Por qué las pegatinas son el mejor regalo que puedes hacerle a tu hijo pequeño

Por qué las pegatinas son el mejor regalo que puedes hacerle a tu hijo pequeño

Son baratas y además están llenas de beneficios.

Niño con la cara llena de pegatinas

Si hay un niño en casa, hay pegatinas en las paredes. Es un hecho. Los adhesivos lo acaban inundando todo: la parte baja de los muebles, las puertas, las alfombras y, en general, todas aquellas superficies que están a alcance de sus todavía cortos brazos.

Ellos lo pasan en grande y los padres se desesperan cuando llega la hora de recoger. 

No debería ser así. Lo primero sí, pero lo segundo habría que cambiarlo. Las pegatinas son el mejor juego que puedes comprarle a un niño pequeño.

El precio no tiene nada que ver aquí, aunque ayuda bastante que por menos de 10 euros se puedan conseguir decenas de pegatinas. Si son un gran regalo es por lo que pueden aportar a los niños cuando juegan con ellas. 

“El beneficio tiene que ver con varios aspectos. El primero viene porque es un material novedoso, con distintas formas, colores y texturas, que puede ser motivador para el niño, dada su su curiosidad natural por descubrir cosas nuevas. A esto hay que sumarle la posibilidad de trabajar al mismo tiempo la motricidad fina”,  explica Ana Isabel Agustí López, profesora del Máster Universitario en Neuropsicología Clínica de la Universidad Internacional de Valencia, a El HuffPost Life.

“La psicomotricidad fina es aquella en la que trabajamos las distintas tareas y actividades que hacemos con las manos. Gracias a ella podemos desarrollar distintas habilidades de precisión y de coordinación de diferentes partes de nuestro cuerpo”, explican desde Consulta21. “Es muy importante trabajarla desde edades muy tempranas para que al llegar a otras más avanzadas, como la juventud o la edad adulta, tengamos un perfecto control de todas estas habilidades”, apuntan.

Está demostrado que hacer la pinza es la precursora de coger correctamente el lápiz
Lucía Castilla Picard, logopeda

El simple gesto de despegar una pegatina para luego colocarla sobre otra superficie, que a un adulto le resulta tan fácil y que para un niño puede ser un auténtico reto, les obliga a coordinar varios movimientos. “Es lo que se conoce como hacer la pinza y está demostrado que es la precursora de coger correctamente el lápiz”, explica la logopeda Lucía Castilla Picard.

Ese desarrollo de la psicomotricidad fina no es lo único que puede aportar el juego con pegatinas. “Todas aquellas actividades con las que tienen que interactuar con materiales que les resulten curiosos y manejables pueden resultar beneficiosas para el aprendizaje, tanto en forma de asociación como en forma de refuerzo”, continúa Ana Isabel Agusti Lopez.

La capacidad de refuerzo es la que destaca la logopeda Cristina Conde Moreno, también de Consulta21, al hablar del uso de pegatinas en las aulas. “Se utilizan como actividad complementaria y se incluyen en todas las unidades didácticas. Se integran ya desde el segundo curso de guardería”, apunta.

“Cuantas más vías sensoriales utilicemos a la hora de aprender (visual, táctil, olfativa, auditiva, gustativa) más fuertes serán estas asociaciones ya que se activarán más vías neuronales que se afiliarán a dicho aprendizaje”, aclara Agustí López.  

Se usan en las aulas y también se pueden introducir en casa. “Solo hay que tener en cuenta la etapa del desarrollo en la que se encuentra el niño. Las asociaciones se pueden trabajar desde muy temprano, como pueden ser las formas geométricas, categorías de animales, etc.”, explica. “No obstante, si se trabaja con pegatinas con niños menores de tres años, siempre debe hacerse bajo supervisión de un adulto por el riesgo de ingesta y por la posible ayuda requerida a nivel motriz”, advierte.

El juego con pegatinas trabaja las habilidades del niño, tanto físicas como mentales, lo que se traduce directamente en un beneficio a nivel neuronal
Ana Isabel Agustí López, neuropsicóloga

Lo importante es adaptar el juego o la actividad a cada edad. “La dificultad de asociación para lograr aportar novedad y curiosidad sin posibilidad de frustración debe ser menor en niños más pequeños”, matiza Agustí López. A esas edades a veces ni siquiera son capaces de hacer la pinza y hay que guiarlos para que aprendan, añade Castilla Picard.

Una vez que lo tienen, todo son beneficios. “Trabajamos las habilidades del niño, tanto físicas como mentales, lo que se traduce directamente en un beneficio a nivel neuronal”, explica Agustí López. Esas conexiones neuronales van a ser las que posibiliten las respuestas mentales y motrices: “Cuantas más veces se repitan las asociaciones más fuertes serán las conexiones neuronales y con mayor facilidad se despertarán en el futuro”.