Un académico explica el desigual reparto de las nominaciones a los Goya

Un académico explica el desigual reparto de las nominaciones a los Goya

Revela el proceso a seguir y por qué algunas películas y nombres que merecen la candidatura no la tienen, mientras que 'El buen patrón' acapara 20.

Penélope Cruz en 'Madres paralelas'.El Deseo

Fernando León de Aranoa, Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Javier Gutiérrez, Luis Tosar, Eduard Fernández... La historia se repite con las nominaciones a los premios Goya 2022, que se conocieron el pasado lunes. Nadie ha cuestionado, por ejemplo, que Penélope Cruz sea merecedora de optar al cabezón por su papel en Madres paralelas, calificado por la crítica como uno de los mejores de su carrera, pero sí que ha generado una gran polémica que quedaran fuera algunos nombres, especialmente el de Marta Nieto por Tres.

Uno de los académicos en la disciplina de guión, David Pulido, ha salido al paso de tanto comentario en Twitter para explicar cómo se realizan las votaciones. En su opinión, El buen patrón “es la mejor película del año”, pero también le chirrían sus 20 candidaturas. Por ello, ha expuesto el proceso, porque cree “que en el procedimiento se produce un sesgo que explica en parte la polémica de estos días”, por lo que, además, lanza una propuesta para “evitarlo”.

Para empezar, Pulido recurre a “tres fenómenos constatables y relacionados entre sí”: “El llamado ‘efecto arrastre’ de las favoritas a muchos premios; la invisibilización de los trabajos en películas más independientes y la presencia casi constante de los mismos nombres copando las candidaturas”.

También es evidente, precisamente por lo anterior, que el que haya trabajado en uno de los títulos favoritos tiene más posibilidades de ser nominado que quien hace “un mejor trabajo en una película que no se ha subido a ese carro (por falta de méritos o por no tener los recursos)”, relata.

El error existe desde el principio, según el académico, dado que cuando votan a los nominados no están “eligiendo una película, sino votando las 28 categorías. Es decir, “aunque una película fuera mala, o no tuviera recursos, si un determinado departamento ha brillado debería ser votado”. Para que se entienda mejor, David Pulido hace un símil con la política, cuando en unas elecciones “no se votan a candidatos o ideas de programa individuales, sino a partidos”.

La publicidad, como siempre se ha sabido, también juega un papel importante de cara a las nominaciones a premios cinematográficos. Aquí es donde entran en juego “las campañas de votos, muy lícitas y hasta bonitas, por otra parte”, así como “las desafortunadas fechas de estrenos que acumulan o destierran visionados”. Este último punto es “inevitable” y no es responsabilidad de los académicos.

Y ahí va la razón de mayor peso —directamente relacionada con la publicidad que se le da a cada título— de que haya posibles merecedores de optar al Goya que no consiguen su hueco: los académicos que ejercen su derecho a voto no ven todas las candidatas que optan a las nominaciones, porque es imposible dedicar tiempo a “160 películas y tener los conocimientos técnicos y artísticos para tener un criterio sólido”, algo que reconoce como “un bajón”.

Tienen opciones de hacerlo. Quienes emiten su voto en los Goya —que pagan una cuota por pertenecer a la Academia— tienen acceso a una plataforma en la que pueden ver las películas nominables. En el mejor de los casos llegan a ver ”¿20-30 películas?”, reflexiona. “Algunos compañeros me dirán que ni 10. De 160. Inviable”, añade.

La votación

En cada una de las 28 categorías aparecen entre 50 y 160 nombres, ya que no todas concurren en todas las disciplinas. “En esta fase no tienes que elegir cuatro nombres. Puedes hacerlo de uno o de dos, o incluso dejar alguna categoría sin votar”, revela, y se acaba “cayendo en qué te gustó (o no te gustó)” en conjunto, y no valorando cada parte. Además, “si un nombre te suena como un profesional refutado acabas poniéndolo, olvidándote de si en concreto este año hay mejores opciones”, reconoce, aunque también asume que podrían “poner más empeño y dedicarle horas (días) a la votación”, pero subraya de nuevo que es inviable por el tiempo.

Posibles soluciones que aporta

Que se remunere ver las películas para que puedan dedicar tres meses a tiempo completo en el visionado de todas; invalidar los votos de los académicos que tengan amistad o relación comercial con un nominado y hacer una primera vuelta de votaciones son algunas de las soluciones que propone.

Tal y como se lleva a cabo el proceso, “es evidente que siempre habrá disconformidad con el resultado”, dado que “es una votación subjetiva” y “vivimos en la era de confundir hechos con opiniones”, critica. Pero, como apunta, “no es tan fácil” sacar a alguien de la lista para hacer hueco a quien se echa en falta.

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