Queridos Reyes Magos: Para que un día podamos volver a casa

Queridos Reyes Magos: Para que un día podamos volver a casa

Queridos Reyes Magos de Oriente, aquí llega mi deseo: deseo amor en mi país, compromiso, despertares de pereza, confianza y respeto. Para que algún día podamos volver a casa y que nuestra casa siga existiendo.

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Foto: ISTOCK

A sus majestades de Oriente:

Creo que es la primera vez que me dispongo a escribirles desde el extranjero. Esto es meramente circunstancial, ya que este año me ha tocado vivirlo aquí.

Como ya sabrán, porque son magos y los magos lo saben todo, hace unos cuatros meses que llegué a Inglaterra deseando aprender el inglés y volverme un poco más mayor, más lista y más independiente. Podrán comprobar que la operación bilingüismo va viento en popa, como también lo van mis deseos de aprender y volver a casa con los míos.

Desde que llegué a Inglaterra no he tenido la necesidad de escribirles hasta ahora, y no es porque las fechas se aproximen (que también), sino porque quiero pedirles el deseo más grande de todos.

Sé que este año he sido buena. Buena trabajadora, buena curranta, buena hija, hermana y una excelente camarera. He sido buena y he aguantado muchas cosas, mejor dicho: he aprendido muchas cosas y quiero creer que estoy madurando. Quizás por eso me atrevo a escribirles esto:

Queridos Reyes Magos, las cosas tienen que cambiar.

No pretendo dármelas de Mahama Gandhi, pero me gustaría algún día poder volver a casa, y lo que he descubierto aquí me hace creer que realmente necesitamos un nuevo giro.

Cada día, al llegar a casa, después de poner más de mil lavavajillas, me distraigo con una pechuga congelada del M&S mientras veo los telediarios de mi país, y tengo ganas de llorar. La esperanza se divide en colores, y el miedo en números infinitos con los que dorar paladares y agotar familias.

En mi caminar por Britishlandia he visto infinitos casos plantilla de Españoles por el mundo; parejas, familias, amigos, personas..., todas llegan buscando el sueño inglés. Llegamos a la Isla con el objetivo de hacernos más listos y buscarnos la vida; y la vida la encontramos, pero el sueño... quedó lejos.

Paisanos soportando jornadas infinitas, condiciones dudablemente salubres, camas de alambre, miradas de asco y ganas de matar al no entender una pajolera palabra, soledad. Y entonces, cuando la morriña se aproxima a velocidad del último rayo de nube te acoges al recuerdo y abres los ojos.

En este país desprecian a España, la invasión española que llega con el objetivo de aprender, nuestros gritos de rellano,l as croquetas de tuper ware y los sentimientos outloud. Yo supongo que odiarán nuestra raíz, pero no la pulserita del todo incluído en un hotel de Tenerife, porque lo es, también es España.

Vengo de un país donde la vida se sale de los rincones, brota por las esquinas y sobresale de las ventanas, y hay música en la calle.

Soy del lugar de los versos de Lope, las pasiones de Lorca, las descripciones de Cervantes, las locuras de Valle.

Provengo de los pliegues de Velázquez, los grises de Goya, el pino puente de Picasso, las noches en vela de Dalí.

Nací en la tierra de los trigos, los campos sembrados, las montañas nevadas y las llanuras con salidas al mar.

Crecí a base de tomates, naranjas, limones, jamón, chorizo, guisos de abuela y bandeja de turrones en Navidad.

Broto en los compases de guitarra, las rosas en la cabeza, los corpiños, los flecos, los rizos, los gritos de rellano y los chismes al desayunar.

Y moriré sabiendo que todo esto se llama riqueza.

¿Cómo siendo tan ricos, somos tan pobres?

¿Por qué nos da vergüenza decir que somos españoles?

Queridos Reyes Magos, en mi tierra hemos perdido el amor, no hay paciencia, no hay confianza. Y una tierra sin amor, paciencia y confianza no puede crecer, madurar, prosperar...

Queridos Reyes Magos, hoy un inglés despreció nuestros compases de guitarra en bulerías y tuve que callar. Callé porque estoy aprendiendo a vislumbrar la ignorancia y aprender que esta es un don bastante común en la gente que teme abrir los ojos.

En este país desprecian a España, la invasión española que llega con el objetivo de aprender, nuestros gritos de rellano,l as croquetas de tuper ware y los sentimientos outloud. Yo supongo que odiarán nuestra raíz, pero no la pulserita del todo incluído en un hotel de Tenerife, porque lo es, también es España.

¿Por qué iba a avergonzarme por reconocer que adoro todo esto y que me define por completo?

Si digo que amo a mi país, me tachan de facha. Si no lo defiendo, siento que estoy dando la razón al inglés medio de chancleta y calcetín que viene a nuestras playas a ponerse hasta arriba de "paela" y disfrutar de nuestra vida, la misma que no tienen ellos a partir de las cinco de la tarde.

Podremos pasarlo mal, pero el sol sale por nuestra ventana cada mañana, y sólo llueve en los días de melancolía que aprovechamos para encerrarnos en casa con nuestra mantita de terciopelo.

Podremos estar a la cola de Europa, pero yo he visto más de una madre hacer malabares para llegar a fin de mes y además seguir cantando en las fiestas de un pueblo y se convierte en diosa.

Somos un país de super héroes, pero no nos dejan verlo, no podemos verlo.

Somos riqueza de alma, pero nuestros valores están muriendo.

Somos una N con sombrero, somos caricias en el Metro, somos frutas en la calle, somos tesoros y aún seguimos sin creerlo.

Queridos Reyes Magos de Oriente, aquí llega mi deseo: deseo amor en mi país, compromiso, despertares de pereza, confianza y respeto. Para que algún día podamos volver a casa y que nuestra casa siga existiendo.

Muchas gracias.

Atentamente.

Emma.

PD: Este año se van a poner hasta el culo de zanahorias, que el turrón me sale muy caro y el coñac en este país ya... ni lo cuento. ¡Besitos!

Este texto fue publicado originalmente en el blog de la autora