¿Hay LGTBIfobia en la política?

¿Hay LGTBIfobia en la política?

Cuentan en primera persona sus experiencias Eduardo Rubiño, Arnau Ramírez, Noemí de la Calle, Jaime de los Santos, Mar García Puig, Aitzole Araneta, Antonio Maíllo y José Veira.

CongresoCONGRESO

Señorías, ocupen sus escaños. Arranca el debate: ¿Existe LGTBIfobia en la política española? No es algo teórico. Es hora de escuchar, hablar, revelar experiencias. Este país ha avanzado muchísimo y entre sus paredes institucionales ya no hay ataques directos. Pero sí discursos contra el colectivo, actitudes sutiles e invisibilización a veces, incluso dentro de los propios partidos.

Y, sobre todo, el odio contra los políticos LGTBI se desata en las redes sociales. “Me han llegado a decir que si me meto la columna del Congreso por detrás”, “me acusan de querer transexualizar España”, “algún cazurro te llama maricón cuando se queda sin argumentos”, “retuiteo cuando me llaman chupapollas”, “me han dicho que he encontrado mi puesto de trabajo en un cuarto oscuro”, “el típico insulto de que no eres una mujer, que eres de mentira”, “se te etiqueta como una persona a la que la va el vicio”... Palabras de políticos en activo. Esto pasa.

Dejen los argumentarios en los cajones, es hora de leer lo que viven y piensan los políticos LGTBI sobre la discriminación.

Eduardo Rubiño (Más País) cuenta su experiencia: “No he vivido LGTBIfobia, al menos, dentro de la política institucional. Es raro que entre diputados y senadores alguien cometa una agresión porque se ha conseguido un nivel de hegemonía cultural de las libertades y derechos sociales y es muy complicado que un político se exponga a la asunción social de lo que implicaría hacer una cosa de estas. Aún así, hemos visto cosas bastante llamativas, como determinados políticos que se ausentan de votaciones porque no pueden soportar que se saque adelante una ley LGTBI o diputados de Vox, que prefiero no nombrar, diciendo que los niños y las niñas LGTBI no existen”.

“Cuando estás participando en política no se atreven contigo porque ha habido un camino previo de lucha muy importante. Ha habido gente desde hace muchos años que fue pionera y visible en política y, por tanto, rompió moldes e hizo posible que nosotros podamos tenerlo más fácil. Pero, evidentemente, eso no significa que no haya homófobos y tránsfobos en política. Claro que los hay. No te lo expresan directamente a ti, sino por sus políticas y discursos. Ahí tenemos la tercera fuerza política en este país”, sostiene el senador.

  Eduardo RubiñoMÁS PAÍS

Para añadir Rubiño: “Y eso no significa que una persona LGTBI en política no esté expuesta a comentarios en redes sociales y a campañas que no se sabe muy bien de dónde vienen. Y, luego, también hay una cosa más sutil que tiene que ver con el modelo hegemónico de masculinidad y cómo se opera en política. Lo habitual es que haya primado durante muchos años el rol del hombre blanco, heterosexual y de edad avanzada con un determinado estilo. Esto está muy presente. A las personas LGTBI nos suelen tomar menos en serio, sobre todo, si no tenemos una masculinidad al uso. En general, ese tipo de lógicas en política suele imperar mucho”.

A las personas LGTBI nos suelen tomar menos en serio, sobre todo, si no tenemos una masculinidad al uso
Eduardo Rubiño

Las redes sociales se han convertido en el campo de los insultos. “Ves de todo”, indica Rubiño, que comenta: “Quizá por formación profesional, me dediqué mucho a las redes y llevé cuentas muy grandes como la de Pablo Iglesias, me acostumbré mucho a gestionar eso con una distancia”. “He leído de todo en mis redes. He retuiteado en alguna cosasión algún comentario que me han hecho llamándome chupapollas o maricón, cosas de ese estilo. Es bastante habitual. El 90% de las veces bloqueo. En las redes, es verdad, se dice de todo y de todo el mundo, pero no deja de ser un elemento de discriminación que tiene que ver con una opresión estructural que sufrimos las personas LGTBI”.

¿Y dentro de los partidos? “Desde luego que hay LGTBIfobia, igual que machismo, en todos”, contesta Rubiño, que añade: “Al final los partidos políticos son un reflejo de la sociedad y creo que todavía está lejos de alcanzar una igualdad plena de derechos y de libertades, por mucho que hayamos avanzado bastante”. “Desde luego sigue habiendo ese modelo concreto de candidato y es difícil romper ese molde. En los partidos, el matiz LGTBI es muy interesante, pero cuando llega la hora de la verdad siempre pesa más el ‘uy, a ver si voy a perder al público mayor’ o ‘uy, necesitamos algo más clásico para asustar a otros sectores’. Y eso en el caso de los que se son LGTBI friendly. En otros casos, pues ni vamos”. 

Desde luego que hay LGTBIfobia, igual que machismo, en todos los partidos
Eduardo Rubiño

Esto supone una “barrera” y un “cierto techo a las personas LGTBI”. “Para tenernos en un lugar complementario o que decora un partido, siempre interesamos mucho, pero para liderar no tanto”, opina. “Los grandes partidos suelen ser conservadores en ese sentido”, agrega el senador, que dice, no obstante, que le preocupa más ese “suelo pegajoso” con discrminación en el día a día de todas las personas LGTBI. “Pero es un elemento más que demuestra que la política española sigue impregnada de ese patrón heterosexual”, declara. Y señala al colectivo trans, que está siendo “pionero” en política: “Tienen el triple o el cuádruple de barreras”.

“Fundamental”, enlaza Rubiño, es la visibilidad en política porque “es un poco como un efecto mariposa”. “Cuando somos visibles en cualquier ámbito no sabes a cuánta gente de doce o trece años o que no ha salido del armario le estamos dando un balón de oxígeno y contribuye a hacernos libres”, analiza. Y hace una observación que le “cabrea” y no entiende: “Que haya políticos visibles que hoy en día caminan de la mano de partidos que atentan contra nuestros derechos”. La importancia además de tener referentes, reflexiona Rubiño: “Yo entré en política hace cinco años, un 9 de junio, el día que se murió Pedro Zerolo. Cuando yo tenía doce años y no estaba seguro de mi orientación sexual, él fue muy determinante. Encendías la televisión y veías que había un señor con rizos negros que mostraba abiertametne que era LGTBI, peleaba por sus derechos y decía que no éramos ciudadanos de segunda, pues eso es muy impactante. No se me olvidará nunca porque tomé conciencia de muchas cosas”. 

Cuando yo tenía doce años y no estaba seguro de mi orientación sexual, Zerolo fue muy determinante
Eduardo Rubiño

Acaba de terminar un pleno de doce horas en el Ayuntamiento de San Sebastián. Va camino a casa en el autobús. Es Aitzole Araneta, concejal de Podemos y candidata a la Alcaldía en las elecciones municipales. El año pasado acaparó muchos titulares por ser la primera candidata trans al bastón de mando de una de las principales ciudades de España. ¿Siente LGTBIfobia contra ella? “Lo que me encuentro más en mi día a día no es una cosa consciente, pero sí de una manera más inconsciente. Por ejemplo, cuando hablo abiertamente de mi condición, es algo a lo que no se está acostumbrado en el mundo de la política. A veces me miran como si fuera de otro planeta, en plan qué nos está contando”.

“Hay gente que no lo llega a entender, que creen que debería ser del ámbito privado, que lo pongas en la palestra. Me encuentro con ese tipo de situaciones en las que no hay una hostilidad abierta, pero evidentemente genera incomodidad”, describe Araneta.

  Aitzole AranetaFACEBOOK/ AITZOLE ARANETA

En redes sociales también ha recibido ataques, “pero no por gente que está en primera línea”, ilustra la edil. “Son más trols que apoyan a ciertos grupos, eso es habitual. El típico insulto de que no eres una mujer, eres mentira Lo que es en el Pleno quizá me enfrento más al machismo por ser mujer que a la transfobia”, pero añade: “En Internet me acusaron de ser la persona a la que estaba pagando el millonario George Soros para transexualizar a la población española. A partir de ahí, insultos todo el día, el móvil no dejaba de vibrar y al final puse ’Gora Teta”. “El humor, el sarcasmo y la ironía son buenas herramientas para este tipo de cosas”, ahonda.

Ahora existe un debate entre feministas y trans desatado por el documento interno del PSOE. Araneta podría escribir una tesis sobre esto, confiesa, pero condensa lo que opina. Lo primero que indica es que “alguien externamente no puede decir a nadie quién es”. Eso, comenta, “es a lo que obliga la ley de 2007, que un psiquiatra lo certifique. Eso va contra los derechos humanos”. Pero, ve detrás del texto de la dirección del PSOE un intento de apoyar una ley administrativa más que una integral: “A ver si cuela”.

Me acusaron de ser la persona a la que estaba pagando el millonario George Soros para transexualizar España
Aitzole Araneta

Y de forma contundente explica: que esa “supuesta pelea” entre activistas trans y una parte del feminismo “no es real”. “No se da esa lucha, sigo militando en el feminismo y soy activista trans. Se habla en el documento del sexo como unos marcadores biológicos que dictan la verdad”, especifica, antes de detallar: “Hay que abolir esa construcción, ese debate teórico estaría bien ordenarlo. El sexo no es tanto biológico como biográfico. Es un concepto que viene de la filosofía, no de la ciencia biomédica. Es un debate teórico y no de la calle. El movimiento feminista tiene muy claro que las mujeres trans formamos parte de él”.

¿Qué pasa cuando le dicen que no es una mujer? Contesta la edil: “Tengo una variedad de respuestas. ‘Según tú, es tu opinión, pero tengo muy claro quién soy. Y el resto del mundo en mi día a día también’. Ya no me afecta, es la manera fácil de atacarme, sin entrar en argumentos intelectuales. Muchas veces ya ni contesto”.

El movimiento feminista tiene muy claro que las mujeres trans formamos parte de él
Aitzole Araneta

El calendario marca junio de 2020, y a estas fechas no ha habido ningún diputado trans en el Congreso. “La Cámara Baja es un reflejo de la sociedad. En algunos aspectos puede ir por detrás. Pero creo que en la sociedad hay mucha gente que está por llegar y en el Congreso también. Hasta la legislatura pasada no había una diputada negra, por ejemplo, o una senadora sorda”, indica “La transexualidad está por llegar. Estamos por llegar a muchos sitios”, agrega, al hilo de que comenta que “es muy importante tener referentes en todos los ámbitos, en la política, en los medios, en la ficción, en las series. Y en el día a día: faltan abogados, panaderos”.

¿Y dentro de los partidos hay LGTBIfobia? “Sí”, resonde rápidamente. “En esto no sucede de una manera evidente y en muchos casos no es algo que esté reflexionado. Venimos de la educación y de la cultura de la que venimos. No tenemos una asignatura de Educación Sexual que nos enseñe que la diversidad es la norma. Esto hace que a la gente le salte la fibra. Lo mismo que se habla de micromachismos, se puede hablar de micro LGTBIfobia. Sí está presente en los partidos. Sé que hay políticos que este tema lo dejan al margen, a la hora de manifestar su orientación de deseo. Y personalmente me he encontrado algún comentario de algún compañero, no directamente a mí, pero que me ha llegado, no me lo esperaba y ha sido desagradable”. 

Para estos días, la política de Podemos también tiene algunas recomendaciones para abordar todas estas cuestiones: el libro Niños y niñas, de Aingeru Mayor y Susana Monteagudo, la serie Pose (HBO) y la película Tangerine, de Sean Baker.

“Está clarísimo que sí hay homofobia en la política”

Jornadas para reflexionar. Y a muchos se les viene a la cabeza una de las imágenes más icónicas del año pasado: el diputado socialista Arnau Ramírez pasando junto a Santiago Abascal en la sesión de constitución de las Cortes con su camiseta con ‘gaysper’. El fantasma arcoriris que para Vox era un enemigo de España, en su propia cara. “En política hay muchas cosas importantes, una es la visualización. Esa imagen la utilizó ultraderecha para reírse de las personas LGTBI y junto a Felipe Sicilia la cogimos para devolvérsela. Ese ‘gaysper’ os va a perseguir si peleáis contra los derechos LGTBI, aquí estamos los socialistas para defenderlos y no nos vamos a arrugar”, cuenta él mismo.

“La camiseta nos sirvió para visualizar eso, para plantarse y no tener complejos. Aquí estamos y no volvemos al armario, vamos a plantar batalla y dar la cara por los derechos. Sirve para lanzar ese mensaje a la sociedad, a esas personas jóvenes que todavía no han salido del armario”, prosigue el parlamentario del PSC.

  Arnau RamírezEL HUFFPOST

Su visión: “Está clarísimo que sí hay homofobia en la política, no sólo porque en el Congreso tengamos 52 escaños de la ultraderecha, que combate la libertad LGTBI, sino que en el PP, el gran partido en teoría del centro derecha, se han visto ejemplos muy claros como contra la campaña de Correos, que atacaron sin pudor y escrúpulos. Parece que les molesta la bandera. Se centraron en lo que costaba, como si fuera un tema económico. Hemos visto que era rentable, pero es que son derechos de las personas”. “Sigue habiendo LGTBIfobia en la política y en el Congreso a diputados del PP y Vox les molesta que reivindiquemos derechos”, resume.

Como el resto, en persona no ha recibido insultos en la Cámara, pero en las redes “es el pan de cada día”. “Tuits, trols y personas con ojos y cara vinculadas a la derecha que te atacan. Me han dicho que si me meto la columna del Congreso por detrás. En vez de argumentos, insultos homófobos”, relata Ramírez.

Si hemos aprendido algo en estos tiempos y con el auge de la ultraderecha, es que los derechos hay que defenderlos cada día
Arnau Ramírez

Por ello, tiene clarísimo que la “visibilidad es muy importante en política y en todos los ámbitos, por ejemplo, como Pablo Alborán”. “Es muy importante que referentes lo digan porque llegan a mucha gente y que pensemos que tenemos los mismos derechos y oportunidades que el resto”, observa Ramírez.

“Hay muchas personas jóvenes que en nuestro país son LGTBI y no se imaginan cómo va a ser su vida, el momento de explicárselo a la familia o piensan en una vida doble. Por eso es importante que haya referentes, que vivan con normalidad y estén orgullosos. Ayuda, animan y les dicen ’no estás solo”, radigrofía el parlamentario del PSC.

Es cierto, reconoce, que ningún gran partido ha tenido un candidato LGTBI en unas elecciones generales, pero destaca que en el PSOE están en cargos de responsabilidad en la formación y en el grupo parlamentario. Y cita a Miquel Iceta y Carla Antonelli, además del referente eterno de Pedro Zerolo. 

Siempre mirando a este presente incierto y al futuro, Ramírez incide: “En cuanto a la defensa de los derechos, tendemos a creer que lo que hemos conseguido es para siempre, que no nos lo quita nadie. Y si hemos aprendido algo en estos tiempos y con el auge de la ultraderecha, es que los derechos hay que defenderlos cada día”. “Hay que avanzar, por eso es necesario que en toda España haya una ley LGTBI. Estamos viendo que las estadísticas de agresiones a chavales y chavalas están creciendo”, alerta el parlamentario socialista, quien afirma con rotundidad: “Hay que defenderse. Decir ’tú a mí no me pegas por ninguna razón y por ser una persona LGTBI”.

Hasta hace no muchos años, muchos políticos ocultaban su orientación creyendo que penalizaba electoralmente. Arnau comenta: “Tengo 31 años, en mi caso nunca he pensado que este hecho te reste prestigio y credibilidad. No creo que hoy reste votos. Vivimos en uno de los países más avanzados y tolerantes”. Y además estos días se vive la polémica dentro de su partido sobre la transexualidad y el femismo: “Ruido aparte, en mi partido somos socialistas y defendemos que las personas tengan los mismos derechos al margen del sexo. No veo mucho lío, defendemos la igualdad de oportunidades entre todas las personas”.

“Los bisexuales pasamos muchas veces desapercibidos”

También en el Congreso de los Diputados está sentada Mar García Puig (Unidas Podemos). “Hay LGTBIfobia en la política como en la sociedad. Somos un país muy avanzado, pero es como si me preguntan si hay machismo”, responde. Y lanza este punto de vista: “Soy bisexual. Dentro de la LGTBIfobia hay letras que la padecen más que otras. Hasta hace poco sabíamos de hombres gays políticos, pero menos de lesbianas. Por ejemplo, en el Congreso nunca ha habido una persona trans”.

Una Cámara Baja en la que ha entrado Vox como tercera fuerza y se abre el debate de si pueden intentar hacer retroceder derechos. “Totalmente”, indica la parlamentaria ‘morada’, que habla del “nivel de agresividad” y de que dificultan las declaraciones institucionales. “Me preocupa que un cierto sector de la derecha se radicaliza para competir con Vox”, advierte en la conversación.

  Mar García PuigINSTAGRAM / MAR GARCÍA PUIG

“Personalmente”, prosigue, “al ser bisexual, lo que pasa es que pasamos muchas veces desapercibidos ni se nos considera a veces LGTBI, se da por supuesto que somos heterosexuales. He sentido más bien que se invisibiliza esa parte de mi forma de ser, pero no he recibido un insulto directo”. Y subraya la importancia de la visibilización: “El feminismo nos ha enseñado mucho. Ha habido muchos politicos hombres que han admitido que eran gay, pero a las mujeres nos ha costado más porque pagas el doble precio de la discriminación”. 

Me gustó mucho cómo Ada Colau dijo de forma natural que era bisexual
Mar García Puig

Es hora de mirar a otros políticos: “Me gustó mucho cómo Ada Colau dijo de forma natural que era bisexual, referentes bisexuales hay pocos, no hay gente públicamente que haya dado ese paso y cómo llegó a mucha gente joven con ese paso tan espontáneo”. Dentro de los partidos, añade esta parlamentaria, hay LGTBIfobia “como hay en la sociedad, son microcosmos de la sociedad”. 

García Puig cree que se sigue proyectando esa imagen, no obstante, de “candidato muy concreto, hombre, blanco, de cuarenta años, con traje”. “Se han roto algunas barreras, pero hay que seguir. A lo mejor no es un LGTBIfobia muy evidente, pero a las personas LGTBI nos cuesta todo un poco más, igual que a las mujeres”. Y lanza una recomendación a todos para leer: A la conquista del cuerpo equivocado, de Miquel Missé.

“Un miembro del colectivo me llamó maricón y fascista”

“La política, en tanto y cuanto es reflejo de la sociedad, tiene desgraciadamente, el mismo nivel de LGTBIfobia que sigue habiendo en nuestro país, que cada vez es menor. Y hay que reconocer que en poco más de cuarenta años de democracia, lo que era una dictadura en la que se represaliaba a los que formaban parte del colectivo ahora es uno de los países más libres del mundo y con el mayor reconocimiento por parte de la sociedad”, reflexiona Jaime de los Santos, diputado del PP en la Asamblea de Madrid.

En primera persona, dice, que no la ha vivido “con salvedades”: “En mi partido jamás. Lo he dicho por activa y por pasiva. No estoy afiliado, en el partido para el que trabajo solo he sentido respeto y cariño. Nunca ni un solo comentario que pudiera asimilarse como lgtbifóbico. Pero sí es cierto que por trabajar en política, a través de redes y en ocasiones en determinados medios progresistas, he tenido que escuchar determinados insultos. Ya lo conté, cuando me nombraron consejero de Cultura con Cristina Cifuentes, un miembro destacado del colectivo LGTBI en un diario progresista me llamó maricón, fascista o que había encontrado mi puesto de trabajo en un cuarto oscuro”. “Desgraciadamente, la LGTBIfobia existe dentro del colectivo, residual por supuesto. Los ataques me han llegado por ser político y no desde los políticos”, desentraña.

¿Está cómodo De los Santos con los pactos del PP y Vox? Responde: “Cuando habláis de los pactos con Vox vais al trazo grueso. En la Comunidad de Madrid, Andalucía, Murcia, Castilla y León y la ciudad de Madrid hay gobiernos formados por el PP y Cs. Contaron en la investidura con los votos de Vox, que hay que recordar que representan a decenas de miles de votantes. Me siento en muchos temas en las antípodas ideológicas de Vox, me siento comodísimo en la bancada que estoy en estos momentos que es la del centro derecha. Que Vox se confunde en muchas de sus ideas sobre el colectivo, sí. Lo he dicho en público y se lo he dicho a ellos en privado, pero tampoco podemos trasladar la guerra al plano político haciendo de la exclusión nuestra manera de luchar contra la exclusión”.

  Jaime de los SantosINSTAGRAM / JAIME DE LOS SANTOS

Y habla de “evidentes” casos que ha “sufrido” de exclusión por ser consejero de la Comunidad de Madrid en la anterior legislatura con el PP: “Se me ha excluido de la cabecera de las marchas del Orgullo durante los últimos tres años cuando he ido como ciudadano anónimo más de veinte”. “Es decir, ¿si me siento cómodo con algunas de las afirmaciones de Vox? No, pero tampoco me siento cómodo con muchas de las afirmaciones de la izquierda radical y, mucho menos, cuando se me excluye de un espacio construido para el diálogo y cuya única finalidad debe ser para que los pocos, y lo digo claro, animales que no entiendan que la diversidad es la única realidad convencerlos y no convertirnos en armas que son las que en muchos casos nos han hecho convertirnos en víctimas”, apunta.

Que los personajes públicos seamos visibles ayuda a mucha gente
Jaime de los Santos

Sobre si los políticos deben hacer pública su orientación, De los Santos manifiesta: “Cada uno tiene que hacer en conciencia lo que quiera. Pero también creo que que los personajes públicos seamos visibles ayuda a mucha gente”. “Para todos, tener modelos es muy importante. Me acuerdo que con trece años tenía claro que me gustaban los chicos y no encontraba en casi ningún sitio un ejemplo que me hiciera ver que era normal”, confiesa. 

Este año el Orgullo será más “tranquilo” y “aburrido”, admite, marcado por la pandemia del coronavirus. “Con pena”, reconoce acto seguido De los Santos. Y se anima a dar también algunas recomendaciones para estos días. Cine: Los chicos de la banda, Pride y Con amor, Simón. Literatura: Celeste y Regina. Una correspondencia.

“Las mujeres LGTBI están invisibilizadas”

De Madrid a Barcelona. Toma la palabra Noemí de la Calle, diputada en el Parlament. Su lema es ama, ama y ensancha el alma. “Hay LGTBIfobia en la política en la medida que puede haberla en la sociedad, la política no es una isla, hay diversos tics discriminatorios, expresiones, se sufre muchísimo en redes sociales”, ilustra.

En primera persona, indica que no lo ha vivido, pero el problema que hay, continúa, “tiene que ver con la plumafobia, lo que puede molestar es que tengan pluma”. Y añade que la “experiencia de las mujeres LGTBI está claramente invisibilizada, hay más casos de hombres del colectivo en política. Está el miedo a ser señaladas y sin pluma pasan más desapercibidas”.

“El caso de la pansexualidad es más abierto que la bisexualidad, significa que te puedes sentir atraído por otra persona, independientemente de su orientación, identidad de género o expresión de género, te enamoras de las personas. El término pansexual no es tan conocido, hay muchas personas que se identifican con la bisexualidad porque es lo más conocido, el término abarca más”, explica esta parlamentaria ‘naranja’.

  Noemí de la CalleINSTAGRAM / NOEMI DE LA CALLE

Alza la voz entonces: “Aprovecho para reivindicar en el caso de las personas bisexuales y pansexuales que se sufre una doble discriminación, no por todo el mundo, pero tanto fuera como dentro del colectivo. Fuera porque se te etiqueta como una persona a la que le va el vicio y dentro te puedes encontar con personas de tu mismo sexo que te etiquetan como heterocuriosa y no te reconocen”.

“Cuesta mucho más, es más desconocido. No tienes tanta información, no tienes tantos referentes, hasta que llegas a entender y te informas gracias a San Google. Ahora lo tenemos más fácil”, desgrana De la Calle. Defiende a la vez que en Ciudadanos tienen cargos abiertamente LGTBI: “No miramos la orientación, siempre hemos estado con las reivindicaciones del colectivo”. “El tema de la igualdad lo llevamos en el ADN”, remacha.

El año pasado tuvieron que marcharse del Orgullo en Madrid por las acusaciones por los acuerdos con Vox. “Partimos de una premisa falsa, en ningún caso hemos pactado con ellos”, explica la parlamentaria catalana, y dice que los de Abascal apoyaron gobiernos autonómicos porque si no lo hacían, gobernaba el PSOE. “Es más de ellos, es una premisa falsa, me gustaría que me dijeran algún consejero de Vox en gobiernos de PP y Cs”, justifica. Para indicar que han estado en el Pride en Barcelona desde que nació el partido naranja. “Llevamos muchas ediciones”, insiste. Y ve detrás de esa situación “la politización que hizo el PSOE”.

España fue uno de los países pioneros y tenemos mucha suerte de vivir aquí, pero hay mucho camino que recorrer
Noemí de la Calle

Lo mismo que entiende que “el feminismo y el colectivo LGTBI han sido aliados y ahora hay un discurso tránsfobo al negarse el derecho a que formen parte del colectivo feminista”. “Se dan carnés de ser o no mujer, lo que hace es dividir. Eso no ayuda a conseguir la igualdad”, reflexiona esta política, que además pide que haya más deportistas que salgan del armario.

¿Hay políticos que todavía no salen del armario por miedo a perder votos? De la Calle piensa que no se trata de una cuestión de sufragios, “sino de exposición pública”. “España fue uno de los países pioneros. Tenemos mucha suerte de vivir aquí, pero hay mucho camino que recorrer, muchos derechos que alcanzar y discriminación a eliminar”, puntualiza- Lo que hay es “miedo a los insultos y a la crítica”, aduce.

A la hora de nombrar referentes no duda ni un segundo: Pedro Zerolo. Mirando además al futuro cree que hace falta mucho reforzar la Educación (lamenta que muchas veces todo se queda en protocolos colgados en una web), además de dar formación a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Con la vista puesta también en los refugiados LGTBI: “Hay personas que vienen porque en sus países está penado con cárcel o muerte. Ni las comunidades ni la Administración Central hacen lo suficiente para cumplir con las directivas internacionales”.

“El portavoz de Vox me llamó planchabragas”

El sur pide paso. Antonio Maíllo, ex líder de IU en Andalucía, hace balance: “Formalmente no hay LGTBIfobia en la política; una de las conquistas del movimiento ha sido convertir la normalización en hegemonía social, aunque realmente no se dé. Pero nadie se ha atrevido a verbalizarla. Hasta ahora”.

Sobre si ha vivido ataques homófobos durante su actividad como político, revela: “Sí, cuando señalas o te perciben como una amenaza en el debate político se usan argumentos de descalificación”. “En los años 90, siendo concejal en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, un dirigente local del PSOE -luego fue expulsado por corrupción- usó mi condición sexual para descalificarme socialmente. Había terreno abonado para seguir ese mensaje. Hoy sería imposible”.

  Antonio MaílloIU

“También hubo un caso más reciente en el Parlamento andaluz, algo estrafalario. El portavoz de VOX me llamó “planchabragas” del feminismo, y debo reconocer que me hizo gracia la imagen viéndome planchando las bragas a todas mis amigas feministas. Por cierto, las bragas no se planchan, ¿no?”, desliza Maíllo, que añade: “En ambos casos fue la reacción de dos dirigentes políticos que se sintieron acosados por determinados mensajes o actuaciones políticas que previamente realicé. Al primero por su corrupción; al segundo, por llamarlo “patriota del taco”, una expresión andaluza para reflejar el enriquecimiento de su despacho de abogados, aprovechando su condición de diputado”.

También se para a analizar sobre los derechos LGTBI y la llegada de Vox: “Siento decir que, pese a mi optimismo militante, corren peligro. En el movimiento LGTBI siempre teorizamos y tuvimos claro que a una etapa de avance y ‘moda’ social vendría una reaccionaria contraria a ella. Y estamos en ella”.

Seguimos teniendo el deporte como asignatura pendiente, principalmente el fútbol
Antonio Maíllo

“Me preocupan más las microhomofobias de la cotidianidad, sutiles, que crean un marco hostil para la liberación de quienes están en proceso de identidad”, entona el expolítico y profesor de Latín. Para hilvanar: “Dicho esto, la conciencia de que pueden retroceder es un pago necesario para evitar que se produzca tal retroceso. Porque en el sentido común está instalada una aceptación -con más o menos convicción- social, y una democratización de gente LGTBI en todos los sectores sociales”.

A lo que agrega: “La entrada de VOX en las instituciones es el síntoma de lo expresado anteriormente: una fuerza expresamente homófoba que recoge ese pensamiento hasta ahora enterrado pero vivo”.

Se detiene en el tema de la importancia de la visibilidad de los políticos. “Tan importante como en otros campos de visión: seguimos teniendo el deporte como asignatura pendiente, principalmente el fútbol. La visibilidad en el ámbito político normaliza extraordinariamente la condición LGTBI, aunque siempre me ha fastidiado el uso partidista que se ha hecho en muchas ocasiones. Pareciera que es más un producto de mercadotecnia que resultado de una convicción propia”, relata Maíllo.

Según Maíllo, “dentro de los partidos lo que hay, por encima de todo, es lucha de poder”. “Y si en esa disputa hay alguien del mundo LGTBI como adversario interno, la tentación de usarlo está a la vuelta de la esquina. No de manera burda, sino sutil: como el caso de un partido bastante importante de Andalucía, donde se combatía la promoción de una política lesbiana aduciendo ’que la sociedad no estaba preparada para ello”, comenta.

“Los que no estaban preparados -ni dispuestos- eran quienes argumentaban así. En mi experiencia nunca me he sentido atacado por mi condición sexual; al contrario, la militancia de mi partido, el PCE, gente muy curtida en mil batallas, se ha destacado por la sensibilidad y asunción de nuestras tesis. De manera dialéctica, eso siempre”, concluye este ya histórico dirigente de IU nacido en Lucena (Córdoba).

“El caso mío ha roto clichés”

Hay que mirar al campo andaluz. Habla al otro lado del teléfono José Veira, alcalde ‘popular’ de Los Molares (Sevilla) y con tan sólo 27 años: “No he vivido esa LGTBIfobia ni en el seno del partido ni en la política ni en mi núcleo familiar ni entre mis amistades he vivido el rechazo por ser gay o por estar con hombres y mujeres, parte de mi vida he estado con chicas y otra con chicos. Nunca se me ha preguntado con quién te acuestas. Al revés, he vivido en un clima de libertad y en el partido igual. Nunca se me tratado diferente. Es más, nunca me ha gustado el cliché de esta persona es gay y por eso tienen que defender estas políticas”.

“La igualdad y la libertad es cuando tratas a una persona por el hecho de ser persona y no por su orientación sexual o género. Nunca he vivido ese rechazo”, sentencia este político del PP, que lleva las riendas de este municipio de unos 3.500 habitantes. Por redes sociales, dice, siempre “te vas a encontrar con cazurros que la única forma de insultarte, cuando se quedan sin argumentos, es decir maricón, independientemente de que sean de izquierdas o de derechas”.

  José VeiraINSTAGRAM / JOSÉ VEIRA

Especifica entonces: “Me acuerdo cuando empecé mi campaña aquí, un pueblo que presumiblemente es de izquierdas siempre y sin embargo, aunque a la cara no suelen decírtelo, por detrás se escuchaba dónde va el maricón ese, qué se cree que va a conseguir”. “Lo importante es no responderles de cara a la galería porque es peor cuanta más importancia se dé, pero es verdad que esto no quiere decir que no haya que concienciar a los más pequeños de que viven en un país libre”, piensa Veira.

Las diferencias entre los pueblos y las grandes ciudades están sobre la mesa. “Es más difícil salir del armario, más miedo hay al rechazo cuanto más pequeño es el pueblo. Que ese miedo al rechazo no significa que realmente haya un rechazo. En el caso mío ha sido una rotura de clichés, en los aspectos de la política y de ser gay, alcalde, tener 27 años y no tener miedo a contarlo. Eso favorece mucho. Antes la bandera de la diversidad estaba colgada en el mástil debajo de la bandera de España y lo que he hecho es poner un mástil y colocarla cuando hay que hacerlo. Está en el balcón también”, cuenta.

“Pero la concienciación no es colgar una bandera y ponerte en una foto cuatro días al año. Tiene que ser durante todo el año y dar ejemplo. Tratando con normalidad el asunto”, sostiene el alcalde, que dice que no quiere que le traten de una forma especial o diferente. Y va más allá: “Lo importante son los testimonios. Cuando organicé el año pasado la primera fiesta de la diversidad, lo que me interesaba no era la fiesta, sino que la gente contara cómo salió del armario, cómo lo contó, por ese miedo al rechazo, aunque luego no exista”.

¿Y está cómodo con los pactos con Vox del PP? “No me siento cómodo ni no cómodo. Yo es que los ignoro directamente. Lo que siempre hablo en los círculos internos del partido es que los ignoro. Tengo mis principios, mis valores y mi programa”, contesta. “No entro en su juego. Y si quiere ser unos arcaicos, que lo sean”, señala. “Y el PP con Vox no ha pactado nada en contra del colectivo”, remarca.

La política también es Orgullo… y todavía quedan muchos pasos que recorrer.