¿Puede España superar a China y a Italia en número de muertes?

¿Puede España superar a China y a Italia en número de muertes?

El coronavirus se ceba ahora con Europa, incapaz de replicar las drásticas medidas de Asia para combatirlo.

Una mujer con mascarilla y guantes en Madrid.EFE/Mariscal

Este jueves, una vez más, se cumplió el tópico que dice que las malas noticias calan más que las buenas. Lo paradójico esta vez es que ambas estaban relacionadas con el coronavirus. La parte negativa se la llevó Italia, que oficialmente superó a China en número de muertes de personas con coronavirus. La noticia positiva, la que quedó eclipsada, correspondía a China, que por primera vez no registraba nuevos contagios del virus.

En España, claro está, las miradas no se dirigieron al país asiático, sino al europeo, al que miramos de reojo desde hace semanas, con la mente puesta en que las cifras de esta crisis sanitaria en Italia acaban reproduciéndose en nuestro país al cabo de nueve o diez días. 

Este viernes España ha sobrepasado la ‘barrera psicológica’ de los mil fallecidos, cifra que alcanzó Italia el 12 de marzo. Y lo peor no es el dato, sino lo que está por venir. Aunque la OMS advirtió que ya no era China, sino Europa, el foco de la epidemia, parece que a este jueves nuestras cabezas occidentales no lo asimilaron. Y, pese a todo, cuesta entender que Italia -un país de 60 millones de habitantes con la mitad de contagios que China y sus 1300 millones de habitantes- registra ya más de 4.000 bajas, y sin saber si ha alcanzado el pico de la epidemia.

Ese pico, y esa curva que hay que tratar de aplanar a toda costa, están en boca ahora de las televisiones, de los compañeros de trabajo y hasta de las abuelas. Lo que quizás no comenta tanto la gente es cómo lograrlo, cómo lo han conseguido en Asia y cómo se nos está resistiendo en Europa. 

La teoría es sencilla. Se llama quedarse en casa. “Se ha demostrado que el confinamiento es lo que funciona. Es increíble que la pandemia no haya afectado a Singapur o a Taiwán, siendo países muy próximos a China, y eso se ha conseguido cerrando las puertas”, explica Salvador Macip, doctor en Medicina y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Macip, autor del libro Las grandes plagas modernas, reconoce que, al tratarse de un virus nuevo, “es muy difícil predecir el curso de la enfermedad”, pero viendo lo que ha ocurrido en China y lo que está ocurriendo en Italia nos podemos hacer una idea de qué está bien, qué está mal y en qué camino está España.

En China, cuando se impuso la cuarentena, la gente se quedó en casa. Aquí, cuando comenzaron las restricciones, la gente se fue a la playa

“Lo que vemos es que en China, cuando se impuso la cuarentena, la gente se quedó en casa. En Italia, y lo mismo se repitió después en España, cuando comenzaron las restricciones, la gente se fue a la playa a pasar allí el aislamiento. Y así se transmitió el virus”, señala.

Para Macip, en esta comparativa resultan clave, por un lado, las medidas del gobierno y, por el otro, las costumbres de la sociedad. “Las medidas que toma un gobierno autoritario (poner videocámaras de vigilancia en las calles, sacar al Ejército a controlar con armas que nadie salga) nunca van a ser comparables con las que toma un país democrático y liberal. Y en este sentido, la situación del Gobierno chino juega a su favor”, apunta.

También juegan a su favor -y en nuestra contra- la idiosincrasia y la cultura del lugar. En países mediterráneos como España e Italia, a la gente no le importa tanto exponerse con tal de salir a la calle, ya sea a por el pan o a por el periódico. “Hay gente a la que he visto más esta semana que en el mes de febrero. Sobre todo gente mayor. Hoy un señor ha venido a pesarse y otro a por caramelos”, cuenta María, farmacéutica en Zaragoza. “Algunas personas, especialmente ancianos, vienen a hacer compras totalmente innecesarias sólo por tener una excusa para salir de su casa”, comenta Noelia, dependienta en un Mercadona. “La gente no es totalmente consciente de lo que está pasando”.

Helena Legido-Quigley, profesora asociada de Salud Global en la Universidad Nacional de Singapur, insiste en que “lo mejor que puede hacer la gente mayor de 70 años y con otras enfermedades es quedarse en casa”. “Será muy difícil, pero son la población de mayor riesgo y en Wuhan muchos se infectaron al ir al hospital”, afirma.

Mientras que China cercó barrios, obligó a la gente a fichar con una aplicación móvil cada vez que salía a comprar y paralizó casi por completo la actividad laboral, en España siguen abiertos los transportes públicos, mucha gente sigue yendo a trabajar y el fin de semana pasado, cuando se anunció el estado de alarma, muchas personas aprovecharon para irse de ‘escapadita’. 

“En un futuro próximo hará falta involucrar a expertos en ciencias del comportamiento para entender cómo conseguimos que la población aguante las medidas restrictivas que nos esperan”, vaticina Legido-Quigley.

Lo más probable es que hagan falta medidas más restrictivas en poco tiempo

“El confinamiento no sirve de nada si en el momento de las restricciones se va todo el mundo a la playa”, resume Macip. “En Europa ya vamos tarde. Y el ejemplo de Italia es claro. Allí no se hizo bien y todo apunta a que en España está pasando lo mismo”, señala.

China pasó de cero a cien en sus restricciones de un día para otro. En Europa, en cambio, se ha ido paso a paso con la idea de tratar de evitar el colapso económico. “Las medidas de confinamiento se retrasaron al máximo con el pensamiento de ‘si es suficiente con las recomendaciones, vale’. Pero no fue suficiente. El pensamiento debía haber sido: ‘Vamos a salvar a las personas, y ya después hablamos de si hay que rescatar empresas’”, sostiene Salvador Macip. 

Helena Legido-Quigley considera que las medidas tomadas en España con el decreto del estado de alarma son “las correctas, aunque llegan tarde”. “Lo más probable es que hagan falta medidas más restrictivas en poco tiempo”, añade. Salvador Macip también cree que “después de mucho dudar y vacilar, finalmente España ha tomado las medidas adecuadas y está en el buen camino”. Pero si el confinamiento ha sido efectivo, se verá dentro de “aproximadamente una semana”, calcula Macip, cuando se supone que la curva de contagios debería empezar a bajar. 

¿Alcanzará España a Italia en número de muertes? “Es difícil hacer predicciones”, responde Macip, “pero jugamos con la ventaja de ver con antelación los ejemplos de China e Italia. Está claro que en los próximos días seguirá subiendo el número de muertes. Tenemos que prepararnos para ver cifras altas, pero a partir de una semana debería empezar a bajar. Si no, es que lo estamos haciendo mal y se tendrán que implantar medidas más duras por un período corto de tiempo”. 

Si en una semana no bajan las cifras, es que lo estamos haciendo mal

“Ahora hace falta ponerse por delante de la epidemia y destinar toda la financiación que haga falta en el sistema sanitario”, apunta Legido-Quigley, que es autora de varias investigaciones sobre la actuación de los sistemas sanitarios asiáticos y español frente a la crisis del coronavirus.

La experta enumera varios elementos que nuestra Sanidad necesita “urgentemente”, desde material de protección para los sanitarios hasta ventiladores mecánicos, pasando por “un modelo matemático preciso de las camas de UCI que van a hacer falta en cada comunidad autónoma”. “Hay que prepararse para el peor escenario”, vaticina. “Hará falta mucho más personal de la salud, pero también mucha más capacidad en laboratorios, en personal que pueda realizar los tests y el seguimiento de los casos infectados”.

Hay que prepararse para el peor escenario

Los dos especialistas tienen claro que “cuando pase esta epidemia habrá que sentarse a mirar los datos, ver qué países lo han hecho mal y cuáles bien, y preparar los sistemas de salud para la próxima crisis”. Es evidente que Asia está en el camino correcto: aparte de China, sorprende Corea del Sur, que ha centrado su estrategia en la detección precoz.

España, en ese sentido, se encuentra con un hándicap importante: la falta de tests de coronavirus, unas pruebas que la OMS pide encarecidamente que realicen los países. “El Gobierno tiene que hacer tests a todas las personas que hayan estado en contacto directo con casos confirmados y encontrar formas más rápidas de hacerlos. Hay que seguir el modelo de Corea, donde han hecho testing masivo. Sin hacerlo no sabremos la magnitud del problema ni dónde está localizado”, lamenta Helena Legido-Quigley.

“Cuantos más tests se hacen, más fácil es aislar a los enfermos, y en Corea del Sur esto ha funcionado muy bien. Pero España está en un punto en el que ya ha superado la fase de la detección precoz”, opina Salvador Macip. 

Los expertos ya sabíamos que los recortes serían muy negativos si se diese una epidemia de estas características

Ahora lo que intenta nuestro país es “evitar la saturación de hospitales”. “Con los hospitales saturados es como realmente la enfermedad se vuelve grave. El virus, en sí, no es tan mortal como otros, pero sí es muy contagioso”, señala Macip.

“El problema de esto es que las personas que estén graves (que serán un pequeño porcentaje de los enfermos, pero las habrá) no podrán ser intubadas; con un respirador se les salvaría la vida, pero si no hay respirador disponible, morirán”, asegura. Esta es la situación en que se encuentra Italia, donde el virus tiene un 8% de letalidad, y lo que se teme que pase en España (4% de letalidad) si el número de enfermos aumenta de forma descontrolada. En países como Francia, Corea del Sur y Alemania la tasa de mortalidad por coronavirus es mucho menor, con un 2%, un 1% y un 0,4%, respectivamente

Legido-Quigley añade un factor más que afecta a nuestra Sanidad: “Las medidas de austeridad de los últimos años”. “Los expertos ya sabíamos que serían muy negativas para el sistema español si se diese una epidemia de estas características”. “Cuando nos recuperemos, espero que los gobiernos sean conscientes de ello y no vuelvan a recortar en Sanidad. Ahora los profesionales de la salud están sufriendo todos estos recortes. Espero que tengan las fuerzas para luchar y que sepan que tienen todo el apoyo de la población”.

La población, por su parte, también tiene que “tomar conciencia”, pide Macip. “Es muy importante que la gente entienda lo que nos estamos jugando. Porque hasta ahora no se le está dando mucha importancia”.

Es muy importante que la gente entienda lo que nos estamos jugando

Macip, optimista, pensaba que tras la pandemia de gripe A de 2009, la población habría aprendido la lección, pero ahora ha comprobado que estaba equivocado. “En estos diez años se ha perdido la oportunidad de crear un conocimiento sobre pandemias y virus”, asegura.

“El virus ha pasado de China a Europa en cosa de días, y la gente creía que eso era imposible. Cuando publiqué el libro Las grandes plagas modernas y hablaba de la próxima pandemia, la gente me decía que exageraba. Pero si trabajas con virus, sabes que va a volver a ocurrir. Las pandemias están ahí, y seguirán pasando”, afirma Macip.

“La población puede hacer mucho y debe entenderlo. Si no se consigue ahora, que al menos de cara a la siguiente pandemia, estemos todos más concienciados”, pide el experto. Eso, y que los gobiernos “diseñen planes y hagan los deberes con seriedad”, añade.

De momento, hay algunos que sí han tomado buena nota de la lección. “China aprendió con la epidemia de SARS. Cuando surgió el brote en 2003 fueron muy opacos, y esta vez su comportamiento no ha tenido nada que ver”, apunta Macip. Legido-Quigley también hace referencia a esta epidemia: “Países como Singapur y Hong Kong están ahora mejor preparados porque pasaron el SARS en 2003”.

Mientras tanto, a miles de kilómetros del Lejano Oriente, en España podemos ir aprendiendo de ellos otra lección, y para eso toca volver a hablar de la famosa curva epidémica. Porque “la cuestión no es cuánto tiempo vamos a estar confinados, que puede ser un mes o mes y medio; la cuestión es lograr que se aplane la curva en un par de semanas”, explica Macip. Y, para eso, el aislamiento debe ser exhaustivo: “La gente tiene que obedecer”.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es