Las piscinas de bolas son un nido de gérmenes

Las piscinas de bolas son un nido de gérmenes

A menudo se las encuentra contaminadas con suciedad visible, vómitos, heces u orina.

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Las piscina de bolas utilizadas para terapia física para niños, similares a las popularizadas en muchos restaurantes familiares, pueden contribuir a la transmisión de gérmenes entre pacientes, según una nueva investigación publicada en el American Journal of Infection Control (AJIC), la revista de la Asociación de Profesionales en el Control de Infecciones y Epidemiología.

La popularidad de las piscinas de bolas ha aumentado desde que los restaurantes comerciales tradicionales las instalaran para los niños en la década de 1980, y a menudo se las encuentra contaminadas con suciedad visible, vómitos, heces u orina, lo que proporciona un ambiente permisivo para la contaminación.

Piscinas de bolas similares también se usan habitualmente en la terapia física pediátrica para proporcionar estimulación a los niños con discapacidades sensoriales o motoras. Según el estudio, pueden pasar días o incluso semanas entre limpiezas, lo que permite que los microorganismos se acumulen y crezcan a niveles capaces de causar infecciones en los niños.

Investigadores de la Universidad del Norte de Georgia (EEUU) examinaron seis piscinas de bolas ubicadas en clínicas de fisioterapia para pacientes hospitalizados o clínicas ambulatorias en el estado de Georgia. Se seleccionaron aleatoriamente de nueve a 15 bolas de diferentes profundidades de cada piscina.

El estudio encontró una considerable colonización microbiana en las piscinas de bolas que se probaron, incluidas ocho bacterias y una levadura que podría causar la enfermedad. Se descubrió que la colonización bacteriana es tan alta que hallaron miles de células por bola, lo que demuestra claramente un mayor potencial para la transmisión de estos organismos a los pacientes y una mayor posibilidad de infección.

Se descubrió que la colonización bacteriana es tan alta que hallaron miles de células por bola, lo que demuestra un mayor potencial para la transmisión de estos organismos a los pacientes y una mayor posibilidad de infección.

“Encontramos una variación considerable en el número de microorganismos entre las diferentes muestras de bolas”, señala la investigadora principal del estudio, Mary Ellen Oesterle, del Departamento de Terapia Física, Universidad de North Georgia. “Esto sugiere que las clínicas utilizan diferentes protocolos para la limpieza y el mantenimiento, lo que potencialmente representa una necesidad más amplia de aclarar y establecer estándares que reduzcan el riesgo de transmisión”.

En general, los investigadores identificaron 31 especies bacterianas y una especie de levadura. Las bacterias asociadas a los humanos encontradas en las piscinas de las bolas incluyen Enterococcus faecalis, que puede causar endocarditis, septicemia, infección del tracto urinario y meningitis; Staphylococcus hominis, una causa de infecciones del torrente sanguíneo y se informa como una causa de sepsis en una unidad de cuidados intensivos neonatales; Streptococcus oralis, conocido por causar endocarditis, síndrome de dificultad respiratoria en adultos y shock estreptocócico, y Acinetobacter lwofii, que puede provocar septicemia, neumonía, meningitis e infecciones del tracto urinario y de la piel.

“Esta investigación muestra que las psicinas de bolas pueden representar un peligro de infección ―advierte Karen Hoffmann, presidenta de APIC en 2019―. Las instalaciones deben establecer un programa de limpieza regular para proteger a los pacientes y trabajadores de la salud de posibles riesgos de infección”.