"Ryanair será ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas"

"Ryanair será ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas"

"Son unos piratas del aire". Los trabajadores y sindicatos denuncian despidos arbitrarios, amenazas y trampas para retrasar la negociación de un convenio colectivo.

Un avión durante la maniobra de aterrizaje en Barcelona, en agosto.NurPhoto via Getty Images

“Vamos a despegar, abróchense los cinturones, a los pasajeros rogamos no fumar y a la tripulación que recuerde que ejercer su derecho a huelga para reclamar un convenio colectivo puede acarrear un despido fulminante”. Este podría ser el nuevo mensaje de Ryanair antes de iniciar sus vuelos, a tenor del conflicto laboral entre la compañía y los sindicatos y de los testimonios recogidos en este reportaje.

La huelga de tripulantes de cabina en la aerolínea comenzó en junio y a día de hoy continúa activa. Desde entonces han sido despedidos 17 trabajadores y se han producido miles de retrasos y centenares de cancelaciones, según los sindicatos. Pero, ¿cuál es el telón de fondo?

Los sindicatos exigen que la empresa se siente a negociar un convenio colectivo para que sea la legislación laboral española al completo, a través de esa figura legal, la que rija las relaciones laborales con los trabajadores y no los acuerdos parciales actuales. La compañía se comprometió a hacerlo en un acto de conciliación con los sindicatos en 2019, sin embargo, las organizaciones sindicales denuncian que Ryanair sigue sin cumplir.

El HuffPost ha tenido acceso al documento firmado por ambas partes que da fe del compromiso.

117.Esc 0001457 2020 Acuerdo Uso Sictpla y Ryanair de 9 1 19 Fe.pre 23 01 2020 by El HuffPost on Scribd

Acuerdos, convenios colectivos y medias verdades

Los sindicatos denuncian un continuo trampeo por parte de la aerolínea irlandesa para retrasar la constitución de la mesa de negociación del convenio colectivo. Manuel Lodeiro es vicepresidente del SITCPLA, uno de los sindicatos convocantes de la huelga: “Ellos dicen que llevan cuatro años negociando con nosotros y que somos difíciles, pero en realidad hemos tenido que presionar con huelgas hasta que han accedido a sentarse en la mesa”.

Ryanair ha admitido, vía correo electrónico, las mediaciones para iniciar las conversaciones, aunque por su parte afirma que ha sido imposible llegar a ningún acuerdo con SITCPLA y USO, los sindicatos convocantes de la huelga.

La empresa afirmaba este miércoles que el convenio ya existe, basándose en un acuerdo firmado con Comisiones Obreras (CCOO) en mayo de este año. Implica algunas mejoras pero solo beneficia a los afiliados de ese sindicato que no tiene apenas representación entre los tripulantes de cabina de Ryanair, según los promotores de la huelga. El documento se elaboró a espaldas de SITCPLA y USO, el otro sindicato convocante, como recogió eldiario.es. La aerolínea comunica a este periódico que el acuerdo con CCOO se firmó de manera más fácil porque existía “buena fe negociadora”.

Un convenio colectivo es un documento que recoge las relaciones laborales de los trabajadores con una empresa. En él se estipulan salarios, horarios, días libres y otros derechos y obligaciones. Es una figura documental que Ryanair no ha aplicado con sus trabajadores.

La aerolínea comunica a este periódico que el acuerdo con CCOO se firmó de manera más fácil porque existía "buena fe negociadora".

Para los huelguistas, el acuerdo con CCOO dista mucho de ser un convenio. “Son acuerdos parciales no sujetos por completo al Estatuto de los Trabajadores, no tienen nada que ver [con un convenio colectivo]”, afirma Lodeiro.

Adrián Todolí es profesor de Derecho laboral en la Universidad de Valencia y, además de corroborar la ilegalidad de no acatar la legislación laboral española que practicaba la empresa, explica qué supone un convenio. “El Estatuto de los Trabajadores es una base, el salario que estipula es el mínimo, normalmente lo que mejora las condiciones es el convenio colectivo, que además las empresas están obligadas a negociar”.

Son acuerdos parciales no sujetos al Estatuto de los Trabajadores, que no tienen nada que ver con un convenio colectivo
Manuel Lodeiro, vicepresidente del SITCPLA.

La contradicción de la información sobre el supuesto convenio anunciado por Ryanair y CCOO queda patente incluso en la información publicada de Europa Press. En el texto se lee primero que Ryanair ya tiene convenio colectivo y en el penúltimo párrafo se asegura que se firmará uno el año que viene.

Ryanair, a demanda de este periódico, ha desmentido finalmente las declaraciones recogidas por Europa Press de su propio director de Personal, Darrell Hughes, y ha admitido que no tienen un convenio colectivo. Apuntan, sin embargo, que han fijado con CCOO como fecha límite el 1 de octubre de 2023 para firmar uno. Otro año más de espera.

Los sindicatos denuncian una campaña de falsedades conscientes. “Lo que Ryanair llama convenio son cinco o seis páginas, es lo mismo que hacen en toda Europa. Ellos constantemente tergiversan la realidad, es su estrategia”, condena Lodeiro.

El Estatuto es una base, el salario que estipula es el mínimo, normalmente lo que mejora todo esto es el convenio colectivo, que además las empresas están obligadas a negociar.
Adrián Todolí, profesor de Derecho Laboral de la Universidad de Valencia.

Las “tropelías” de la aerolínea vienen de lejos, según Ernesto Iglesias, responsable de Sector Aéreo de USO. El sindicalista narra situaciones que rozaban el esperpento: “Antes de que se determinara por la vía judicial que se debía acatar la legislación española [en 2018], para demandar a la empresa por un despido nulo había que presentarse en un juzgado de Irlanda”.

Esta situación cambió con el compromiso empresarial para acatar la legislación española en 2019, pero en la práctica los avances han sido escasos. “Solo ciertos aspectos del Estatuto de los Trabajadores como los permisos de boda, o por enfermedad de un familiar se van cumpliendo, aunque siempre tras ejercer presión sobre la empresa”, comenta Lodeiro.

  Ventanillas de Ryanair cerradas durante la huelga, el 8 de agosto en BarcelonaEuropa Press News via Europa Press via Getty Images

Ryanair, en declaraciones a la prensa en las últimas semanas, ha declarado que se niega a sentarse a negociar con los huelguistas, sin embargo, Todolí explica que no es una cuestión de querer o no querer. “La legislación española no obliga a tener un convenio pero sí a negociarlo, las declaraciones de negarse a negociar sí podrían ser ilegales”.

La única manera de negarse a ello, cuenta Todolí sería si existiera una trayectoria de años de encuentros infructuosos que él cree que en este caso no se cumple: “Ellos tienen que sentarse, y más en un conflicto como una huelga”.

La “arrogancia” para hacer y deshacer la política laboral es la seña de identidad de la empresa, según el sindicalista de USO. “Son como Chuck Norris, ellos no miran la hora, ellos deciden qué hora es en cada momento”, bromea Iglesias. La lucha sindical está basada en acabar con las “relaciones laborales tóxicas” de la empresa.

“Aplican un mecanismo laboral completamente descarado, impune hacia las inspecciones de trabajo y sin complejos. Ryanair será un ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas”, sentencia Iglesias.

  Una trabajadora sostiene una pancarta pidiendo apoyo para la huelga.PAU BARRENA via AFP via Getty Images

Presiones, salarios bajos y un rosario de sentencias

Un “infierno”. Iglesias no se frena para describir las condiciones laborales que los tripulantes de cabina de Ryanair sufren por parte de la empresa: “Las condiciones son precarias y la política del miedo terrible”. Una baja médica puede llegar a ser motivo de presiones por parte de la compañía.

“La empresa llama para presionar y preguntar por el motivo de la baja, cuando ellos no tienen derecho a saber si te has operado, te duele la cabeza o tienes la regla”, denuncia Iglesias. El sindicalista afirma que la aerolínea comunica en esos casos que va a “monitorearte”: “Te dicen que podría desembocar en un despido... ¿pero qué falta de escrúpulos es esta?”.

La cuestión salarial es otro de los puntos más explosivos. “Hace 14 años, con 90 horas de vuelo, un salario estaba entre los 1.800-1.900 euros, hoy ronda los 1.300-1.400, al tiempo que la inflación no ha parado de subir”, clama Lodeiro.

El summum de la conflictividad laboral llegó en 2020 con la pandemia. “Ryanair recortó los salarios por las bravas, sin llegar a un acuerdo con los trabajadores para negociar cómo debía ser la rebaja”, explica Iglesias. Los sindicatos judicializaron la medida y la Audiencia Nacional dictó sentencia y condenó a la empresa, obligando a revertir los recortes y a devolver lo no pagado.

Ryanair recurrió ante el Tribunal Supremo, que los sindicatos esperan que dictamine su fallo favorable a ellos en las próximas semanas, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.

Es la historia de nunca acabar. “Luchar contra Ryanair es como tratar de tapar una fuga de agua con un dedo. Como sindicato estamos sobrepasados. Ellos van incumpliendo, incumpliendo e incumpliendo y nosotros demandando, demandando y demandando. Y si no, te salen por otro lado. Es agotador”, sostiene Iglesias.

Despedida después de 12 años de trabajo

Miriam Jurado estaba en su casa este martes dando de cenar a su hijo pequeño cuando le llegó un SMS al móvil. “Me decía que tenía un burofax y a continuación me llegó la comunicación el despido”, cuenta Jurado.

¿El motivo? La empresa alegaba una “brecha” en su contrato. “Me acusaban de no haber cumplido los servicios mínimos, pero yo estaba ejerciendo mi derecho a huelga”, afirma Jurado. Va a recurrir a la justicia porque asegura que el despido es “completamente nulo”.

Esta mujer de 36 años llevaba trabajando para Ryanair desde 2010, primero en Londres y luego en Santiago de Compostela. No llegó a ser tripulante de cabina por vocación, pero admite que al final es un trabajo que “engancha”.

Si llegas cinco minutos tarde a una oficina, no pasa nada, aquí implica que tienes a gente parada en un avión que se va de vacaciones, a ver a su familia, a trabajar... Yo nunca he llegado tarde, nunca había faltado…
Miriam Jurado, trabajadora de Ryanair despedida.

Y además se lo tomaba en serio: “Si llegas cinco minutos tarde a una oficina, no pasa nada, aquí implica que tienes a gente parada en un avión que se va de vacaciones, a ver a su familia, a trabajar... Yo nunca he llegado tarde, nunca había faltado…

Y después de 12 años, despido fulminante por secundar la huelga. Afirma estar aún en shock, pero no se arrepiente. “O hacíamos algo o nos quedábamos en la esclavitud del siglo XXI. Pedimos solo que se cumpla con el Estatuto de los Trabajadores y se negocie un convenio. No estamos pidiendo ni más dinero ni nada así”, clama Jurado.

Los trabajadores con solera como Miriam se han visto perjudicados por las políticas laborales de la empresa para poder asentarse y “echar raíces”. ”[Antes de 2018] veíamos que cosas tan simples como ir a pedir un préstamo para comprarte una casa y que te lo denegaran porque tu contrato era irlandés y no español”, narra Jurado.

Ahora los contratos son españoles, pero las nóminas siguen siendo irlandesas, cuenta Jurado, y una gestoría en España se encarga de “traducirlas”: “Es un lío, porque hay veces que no coincide la original irlandesa con la de aquí y tienes que ir solucionando para ver qué ha pasado”.

Servicios mínimos del 98%

La huelga ya era la única opción que les quedaba para tratar de presionar a Ryanair para que se sentara a negociar el convenio, afirman los sindicatos. Además, creen que los servicios mínimos del 80% impuestos por el Ministerio de Transportes “cercenan” su derecho a huelga.

Por contra, un grupo de trabajadores de una base que la aerolínea tiene en España y que prefieren permanecer en el anonimato afirma que, en la práctica, Ryanair programa el 98% de los vuelos. “Les compensa antes pagar una multa del Gobierno por incumplir lo que les impongan que el perjuicio económico de una cancelación”.

Les compensa antes pagar una multa del Gobierno por incumplir lo que les impongan que el perjuicio económico de una cancelación.
Trabajadores de una base española de Ryanair.

Ryanair asegura que respeta el derecho a la huelga, y que los despidos han afectado a trabajadores que no han respetado los servicios mínimos. Por contra, los trabajadores creen que los servicios mínimos se han instrumentalizado para poder llevar a cabo despidos como el de Miriam. Ping-Pong.

Los vuelos catalogados como mínimos por la empresa tienen que ser comunicados a los trabajadores con 24 horas de antelación y siempre en horario laboral. Al principio del conflicto, cuentan los trabajadores, la empresa no respetaba esta norma, y lo notificaba en el horario de descanso, cuando los trabajadores tienen derecho a desconectar de su trabajo por contrato.

Al no estar notificados en tiempo y forma, los trabajadores podían ejercer su derecho a huelga y así negarse a trabajar. Lo que ha motivado los 17 despidos y la apertura de más de decenas expedientes disciplinarios, según los sindicatos.

Los trabajadores contactados explican que la situación cambió y ahora Ryanair notifica con días de antelación los servicios mínimos, sin embargo, la conflictividad se ha desplazado a los “cambios de vuelo forzosos”.

Estos cambios se dan cuando una tripulación que viaja de un aeropuerto a otro va con retraso y no puede llegar a tiempo a realizar otro vuelo desde el aeropuerto de destino.

Si ese caso se da en un vuelo tipificado como servicio mínimo, el traslado forzoso no tiene por qué ser acatado por los trabajadores, ya que no ha sido notificado, de nuevo, con la antelación estipulada.

“Los dos supervisores generales que Ryanair tiene en España empezaron a hacer estos cambios forzosos a propósito contra el personal que tenía alguna falta para poder justificar el despido, un cambio forzoso es algo que se hacía como último recurso, ahora se están haciendo de manera premeditada y dirigida”, denuncian los trabajadores.

Más allá de España: Ryanair en Europa

Más giros que un laberinto. No es una sola aerolínea, es un grupo, Ryanair Holdings Plc, que engloba a cuatro: Ryanair, Ryanair UK, Lauda Air, Malta Air y Buzz. Al mismo tiempo, toda la gestión de sus recursos humanos están englobados en otra empresa: Crewlink.

No es una sola aerolínea, es un grupo, Ryanair Holdings Plc, que engloba a cuatro: Ryanair, Ryanair UK, Lauda Air, Malta Air y Buzz.

Esta es una práctica “lícita y común”, señala Todolí. “Hay muchas razones por las que se fragmentan las empresas, desde reducir la responsabilidad en caso de que una tenga problemas financieros hasta tener domicilios fiscales distintos y pagar diferentes impuestos según el lugar”.

La tributación es una de las razones principales por las que se hacen este tipo de maniobras. “Es muy fácil mover los beneficios de una empresa a otra y tributar en los lugares con menos impuestos”, sostiene Todolí.

Esta fragmentación también conllevó condenas judiciales. Una sentencia del Tribunal Supremo de marzo de 2021 condenó por cesión ilegal de trabajadores contratados por Crewlink que en realidad trabajaban para Ryanair. La demanda también fue interpuesta por SITCPLA y USO.

Más allá de las características organizativas, las condiciones de trabajo no difieren mucho de una aerolínea a otra. La mayoría de ellas se rigen en base a acuerdos de términos y condiciones pero no a convenios. Así lo explica a El HuffPost un trabajador de una de esas aerolíneas con base en Viena y que ha preferido permanecer en el anonimato.

Llevo trabajando aquí alrededor de un año y medio, y aunque parezca mentira, soy de los más antiguos, la gente a los 4 o 5 meses abandona
Trabajador en una de las compañías de Ryanair Holdings.

“Llevo trabajando aquí alrededor de un año y medio, y aunque parezca mentira, soy de los más antiguos, la gente a los 4 o 5 meses abandona”, cuenta este trabajador.

¿Por qué se van? Hay dos razones. La primera, los salarios, que rondan los 1.600 euros, no son acordes a lo que se necesita para vivir en Viena. “Hambre no pasas, pero sí tienes que andarte con ojo para ver dónde vivir y no puedes ahorrar casi nada ni irte de vacaciones porque eso ya es un gasto”, cuenta este trabajador.

  Carta de aviso a un trabajador que le advierte de que la empresa va a monitorear su actividad debido a sus bajas.CEDIDA

¿Y la segunda razón? Un ambiente laboral tóxico. “Mucha gente recibe amenazas. Cuando caes enfermo la compañía te manda una carta para decirte que estás afectando a tus compañeros y a la empresa”, sostiene el empleado.

Continúa explicando que, en consecuencia a los abandonos, siempre falta personal para los vuelos, lo que conlleva una mayor carga de trabajo: “Muchas veces volamos más de lo que una persona puede aguantar, aunque esté dentro de lo legal”.

La empresa asegura que ellos no presionan a sus trabajadores y que las cartas son para ver “en qué estado se encuentran” y si pueden hacer algo por ellos para estar mejor. Sin embargo en la carta se pueden leer varios párrafos abiertos a la interpretación:

[...] Las bajas excesivas [en la carta se remarca que ese trabajador ha tenido 4 en 12 meses] perjudican a nuestros clientes y aplican una presión excesiva sobre tus colegas, que tienen que cubrirte [...].

[...]

Continuaré monitorizando tus ausencias. Esperamos ver una inmediata y significativa mejora en tu asistencia al trabajo, en caso contrario, serán necesarias medidas disciplinarias [...]

Antes de que Ryanair entrara como subsidiaria de la compañía aérea donde está empleado el trabajador, sí que existía un convenio. Pero ahora la documentación se basa en “un contrato y dos o tres páginas anexas de lo que ellos llaman ‘términos y condiciones’ que pueden cambiarse en cualquier momento”, expone este trabajador.

La documentación se basa en “un contrato y dos o tres páginas anexas de lo que ellos llaman ‘términos y condiciones’ que pueden cambiarse en cualquier momento".
Trabajador en una de las compañías de Ryanair Holdings.

Al no existir convenios como tal, los sueldos varían según las bases donde trabaja cada empleado de las compañías. “Tengo amigos en Palma o Barcelona que cobran de base 600 o 700 euros más las horas de vuelo, que pueden llegar como máximo a 100 y se cobran a 6 euros la hora”, comenta el trabajador.

Un salario puede rondar, por tanto, los 1.200-1.300 euros brutos mensuales. En otros países, como Croacia, el trabajador afirma tener constancia de que los empleados lo pasan “realmente mal” con salarios que rondan los 800 euros y donde la gente no aguanta “ni dos meses”.

Huelga en pleno verano

Desde las centrales sindicales de USO y SITCPLA son conscientes del trastorno que puede suponer para los pasajeros una huelga como la suya, en plena temporada estival. “Entendemos que en verano a la gente le molesta. Pero no es esa nuestra intención, el derecho a huelga también hay que contemplarlo”, opina Iglesias.

Son unos piratas del aire, siempre van rozando lo ilegal, se mueven en la delgada linea del sí pero no.
Miriam Jurado, trabajadora de Ryanair despedida.

Contratos españoles, pero nóminas irlandesas; acuerdos laborales, pero no un convenio colectivo; bajadas de salario unilaterales aunque la justicia luego obligue a revertirlas; despidos aunque luego la justicia los anule...

Miriam Jurado, la trabajadora despedida después de 12 años de trabajo, es clara: “Son unos piratas del aire, siempre van rozando lo ilegal, se mueven en la delgada linea del sí pero no”.