¿Puede provocar el coronavirus la peor crisis económica de la historia?

¿Puede provocar el coronavirus la peor crisis económica de la historia?

La mayoría de analistas consideran que el impacto global de la pandemia será peor que el de la crisis financiera.

La plaza Mayor de Madrid, completamente vacía por el estado de alarma.Getty

La crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus ha contagiado a una economía que ya mostraba síntomas de desgaste desde hace varios meses. La virulencia del shock provocado por la expansión de esta enfermedad en la economía mundial ha sorprendido a todo el mundo hasta el punto de que se ha convertido en el cisne negro de la década.

Los Gobiernos nacionales han lanzado planes de estímulo para amortiguar el golpe y los bancos centrales han puesto en marcha programas de compras de deuda para respaldarlos. “Haremos lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta”, sentenció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, emulando la famosa frase de Mario Draghi, pronunicada el 26 de julio de 2012, en plena crisis de la deuda europea.

Muchos analistas defienden que esta crisis va a superar a la Gran Recesión de 2008 e, incluso, algunos creen que podría ser más grave que la Gran Depresión de 1929. ¿Puede generar el coronavirus la peor crisis económica de la historia?

“Está claro que el mundo ha entrado en una recesión que creemos será tan mala como la de 2009 o peor”, declaró el viernes Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien ya advirtió que el organismo había revisado sus previsiones globales para 2020 y 2021.

El FMI no es un verso suelto. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) apunta a que el impacto económico del coronavirus será muy elevado, superior al de la crisis de 2008, aunque más limitado en el tiempo.

“El impacto de la epidemia será muy profundo, probablemente superior al experimentado durante la Gran Recesión. Su duración debería ser menor –dependerá de las medidas extraordinarias– y, además, sería esperable una recuperación rápida, con una demanda, incluso mayor que antes de la crisis, al menos durante un tiempo”, señala Fedea en el documento La reacción de la Unión Europea ante el covid-19, firmado por la economista Eva Valle, quien fuera directora de la Oficina Económica de la Presidencia de Gobierno con Mariano Rajoy.

“Esta crisis va a ser una de las peores en la historia, que se situaría en el podio de las más graves. La que llevó a la Gran Depresión de los años 30 probablemente sigue teniendo el primer lugar y lo que tenemos que ver es si en el segundo lugar se instala esta o la de 2008”, señala el economista Emilio Ontiveros, presidente de la consultoría Afi.

El coronavirus se diferencia de otros cracks económicos anteriores por la virulencia de su impacto: muy grande, en muy poco tiempo y en todo el mundo. “Esta crisis tiene un rasgo singular al haber generado en menos tiempo, mayores destrozos. Nunca habíamos visto que en apenas cuatro semanas se hayan producido estos tres rasgos: casi una paralización de la oferta, una caída inmediata de la demanda (con colapso del transporte) y la mayor pérdida de riqueza financiera en menor tiempo”, explica Ontiveros.

El FMI ha advertido de que es inevitable que este año se produzca una profunda recesión en Europa y ha alertado: cada mes de cuarentena con parón de la actividad supone una merma del 3% del PIB anual. La OCDE es un poco más optimista, al rebajar un punto esta previsión.

“El crecimiento mundial va a caer por debajo de su tendencia actual en los tres primeros trimestres del año. Es probable que varios países entren en recesión. La economía mundial se expandirá solo un 1,7% en 2020, el tercer año más débil desde 1980. Solo 1982 y 2009 han sido peores”, señala el equipo de le gestora de activos financieros Aberdeen Standard Investments.

Una recesión técnica implica dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Un escenario al que se dirige de cabeza Italia, la tercera economía de la eurozona y el país europeo más afectado por el coronavirus, tras haber caído un 0,3% en el cuarto trimestre de 2019. Al igual que ocurre con la pandemia, España, la cuarta economía, parece seguir los pasos del país transalpino por el impacto vivido en marzo y que, sin duda, vivirá en abril, con al menos medio mes en estado de alarma.

“Es altamente probable que todas las economías importantes del mundo estén ya en recesión, como China, Estados Unidos y Europa. Eso también es un récord y lo han hecho de forma casi sincrónica”, señala Ontiveros.

Tanto Italia como España se encuentran prácticamente paralizados, salvo las actividades esenciales, para frenar los contagios y vencer a la pandemia. Y las dos economías más grandes de Europa, Alemania y Francia, también mantienen restricciones de movimiento, aunque menos severas que los anteriores.

Muchos políticos, al igual que los analistas, utilizan símiles bélicos para referirse a la lucha contra el coronavirus, ya que el shock provocado en la economía es parecido. “Lo que estamos experimentando es similar a los shocks económicos que ocurren en tiempos de guerra con territorios donde la actividad económica está bloqueada y con movimientos masivos de población”, explica el historiador y economista Angelo Riva, a L’HuffPost, edición francesa de El HuffPost.

“Nos enfrentamos a algo que paraliza tanto la oferta como la demanda, que se asemeja a periodos de guerra. Aunque, en tiempos de conflictos, la producción se adapta a las necesidades de la guerra y ese no es el caso”, explica Anne-Laure Delatte, asesora científica del CEPII, a L’HuffPost.

Esta experta de uno de los institutos de investigación más prestigiosos de Francia se refiere a la situación en su país, donde la pandemia todavía no ha alcanzado los niveles de España. Aquí sí hay empresas involucradas en la lucha contra el coronavirus como Seat, que fabrica respiradores, o Inditex, que produce batas sanitarias y mascarillas.

La diferencia es que, si se tratara de un conflicto bélico tradicional, no se produciría una parálisis total de la oferta y de la demanda que ha provocado la cuarentena y el cierre de comercios. “En tiempos de guerra, la oferta y la demanda no desaparecen físicamente. Las industrian no se detienen”, señala el historiador Nicolas Baverez a L’HuffPost, que considera que nos encontramos en una situación excepcional.

Una diferencia de lo que ocurrió en los años 30 es que el coronavirus no entiende de fronteras y se ha inoculado de un país a otro. “Afecta a todo el planeta, a diferencia de 1929, donde eran esencialmente los países desarrollados”, señala Baverez.

Aunque sí hay que tener en cuenta que la crisis económica no afectará por igual a todos los países. Al igual que ocurriera en la crisis financiera, España será uno de los países que más sufra las consecuencias económicas, debido a su gran dependencia del sector servicios y, en concreto del turismo, señala Fedea, una industria que representa en torno al 12% de producto interior bruto.

“Europa que nunca ha estado en el epicentro de las crisis recientes, sin embargo, las está sufriendo con más intensidad que el resto. Está relacionado con la torpeza en la adopción de políticas de estímulo y el escaso pragmatismo en la reacción, a diferencia de China o Estados Unidos”, apunta Ontiveros.

Una de las claves del impacto del coronavirus en la economía mundial reside en cómo se recupere del golpe. La reactivación está directamente ligada al final de la pandemia. Cuanto más tiempo dure la epidemia, más tiempo costará volver a levantarse, porque los problemas como el desempleo se acaban convirtiendo en crónicos. Hay tres letras del abecedario que ayudan a explicar los tipos de recuperación posible: V, U y L.

Hasta ahora, la mayoría de analistas creían que la economía se recuperaría en forma de V, es decir, una caída precipitada de la actividad, seguida de una subida muy rápida. Este escenario necesita un rápido control de la pandemia, como se ha producido en China, y la vuelta a la normalidad de la sociedad.

Un ejemplo de este tipo de recuperación se ha podido ver en la industria manufacturera del gigante asiático, que se ha conocido este martes:

Sin embargo, actualmente la mayoría de los expertos empiezan a pensar que esta recuperación puede producirse en forma de U, es decir, que se tarde un poco más en recuperarse. “Si la propagación del virus se ralentiza en el segundo trimestre, esperamos un fuerte repunte del crecimiento a partir del cuarto trimestre. Nuestros pronósticos estiman una tasa de crecimiento del 3,9% en 2021”, explican desde Aberdeen Standard Investments.

“Desde luego una V en la que el segundo tramo sea idéntico al primero no va a tener lugar. Creo que vamos a estar en una especie de U en la que el tamaño de la base de esa U, la panza, va a depender de las decisiones de estímulo de cada país”, apunta Ontiveros.

El escenario más pesimista sería una recuperación en forma de L, en el que la economía mundial tardaría mucho más tiempo en recuperarse, ya que se prolongaría durante años. Este es el tipo de recuperación que tuvieron los países europeos tras las crisis de 1929 y de 2008. De hecho, la economía española todavía no había recuperado los niveles de empleo de aquel momento.

Los expertos consideran que, para evitar este escenario adverso, sería necesaria una acción coordinada a nivel global, con medidas como los coronabonos que defienden la mayoría de países miembros de la UE.

“Mucho me temo que Europa, si no media soluciones hoy no conocidas, salga más deteriorada económicamente, pero sobre todo políticamente. El ciudadano europeo pueda llegar a cuestionar si es rentable seguir en una comunidad de vecinos que, cuando hay un problema común, entorpece las soluciones”, afirma Ontiveros.

Ante un panorama así, si Keynes levantase la cabeza... volvería a darse media vuelta.