“El Perú tenía dos problemas: el presidente y el Congreso. Se fue uno nomás”

“El Perú tenía dos problemas: el presidente y el Congreso. Se fue uno nomás”

Siete días después de que Pedro Castillo intentara dar un autogolpe, el caos se asienta en Perú con protestas, violencia, represión policial, muertes y la exigencia de elecciones.

Los manifestantes toman el aeropuerto internacional de Arequipa (Perú) tras anunciar la nueva presidenta Dina Boluarte su intención de convocar elecciones en 2024. El 12 de diciembre de 2022.DIEGO RAMOS via AFP via Getty Images

Vale la pena empezar este artículo señalando que la situación en Perú cambia casi cada minuto, por lo que es posible que este texto quede desactualizado al poco de publicarse. Se ha cumplido una semana desde que el entonces presidente Pedro Castillo intentó dar un golpe antes de enfrentarse a la tercera moción de censura que le planteaba el Congreso. 

En siete días, la población peruana ha pasado del pavor por la situación rocambolesca del golpe y el alivio al ver que no salía adelante, al malestar, el hartazgo, la indignación, la incertidumbre y el miedo ante la situación actual. Porque Castillo fue inmediatamente destituido y se nombró a la flamante presidenta Dina Boluarte, pero para la sociedad general ese cambio no es suficiente, o no está conforme. Desde que comenzaron las protestas, siete personas han muerto –tres de ellas adolescentes– en medio de una fuerte represión por parte de las fuerzas de seguridad y de una escalada de violencia en las manifestaciones.

En un gesto de acercamiento a las demandas populares, la presidenta Boluarte ‘cedió’ este lunes y propuso adelantar las elecciones generales a abril de 2024 –en lugar de agotar el mandato hasta 2026–, pero el anuncio llegaba tarde, y el horizonte a año y medio vista es demasiado lejano para los manifestantes. Tras declarar el estado de emergencia en varias regiones del sur del país y tras la toma de varios aeropuertos, el Gobierno peruano ha sacado al Ejército a las calles y ha declarado la emergencia en la Red Vial Nacional.

Este escenario me deja perplejo. No había visto algo así nunca, ni en Perú ni en ningún lugar
Marco Sifuentes

Podría decirse que Perú se encuentra ahora mismo en una encrucijada de la que es muy difícil salir, teniendo en cuenta que en cuatro años los peruanos han tenido seis presidentes distintos, y que el golpe fallido de un Castillo pálido y tembloroso, unido a sus consecuencias, ‘sólo’ ha sido la puntilla a años de descrédito de la clase política y de las instituciones peruanas.

“El Congreso era incluso más impopular que Castillo”

Marco Sifuentes, periodista peruano que dirige el podcast La Encerrona, reconoce que, pese a la turbulenta historia política reciente del Perú, “jamás había visto una situación así”, como la actual. “Este escenario me deja perplejo. No había visto algo así nunca, ni en Perú ni en ningún lugar”, recalca. 

Como sus compatriotas, Sifuentes sigue el minuto a minuto de la actualidad peruana sabiendo que en cualquier momento puede perderse algo, porque todo escala muy rápido. Siente que cada día va viendo “cómo se voltea el país”. Cuando se le pregunta por el origen del colapso, por los motivos que han sumido al país en el caos pese a sortear, aparentemente con éxito, un intento de golpe, Sifuentes lo resume con una frase elocuente: “El Perú tenía dos problemas: uno era el presidente y otro era el Congreso”. La cuestión es que “se fue uno nomás [Pedro Castillo] y se vio como victorioso al otro [el Congreso], y eso no le ha gustado a mucha gente”, dice el periodista. “El Congreso era incluso más impopular que Pedro Castillo”. 

El Congreso se vio como victorioso frente a Castillo, y eso no le ha gustado a mucha gente

En octubre, según el barómetro del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 62% de la población peruana desaprobaba al presidente Castillo, porcentaje que subía hasta el 81% en el caso de la desaprobación al Congreso. Ese mismo sondeo mostraba que un 56% de la sociedad consideraba que al país le convenía convocar elecciones generales, aunque se observaba “una tendencia creciente en el grupo que opta porque el actual presidente se mantenga hasta 2026”. 

  Los antidisturbios, frente a los manifestantes que apoyan a Pedro Castillo. En Lima, el 11 de diciembre.ERNESTO BENAVIDES via AFP via Getty Images

Qué salida tiene esta crisis

Muy probablemente, el porcentaje de gente que quería elecciones anticipadas ha crecido estos días y, en palabras de Sifuentes, “quieren volver a barajar las cartas”. Pero ante esto se abren (al menos) dos frentes problemáticos: que la convocatoria de elecciones requiere un proceso que no es inmediato, y que no hay ahora mismo líderes políticos peruanos con los que la sociedad se sienta representada. 

Si Pedro Castillo llegó al poder en julio de 2021 fue en gran parte por esto, porque mucha gente lo votó para evitar que Keiko Fujimori –con quien llegó a la segunda vuelta– se convirtiera en presidenta, o porque los 16 candidatos restantes no generaron una mínima ilusión en el electorado, que vio en Castillo una oportunidad de cambio. Ese cambio, finalmente, no llegó a producirse, en parte por la incapacidad de Castillo y en parte porque el Congreso no dejó de ponerle palos en las ruedas. Y ahora el final de Castillo ha sido penoso, en todos los sentidos.

El Gobierno de Boluarte no ha sabido responder. Sigue sin transmitir el sentido de urgencia que hace falta
Diego Salazar

“¿Qué salida hay a esta crisis?”, preguntamos a Diego Salazar, periodista peruano que escribe en el Washington Post. Y él confiesa: “No sé cuál es la solución. Y creo que ahora mismo nadie lo sabe”. Salazar fue de los optimistas iniciales que confiaron en que la rápida sucesión de Castillo podría suponer una oportunidad para la democracia peruana. Hoy ya no lo cree. “Digamos que se ha desperdiciado la oportunidad; el Gobierno de Boluarte no ha sabido responder” –sostiene–; “sigue sin transmitir el sentido de urgencia que hace falta”. Al periodista le preocupa la evolución que están teniendo las protestas, que enseguida se hicieron mortales en el interior del país, principalmente en la región de Apurímac, donde tres de los fallecidos tenían entre 16 y 18 años.

Qué piden los manifestantes

La gente que sale a las calles lo hace para expresar su hartazgo, eso es evidente, pero no a todos les mueven los mismos motivos. Algunos manifestantes piden la liberación de Castillo, que se encuentra en prisión preventiva acusado de rebelión; otros exigen una Asamblea Constituyente para modificar la Constitución, “pero sin especificar qué habría que cambiar”, añade Salazar. 

Marco Sifuentes considera que las manifestaciones también muestran las desigualdades que existen en la misma sociedad peruana: son los de abajo protestando contra los de arriba; los cholos, los campesinos, los indígenas, frente a las élites que desde hace siglos los ningunean. Por eso en Lima, la capital, las protestas no están siendo tan multitudinarias como lo han sido otras veces ni tan significativas como las registradas en la ciudad de Andahuaylas, en plenos Andes.

También la represión contra los manifestantes es mayor en el interior. Jacqueline Fowks, corresponsal de El País en Perú, informa que desde este martes llegan helicópteros militares a Andahuaylas por el estado de emergencia en las siete provincias de Apurímac. “Los andahuaylinos temen mayor violencia contra ellos”, dice.

Ya en la primera vuelta electoral de abril de 2021, más del 53% de la población de Apurímac votó por Castillo, cuando el candidato era casi un desconocido para el resto del país. En la segunda vuelta, Castillo arrasó con más del 81% de los votos (frente al 18% de Fujimori) en esta región, considerada una de las reservas mineras del país y de donde, curiosamente, procede la nueva presidenta, Dina Boluarte.

Castillo es un campesino, durante su presidencia hubo muchos gestos de racismo contra él. Pero la mayoría del Perú se ve como él y se escucha como él

La brecha social y política es evidente, una vez más, entre Lima y el resto del país. En la capital “Castillo era abiertamente impopular”, señala Sifuentes. “Pero en el interior del país, Castillo ha jugado mucho su carta de ‘no me están dejando gobernar porque soy un campesino discriminado’. Y en parte, esto era cierto: ha habido muchos gestos de racismo contra él, ha tenido un Congreso que ha estado a la yugular desde el día uno”, admite el periodista. “Castillo es un campesino, y la mayoría del Perú se ve como él y se escucha como él”, dice, pese a la burbuja limeña.

¿Son posibles unas elecciones ‘pronto’?

En cualquier caso, la caída de Castillo no es la única razón por la que la gente protesta, sino más bien “la chispa” que ha hecho estallar a la población tras años de crisis política agudizada en lo económico y en lo social por la pandemia. En 2020, Perú registró un incremento del 10% de pobreza en 2020, que llegó a alcanzar a uno de cada tres peruanos por el coronavirus.  

El Congreso está a su bola, aislado completamente de la realidad, incluso provocando a los grupos que protestan en la calle

Diego Salazar describe las protestas actuales como “focos dispersos, sin un frente unido, sin un liderazgo claro, con demandas múltiples”. El adelanto electoral es quizás la petición mayoritaria, pero, según explica la Red Ama Llulla de verificación de noticias, no es la presidenta quien puede convocar elecciones, sino que habría que presentar un proyecto de ley de reforma constitucional para el adelanto electoral, que debería votar después en el Congreso. “Esto toma tiempo. No se pueden convocar elecciones para mañana”, reconoce Salazar; “dicho esto, la respuesta de Boluarte llega tarde”, dice. Tampoco el Congreso está respondiendo a la altura: “Está a su bola, aislado completamente de la realidad, incluso provocando a los grupos que protestan en la calle”, critica Diego Salazar. 

El Congreso fue visto desde el principio como la principal oposición a Castillo, y en el tercer intento de vacarlo de la presidencia, lo consiguió. Sin embargo, la votación para destituir a Castillo ocurría minutos después de que este hubiera intentado dar un golpe de Estado (sin éxito), y los congresistas “no quisieron leer las circunstancias extraordinarias en que se producía”, opina Salazar. “Parecía que estaban celebrando un partido del Mundial en lugar de intentar asumir con responsabilidad el momento particularmente grave en que se encuentra el país”, comenta el periodista. 

  El Congreso peruano celebra la vacancia de Pedro Castillo. En Lima, el 7 de diciembre de 2022.  CRIS BOURONCLE via AFP via Getty Images

Para Salazar, una de las pocas voces “sensatas” que ha planteado propuestas “razonables” ante la agitación es la del gobernador regional de Cusco, Jean Paul Benavente García, que ha presentado una serie de demandas entre las que se incluye “buscar una salida constitucional para que en el año 2023 se ejecute el adelanto de elecciones”. 

En todo caso, otra de las crisis que azota al país andino es la de representatividad política. “No existen líderes políticos”, apunta Marco Sifuentes. “No hay absolutamente nadie liderando la protesta, ni la respuesta política. Ahorita lo que existe es un páramo de representación, de liderazgo”, afirma el periodista.  

¿Y Dina Boluarte?

La nueva presidenta no ha empezado con buen pie su mandato porque, probablemente, tampoco era consciente de la magnitud de la situación en que se encontraban ella misma y el país. Funcionaria de carrera y al mando durante años de una de las jefaturas del Registro Civil o RENIEC, Boluarte no tiene amplia experiencia política, ni tampoco un vínculo especial con el partido Perú Libre –al que pertenecía hasta ser expulsada este año– o con Pedro Castillo, con quien se presentó a las elecciones como candidata a la vicepresidencia. 

  La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, felicita al nuevo ministro del Interior, César Fernandez, en Lima, el pasado 10 de diciembre.CRIS BOURONCLE via AFP via Getty Images

Si la relación con Castillo nunca fue muy cercana, los lazos se enfriaron por completo hace semanas, cuando Boluarte renunció como ministra de Desarrollo e Inclusión Social, y definitivamente el pasado 7 de diciembre, cuando se negó a apoyar a Castillo en su intento de autogolpe, como el resto del gabinete.

En el Perú hace un tiempo que los partidos no significan absolutamente nada

Marco Sifuentes explica que, aunque en España cueste creerlo, “en el Perú hace un tiempo que los partidos no significan absolutamente nada”, de ahí que los presidentes vayan y vengan en el país andino sin importar apenas qué colores representan. “Realmente Castillo no era nadie en Perú Libre, y Dina Boluarte tampoco. No había ninguna lealtad entre ellos”, asegura Sifuentes, lo cual no ha impedido que muchos votantes originales de Castillo hayan visto el movimiento de Boluarte como una “traición”.

No se sabe muy bien qué va a pasar ahora ni cómo saldrá Perú de la profunda crisis en que se encuentra inmersa, pero está claro que la ciudadanía pide cambios y, ojalá, sin sangre de por medio.  

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es