Qué opinan realmente los franceses sobre ‘Emily in Paris’

Qué opinan realmente los franceses sobre ‘Emily in Paris’

La serie de Netflix ha sido duramente criticada por sus 'clichés'.

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Boina, cafés, pain au chocolat y una buhardilla. La protagonista de Emily in Paris es un cliché con patas, pero la serie también tira de tópicos para retratar a la sociedad francesa. Los muestra como personas altivas y vagas que viven entre inauguraciones de galerías de arte y restaurantes de gran fama. Huelga decir que tienen un estilo impecable. 

Desde su estreno, la producción de Netflix vista por millones de personas ha sido criticada ferozmente en redes sociales. El éxito de odiar a Emily ha conseguido que la serie vaya a tener una segunda temporada, que se centrará en la vida más asentada de la protagonista en París. 

El lado de fantasía que se muestra de París dista mucho de lo que se vive día a día en la capital francesa. “No tiene nada que ver”, explica Marine Le Breton, periodista de HuffPost Francia. “No llegamos a la oficina a las 11, nuestras jornadas de trabajo son bastante largas —de 9 a 7—, y cogemos el metro mientras que Emily se pasa el día cogiendo taxis o subida en una moto”, continúa Le Breton, que lleva viviendo en París siete años.

Precisamente la ausencia del transporte público es uno de los puntos que más ha indignado a los franceses, que han plagado Twitter de memes riéndose del personaje de Emily y mostrando el otro lado de la ciudad, con suciedad, obras y ratas. Algunos como Le Breton se lo han tomado con humor y se han divertido viendo la serie “siempre y cuando la gente tenga en cuenta que no tiene nada que ver con la vida real”. 

Lo que nunca veréis en #EmilyinParis

Para Yann, profesor francés afincado en España, “obviamente se ha exagerado todo un poco”, pero reconoce que hay cuestiones que sí son fieles a realidad. “Es complicado hacer amigos, como se ve en la serie, y eso que por suerte Emily tiene contacto con sus vecinos”, cuenta el profesor, que hace una distinción entre la imagen que se da de los parisinos y el resto de franceses. 

“Se nota mucho la diferencia entre un parisino y una persona de fuera. La amiga china es simpática y se divierte mucho. También se nota la diferencia de carácter de los otros franceses, como el cocinero normando. Vienen de un mundo social alto pero son más humildes y simpáticos, abiertos”, explica Yann, que creció en Normandía y estudió y trabajó durante años en París.

Que cueste hacer amigos no significa que todo el mundo tenga que ser necesariamente desagradable, como se deja caer en la serie. “Nadie se va a enfadar contigo en la panadería porque no sepas hablar bien francés”, apunta Le Breton. 

La moda tiene un papel fundamental en la serie, y también en París. “Cuando la llaman la plouc —la paleta— yo eso lo he vivido”, bromea el profesor. “Físicamente correspondo bastante al cliché francés, pero es verdad que a nivel de ropa yo llegué a París y parecía según ellos una basura, porque a mí la ropa me importa poco y para ellos la apariencia física es muy importante, siempre hay que llevar lo último”, añade. 

Ahí entra la cuestión del nivel de vida, para vivir en París y vestir las prendas de diseñador que lleva Emily “hay que tener un nivel económico muy muy alto”. Por eso no cuadra que una mera ejecutiva de cuentas tenga el armario lleno de bolsos de Chanel. 

Una 'chambre de bonne' es una habitación ridículamente pequeña debajo el tejado. Apenas tienes espacio y a veces la ducha está en la cocina. La supuesta 'chambre de bonne' de Emily es de 50 metros
Marine Le Breton, periodista.

El apartamento tampoco cuadra. “Es quizás lo único que realmente me molestó de verdad de la serie”, cuenta Le Breton. En la producción Emily vive en una bonita buhardilla de un clásico edificio parisino. En la capital francesa se conoce a esas habitaciones como chambre de bonne y antiguamente estaban reservadas para los trabajadores del servicio.

“El piso en el que vive no es una chambre de bonne. Los pisos son carísimos en París y es verdad que vivimos en pisos pequeños, pero una chambre de bonne es una habitación ridículamente pequeña debajo el tejado. Apenas tienes espacio, mide menos de 10 metros cuadrados y a veces la ducha está en la cocina. La supuesta chambre de bonne de Emily es de 50 metros”, bromea la periodista. 

La jefa, un cliché muy real 

Otra de las grandes estrellas de la serie —y para muchos el gran icono de estilo— es Sylvie, la jefa de Emily. Aquí el cliché se acerca más a la realidad, tanto que se rumorea que el personaje está en parte inspirado por la exeditora de la edición francesa de Vogue, Carine Roitfield. La propia Roitfield ha subido varias publicaciones a su Instagram comparando su estilo con el del personaje.

“El papel de la jefa, una mujer que tiene 40-50 años, soltera, que vive por su trabajo y solo por su trabajo, su imagen, que siempre intenta parecer más joven y más guapa que las demás, eso es muy de parisina”, reconoce Yann. 

La relación laboral entre ella y Emily también le resulta familiar. “Ese complejo de superioridad hacia Emily por ejemplo… hay una cosa que es muy de París y muy de Francia, que es que no nos gusta recibir ideas o propuestas nuevas de gente de fuera. Somos una sociedad bastante conservadora y tradicional, especialmente en el ámbito profesional, y hay un cierto respeto hacia las personas mayores o con más experiencia, y es el caso que refleja la serie, obviamente de forma exagerada”, añade el profesor. 

Está por ver si en la segunda temporada Emily se atreve a coger el metro.