el propio Consejo de Ministros.

Al presidente no le convence en estos momentos la idea trasladada por Unidas Podemos de que estarían dispuestos a dejar por escrito que apoyarán las políticas del PSOE en el tema catalán.

El jefe del Ejecutivo ha reconocido en Los Desayunos de TVE que existen “discrepancias de fondo” en el tema catalán con Unidas Podemos. Y ha avisado de que un Ejecutivo debe estar coordinado no solo en cuestiones sociales, sino también en los temas de Estado como es la crisis catalana. El partido de Pablo Iglesias llevó incluso a los tribunales la aplicación del 155 y el Constitucional, en respuesta a este recurso, acaba de avalar la decisión del Gobierno de Rajoy.

Cohesión del Gobierno: ¿Un Consejo de Ministros A y B?

Sánchez teme que un Gobierno con ministros de los dos colores no tenga la suficiente cohesión. Y entiende que debe haber una sintonía total en los grandes temas, como con Cataluña o la política exterior.

Existe miedo a vivir una continua confrontación y que en cualquier momento estalle una crisis dentro del Ejecutivo, lo que podría llevar a la inestabilidad constante y a que en cualquier momento se rompa. Por eso prefiere que haya algunos independientes bajo el paraguas de Unidas Podemos y no miembros de ese partido.

Es el presidente el que nombra a los ministros, ellos le deben obedecer. Y como se pregunta una persona cercana a Sánchez: ”¿Los ministros ‘morados’ harían caso a Sánchez o a Iglesias? ¿Va a haber dos Gobiernos? ¿Un Consejo de Ministros A en una sala y otro B en otra?”.

“Tiene que ser un Gobierno con cohesión interna”, ha dicho contundente Sánchez durante su entrevista en TVE también sobre esta idea.

Los números no salen: geometría variable

Los socialistas estos días sacan la calculadora constantemente y recuerdan que entre PSOE y Unidas Podemos solo suman 165 escaños -la mayoría absoluta está en 176 en el Congreso de los Diputados-. Traduciendo: las medidas que salgan de La Moncloa los viernes no contarán con el beneplácito directo de las Cortes Generales.

Y en el PSOE se afanan en decir que otros partidos políticos no apoyarían al nuevo Gobierno si tiene dentro a Pablo Iglesias y los suyos. Lo han verbalizado varios portavoces estos días, como Ana Oramas (CC). En Ferraz ven muy difícil o casi imposible un PP o un Cs votando a favor de medidas que lleven ministros de Podemos.

  Sánchez e IglesiasAFP

El propio Sánchez ha reconocido que no busca un mero pleno de investidura, sino que quiere un Gobierno que “pueda hacer posible” muchas leyes en estos cuatro años. Su socio preferente es Podemos, pero no se puede descartar que tuviera que recurrir a otras formaciones para sacar adelante temas como los presupuestos o el 155 si se da el caso. Precisamente, Pablo Casado no facilitará la investidura, pero se ha mostrado dispuesto a llegar a grandes acuerdos de Estado posteriormente. A Podemos le da miedo precisamente que el PSOE utilice ahora sus votos y luego gire a otro partido en mitad de legislatura.

La otra variante fantasma que piensan los socialista es que se rompiera el Gobierno PSOE-Podemos y no se pudiera subsistir en el Parlamento -Cs no parece dispuesto a salvar a Sánchez en ningún momento-, habría que ir a elecciones al fracasar los presupuestos.

Pablo Iglesias no es un político cualquiera. Levanta odios y pasiones, es mediático a más no poder, tiene una personalidad desbordante. Nada que ver con el perfil de tecnócrata o de ministro a la sombra. No llegaría para no hacer ruido.

En un primer momento en algunos sectores de la familia socialista se pensaba que su entrada podía servir incluso para el relato por si salían mal las cosas, pero también hay que mirar fuera de nuestras fronteras. Concretamente a Italia. ¿Alguien sabe el nombre del primer ministro? Silencio... ¿Y el del ministro del Interior? ¡Exacto, Matteo Salvini! El Gobierno de coalición ha servido para que partido más pequeño lo capitalice mejor y ahora La Liga ha doblegado al Movimiento 5 Estrellas en las pasadas elecciones europeas -doblando su resultado-. La situación es distinta en España, pero a nadie se le escapa que en política todo puede pasar y que Iglesias, en momentos bajos electoralmente, puede resurgir y ponerse las medallas en todos los temas sociales -el alma con el que el votan los progresistas-.