Trump amenaza con no aceptar el resultado electoral: esto es lo que pasará si lo cumple

Trump amenaza con no aceptar el resultado electoral: esto es lo que pasará si lo cumple

El presidente estadounidense deja en el aire cuál será su reacción si no gana los comicios del 3 de noviembre. Estos son los escenarios.

El presidente de EEUU, Donald Trump.zz/Dennis Van Tine/STAR MAX/IPx

¿Qué se puede esperar de un líder que pronuncia un promedio de 12 mentiras diarias, que esquiva cualquier condena al supremacismo blanco que impera en su propio país, que niega en pleno siglo XXI la crisis climática o que descalifica a sus adversarios políticos en cuanto tiene ocasión, llegando a utilizar sus desgracias familiares como arma arrojadiza en pleno debate presidencial? Pues que no asuma un resultado electoral si no le conviene.

El presidente estadounidense, Donald Trump, ni desmiente ni confirma. Opta por dejar en el aire cuál será su reacción si no gana los próximos comicios del 3 de noviembre. “Tendré que verlo. No voy a decir simplemente que sí”, reconocía en una entrevista reciente para la Fox.

Trump lleva semanas desacreditando el método del voto por correo que numerosos estados han facilitado ante la actual crisis de coronavirus y sembrando dudas sobre un supuesto fraude electoral para el que no existen pruebas.

“Creo que este sistema va a amañar las elecciones, de verdad lo creo”, añadía. Lo cierto es que frente a las encuestas que conceden una ventaja razonable a su oponente, Joe Biden, el mandatario parece estar ya buscando una coartada que le permita no asumir, en tal caso, su derrota.

¿Sabe por qué no voy a perder? Porque el país no va a elegir a un hombre que está arruinado mentalmente
Donald Trump

“No creo que vaya a perder. ¿Sabe cuántas veces me han dado por derrotado? (...) No estoy perdiendo, porque esas son encuestas falsas, fueron falsas en 2016 y ahora son todavía más falsas”, repetía durante la entrevista.

″¿Sabe por qué no voy a perder? Porque el país, al final, no va a elegir a un hombre que está arruinado. Está arruinado mentalmente”, insistía. Pero ¿puede realmente negarse a aceptarlo?

Según una encuesta reciente para The Guardian, tres de cada cuatro votantes demócratas temen que esto ocurra. Si se incluye a los republicanos, el porcentaje alcanza el 47%, lo que supone prácticamente la mitad de la ciudadanía estadounidense.

Desde el entorno de Biden no tienen dudas. Un portavoz de su campaña, Andrew Bates, recuerda al Washington Post que: “El Gobierno de Estados Unidos es perfectamente capaz de expulsar de la Casa Blanca a los intrusos”.

Qué dice la ley

“Por ley, la Constitución del país refleja que si hay unos resultados electorales válidos, es decir, legales y confirmados, el 20 de enero -fecha en que finalizaría el mandato- la Casa Blanca expulsaría al inquilino -perdedor en las elecciones-”, explica a El HuffPost  Carlota García Encina, investigadora principal de EEUU y Relaciones Transatlánticas del Real Instituto Elcano. Algo que, hasta la fecha, nunca ha ocurrido.

“Es importante recordar que la democracia estadounidense se ha caracterizado por traslados pacíficos de poder entre presidentes. Claros ejemplos fueron el agradecimiento sincero de Reagan (republicano) a Carter (demócrata) o Clinton y George Bush padre. Todos ellos ensalzaron esta virtud del sistema político del país”, añade Juan Ignacio Güenechea, coordinador del Hispanic Council.

“Cuando las elecciones son ajustadas, y estas prometen serlo, existen mecanismos para esclarecer de la forma más recta posible el resultado. La elección del año 2000, donde el recuento “duró” un mes, se acabó resolviendo en los juzgados y con Al Gore concediendo la victoria. De nuevo los mecanismos funcionaron y se dio la transición pacífica de poderes”, apunta.

La elección con mayor voto por correo de la historia

“En el escenario en el que nos encontramos, se añade la variable del posible “fraude” electoral. Hay que considerar que será la elección con más voto por correo de la historia y que muchos estados pueden no estar preparados para realizar un recuento ágil y efectivo. La duda que permanece en el aire, con un Trump que ya ha alertado sobre las posibles irregularidades del proceso, es que cuando se conozcan los resultados (tarden lo que tarden) Trump pueda negarse a reconocerlos”, añade.

Sin embargo, “no hay absolutamente ningún estudio que demuestre estas posibles anomalías en el sistema de voto por correo”, confirma García. “Es cierto que este año la cantidad va a ser enorme, pero ya ha habido primarias en algunos estados, por lo que muchos saben cómo hacerlo”, destaca.

No hay absolutamente ningún estudio que demuestre estas posibles irregularidades en el sistema de voto por correo
Carlota García Encina

El principal problema, recuerda, es que en EEUU no existe una ley electoral federal, sino que cada estado cuenta con su propia regulación en esta materia, por lo que el recuento en algunos de ellos no comenzará hasta el 3 de noviembre y conllevará dilatar los plazos.

35 días para entregar los resultados

“El mayor temor está en qué pasará durante los 35 días que estos tienen para entregar los resultados -entre el 3 de noviembre y el 8 de diciembre-”, señala. “El ambiente que se pueda crear si Trump pone en duda el resultado en los tribunales, en los colegios electorales, en el congreso y, sobre todo, en las calles”, remarca. “Puede generar confusión y jugar con la psicología de la gente hablando de fraude, de manera que se de una gran polarización para reafirmar su discurso de ‘yo traigo la estabilidad’”.

Lo que más preocupa es la tensión social que esto pueda provocar
Juan Ignacio Güenechea

Güenechea suscribe esta idea: “Lo que más preocupa es la tensión social que esto pueda provocar, el uso de las fuerzas del orden por parte del presidente entrante o saliente y el papel que jugaría la judicatura y el congreso. Sería territorio inexplorado. Las posiciones, como en todo evento inesperado, son distintas y se están esgrimiendo argumentos para cada parte”.

A García no se le escapa un posible escenario en el que los resultados llegaran a la Corte Suprema, uno de los motivos por los que el mandatario ha puesto tanto empeño y velocidad a la hora de nombrar a la jueza conservadora Amy Coney Barrett, tras el fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg.

“Es una de sus bazas, él no cree en la independencia judicial. Considera que los jueces designados por los demócratas darán la razón a los demócratas, y lo mismo con el sector republicano”, comenta.

A menos de un mes para despejar casi todas las incógnitas, de lo que no cabe duda es de que una negativa a asumir los resultados plantearía una situación sin precedentes.

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