PP, Cs y Vox y su triángulo de las Bermudas

PP, Cs y Vox y su triángulo de las Bermudas

El bloque de derechas, a prueba en Madrid y Murcia, tras articular varias fórmulas en el resto de España.

Manifestación en ColónEFE

Tres actores políticos, pactos a varias bandas y un mismo objetivo: lograr instituciones frente al bloque de izquierdas. Después de las elecciones del 26-M, PP, Cs y Vox han ido ensayando y haciendo realidad acuerdos a lo largo y ancho de toda España con tensión ante los medios pero llegando casi siempre in extremis a una solución.

Ahora se viven días trepidantes entre estas formaciones por dos regiones clave: Murcia y Madrid. Son dos de los grandes bastiones de la derecha en España y sus gobiernos autonómicos dependen de que vuelvan a conjurarse estas tres formaciones. Se pone a prueba la unidad del bloque. En el primer caso ya se ha vivido una investidura fallida, y en la segunda PP y Cs han sellado un acuerdo a la espera de la extrema derecha -que lo ha calificado de “vergonzoso”-.

Desde Ciudadanos se vende constantemente que no han pactado nada con Vox y que no ha habido (ni habrá) fotos, pero por debajo en casi toda España sí ha habido mensajes, reuniones y cafés en hoteles. Sin documentos a tres, como piden los de Santiago Abascal, pero sí textos como el que firmaron populares y los del partido de ultra derecha en el que se hablaba de que entrarían en gobiernos de coalición con sus propias concejalías.

Lo que no puede negar Cs son las extrañas ‘coincidencias’ para que sus aspirantes a varias instituciones logren los votos de Vox, y no solo para gobiernos de coalición con el PP. Una fórmula que arrancó tras las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre. Marta Bosquet (Cs) logró hacerse con la presidencia del Parlamento autonómico gracias a los votos de Abascal.

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La misma fórmula con la que han llegado los naranjas a la Presidencia de la Asamblea de Madrid, que recae en Juan Trinidad. Sin Vox no sería posible. Todo ello pilotado principalmente por el Partido Popular y, en especial, por su secretario general, Teodoro García Egea, que es el gran muñidor de los acuerdos ‘a tres’.

Incluso ha habido casos en los que los votos han sido públicos y el candidato de Cs ha recibido los síes de los de Abascal ‘milagrosamente’. Por ejemplo, en Granada, Luis Salvador se hizo con la Alcaldía teniendo solo 4 de los 27 concejales -con el apoyo de los ‘populares’ y Vox-. Y esta fórmula también se repitió en Palencia, donde el ‘naranja’ Mario Simón se hizo con el bastón de mando a pesar de tener solo 3 concejales. Pero el PP le dio sus nueve votos y Vox el suyo, sin el que no hubiera podido gobernar. Y luego se filtró el documento que había firmado el ‘naranja’ junto a la representante de la ultra derecha.

También empiezan a aparecer fórmulas de gobiernos a tres, aunque lo hubiera negado Albert Rivera. Esto está pasando en Badajoz, donde Alejandro Vélez (Vox) ha entrado en la corporación municipal junto a populares y ‘naranjas’ llevando el área de Limpieza Viaria y Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, Coordinación de Poblados y Parque Móvil Municipal -lo que en Vox bautizan como “decoro”-. Es la primera capital de provincia en la que se da esta fórmula.

Las reuniones ahora son “cafés”

En Murcia no fue posible el acuerdo en el primer intento de investidura de Fernando López Miras (Murcia), aunque se espera poder llegar a un acuerdo en el plazo de dos meses que hay ahora antes de tener que ir a una repetición electoral.

Vox decidió no apoyar al popular para intentar marcar territorio ante un Cs que siente que le desprecia. Los ‘naranjas’ han firmado un acuerdo para un Ejecutivo en coalición con los populares, pero no querían firmar un documento con los de Abascal. No obstante, a pesar de decir que no negocian, en esta región estuvieron horas sentados representantes de los tres partidos. Todo reventó cuando decían ante las cámaras José Manuel Villegas y Juan Carlos Girauta que era un simple “café”.

Lo que son conscientes los tres partidos es que nadie quiere quedar como el ‘malo’ ante el electorado de derecha si no se logran pactos. Esto podría perjudicarles en casos de posibles repeticiones electorales y además está provocando problemas internos.

Casado ha olvidado ese viaje al centro emprendido en las municipales -que hizo recuperarse algo respecto al 28-A- y defiende los pactos con la ultra derecha. Además, todo este operativo le está sirviendo para reivindicarse como el único partido que puede unir a la derecha. Lo que él llama la “gran casa del centro derecha”. Su idea es capitanear estos gobiernos regionales y municipales y capitalizar los logros, todo en búsqueda del bipartidismo imperfecto.

En Cs este giro a la derecha y el acercamiento a Vox ha provocado un fuerte malestar interno, que ha llevado, por ejemplo, a abandonar la política al diputado Toni Roldán. Pero Rivera tiene claro su objetivo: dar el sorpasso al Partido Popular. Y eso solo puede pasar por virar a la derecha y evitar pactos con el PSOE -la excepción ha sido en ayuntamientos en Castilla-La Mancha-. 

Y Vox también ha subido su nivel de exigencia después de perder la mitad de su electorado entre el 28-A y el 26-M. El voto en contra en Murcia tiene que ver más con la necesidad de demostrar que sus votos son necesarios que por alejamiento programático. 

A pesar de este ‘no’, Santiago Abascal ha hecho un llamamiento este lunes a Pablo Casado y Albert Rivera a reunirse para salvar la “grave situación” por el “chantaje” de Cs en Madrid y Murcia. Incluso, el líder de la ultra derecha ha apelado a la “vieja amistad” con el presidente de Cs: estará desde las ocho de la mañana este martes en el Congreso para intentar verse con los dos. Los naranjas lo interpretan, como ha dicho Inés Arrimadas este lunes, como una posible ‘rectificación’ de los verdes. “A la espera de que se le acabe la pataleta”, ha subrayado.

Todo esto dos días antes del pleno de investidura en Madrid, con una situación inédita al no haber candidato. Isabel Díaz Ayuso (PP) e Ignacio Aguado han firmado un acuerdo, pero tienen menos votos que la izquierda, por lo que necesitan a Vox para ganar la votación.

Ayuso ha dicho que muchas de las medidas que pedía Vox han sido incorporadas, en tanto que Aguado ha avanzado que no tiene inconveniente en sentarse con ellos para explicarlo. La pelota está en el tejado de Rocío Monasterio, que debe decidir si apoya ese Gobierno entre PP y Cs sin tener consejerías.

Todo apunta ahora a un posible sí in extremis como pasó en Andalucía. Los tres no se pueden permitir perder Madrid. PP, Cs y Vox y su triángulo de las bermudas de pactos.