José Manuel Calvente, el hombre que quiere poner en jaque a Podemos

José Manuel Calvente, el hombre que quiere poner en jaque a Podemos

Así es el exabogado morado que acusa a algunos dirigentes del partido de Pablo Iglesias de financiación irregular.

José Manuel Calvente, exabogado de Unidas Podemos.PODEMOS

“No me conocen, seguiré hasta el final. Y la verdad se sabrá”. José Manuel Calvente, abogado valenciano de 55 años, advirtió este viernes en Twitter de que no va a cejar en su empeño de destapar la financiación irregular en la que, denuncia, han incurrido algunos dirigentes de Podemos, partido del que fue despedido en diciembre de 2019 tras acusarle de acosar a una integrante de su propio equipo, la también abogada Marta Flor.

La denuncia por acoso sexual terminó siendo archivada el mes pasado, pero la  pelea judicial de Calvente con sus excompañeros continúa ante el juez Juan José Escalonilla, quien investiga si detrás de la denuncia del abogado, sustentada en “rumorología” de los militantes, halla pruebas que concluyan que, efectivamente, los dirigentes morados malversaron fondos públicos cuando contrataron los servicios de la agencia comunicación Neurona para las elecciones generales del 28-A.

Escalonilla también recela de la reforma de la sede morada en Madrid y de los movimientos de la llamada ‘caja de solidaridad’ del partido, en la que los militantes que ostentan cargos públicos depositan parte de sus sueldos y que Calvente señala como la ‘caja B’ del partido.

El nombre de Calvente, quien denuncia una campaña de acoso en las redes, ha empezado a tronar ahora en los chats internos del partido al que llegó en 2014 (cuando se fundó la formación), “indignado por la crisis y la corrupción que castigaba a España”, como reconoce él mismo en una reseña biográfica publicada por los morados. “Decidí unirme a Podemos para aportar mi trabajo y mi experiencia jurídica en la lucha contra la corrupción”, detalla.

  José Manuel Calvente, exabogado de Podemos, en una foto de perfil de Facebook en 2014, el año que ingresó en el partido.FACEBOOK

Desde entonces, este licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, ciudad a la que llegó con 5 años, ha sido delegado de protección de datos de Podemos, coordinador del equipo legal del partido y letrado de la formación en las principales causas contra la corrupción que se han tramitado en la Audiencia Nacional y en las que los morados se personaron como acusación popular. ¿Pero quién es realmente José Manuel Calvente? ¿Qué dicen de él algunos excompañeros?

Una fuente morada en Madrid que le ha tratado en algunas ocasiones y que rehúsa a dar su nombre a este diario, sintetiza el sentir de gran parte de la militancia de Podemos cuando se menciona su nombre. “Yo no le he visto nunca físicamente en ningún espacio ni de trabajo, ni festivo, ni de cenas de Navidad. En la sede nacional, cuando he ido, no le he visto nunca. No puedo garantizar si tenía despacho allí, pero casi diría que trabajaba desde su casa”, explica. Fuentes cercanas al partido, no obstante, señalan que es complicado que los cargos morados entren a valorar el caso.

Si después de cinco años en los círculos no le ves o no le conoces de manera presencial, no te sorprende que la militancia nos preguntara quién era este señor
Una fuente morada en Madrid

Esta fuente, con cinco años de pertenencia a Podemos en sus espaldas, tuvo que lidiar con él cuando sus superiores se encontraban fuera. “La única relación que tenía con él era por la parte de la protección de datos. No era una persona de trato diario en mi trabajo, pero me consta que con él siempre era todo complicado, todo eran problemas. Todo lo tenía que fiscalizar y controlar”, detalla. Y añade: “Si después de cinco años en los círculos no le ves o no le conoces de manera presencial, no te sorprende que la militancia nos preguntara quién era este señor, sobre todo tras la denuncia de acoso”.

El sentir de las fuentes moradas consultadas lanza una sospecha: que la batalla de Calvente sea la respuesta a una frustrada carrera política en el seno del partido. “Un enfadado”, aventura una de ellas. El exletrado participó en las primarias del partido, dentro del equipo de Pablo Iglesias, para formar parte de la lista con la que los morados concurrieron al Senado por Cataluña el 28-A. 1.513 votos de la militancia le amarraron al puesto 11 de la lista que encabezó Noelia Bail, exsecretaria general de Podem que terminó siendo forzada a renunciar al cargo.

Ambición e ideales

Antes de llegar a Podemos, Calvente trabajó como abogado del turno de oficio. Esto le permitió, según reconoce él mismo “el contacto directo con los problemas reales de la gente”. Ahí nace su conciencia política. Es miembro del Colegio de Abogados de Barcelona desde 1991 y en todo ese tiempo ha desempeñado como letrado “en todo tipo de procedimientos judiciales”.

Calvente dejó claros sus motivos políticos en su presentación ante la militancia durante aquellas primarias para el Senado. No obstante, se define como un hombre “fiel” a sus principios en su biografía de Twitter: “Lealtad y honestidad. Familia, amigos, cine, música, poesía, la combinación perfecta para ser feliz”, remata en la red social.

A sus compañeros les intentó convencer así para que le votaran: “Mi compromiso es aportar mi experiencia jurídica en la elaboración de una legislación que luche contra la corrupción política y judicial, el machismo, la xenofobia, la explotación de los mercados y de las grandes corporaciones, las políticas de austeridad, los abusos inmobiliarios, los recortes sociales y la degradación de los derechos y libertades de los ciudadanos. Y sobre todo, lucharé para diseñar un nuevo orden constitucional donde tengan cabida todas las naciones y sensibilidades políticas”.

  El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, el pasado 14 de julio en el Senado.Europa Press News via Getty Images

Tras el fiasco de aquellas primarias llegó la denuncia de acoso a su excompañera Marta Flor, la posterior apertura de un expediente dentro de la formación y su despido del partido en diciembre de 2019. Calvente siempre negó las acusaciones. Rosa María Freire, la juez titular del Juzgado de Instrucción 32 de Madrid que investigó el caso, no encontró indicio de delito alguno “ante la falta de evidencia de favor sexual alguna, ni ninguna situación objetiva intimidante, hostil o vejatoria hacia la querellante por parte del querellado” tras tomar declaración tanto a Calvente como a la propia Flor.

Calvente siempre achacó su expulsión, y la de su compañera Mónica Carmona, a la investigación que ambos iniciaron para determinar si hubo mala praxis contable en el seno morado y que ahora le tiene ocupado en los tribunales afirmando que la trama que está denunciando no es “la Gürtel” o “Filesa”, si no algo “mucho peor”. Sin embargo, en su declaración ante el juez fue incapaz de asegurar de forma categórica que el partido ha incurrido en las prácticas que él mismo denuncia. Las acusaciones que vertió las hizo de oídas

Aun así, este abogado pide a la militancia que diga “basta ya” y exija un cambio de dirección para protestar contra los “sinvergüenzas” que presuntamente “habrían metido la mano” en la caja del partido.

El viacrucis morado

La formación morada está siendo investigada por los movimientos de la ‘caja de solidaridad’, por la reforma de su sede en Madrid y por los contratos de consultoría en la campaña electoral con Neurona, que Calvente asegura que son ficticios. Este letrado presentó la denuncia en Barcelona y fue remitida después a los juzgados de Madrid, ya que son los competentes para investigar los hechos que señala.

Escalonilla citó al abogado para que se ratificara en una comparecencia que duró casi tres horas y media y que ya está en posesión de Podemos después de que el juez enviara una copia este jueves a las partes personadas (también Vox, que ejerce de acusación popular). Calvente sostiene que se enteró de las presuntas irregularidades contables del partido gracias a los cargos que ocupó en Podemos. “Son comentarios y rumorología a nivel de militancia, sobre todo de militancia”, declaró sobre la manera en que comenzó a tirar del hilo.

Son comentarios y rumorología a nivel de militancia, sobre todo de militancia
José Manuel Calvente, en su declaración ante el juez, sobre cómo se enteró de la supuesta financiación del partido

Tras la declaración de Calvente, el juez Escalonilla dictó varios autos en los que imputó al partido como persona jurídica y a varios dirigentes (al responsable de comunicación, director de campaña —y actual colaborador de Iglesias en la vicepresidencia del Gobierno—, Juan Manuel del Olmo; al tesorero de la formación, Daniel de Frutos y a la gerente, Rocío Esther Val. La trabajadora Andrea Dedoto completa el círculo de llamados por Escalonilla.

El juez también requirió abundante información y documentación tanto a Podemos como al grupo de policía judicial, al Tribunal de Cuentas (responsable de fiscalizar las cuentas de los partidos), al Registro Mercantil, al Registro de Cooperativas de Madrid y a varias entidades financieras en las que los morados tienes abiertas cuentas.

La reacción de Iglesias

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, tachó este viernes las investigaciones sobre su partido de “acusaciones sin fundamento” y denunció un “juicio mediático” en contra de los suyos. El vicepresidente segundo del Gobierno aseguró que su partido “está a disposición de las autoridades judiciales para toda la documentación e información que consideren”.“La financiación de Podemos ha sido investigada repetidamente y jamás se ha hallado un indicio de delito”, condedió en un hilo en Twitter.

La investigación de Escalonilla ha extendido la sombra de la sospecha sobre la formación de Pablo Iglesias. La pátina de recelo permanecerá sobre los morados, en el mejor de los casos, todo el otoño.

El peor escenario es una condena por supuesta corrupción que los responsables de Podemos no contemplan, puesto que achacan la investigación a una causa política contra el partido que, además, da munición a la ultraderecha de Vox para hostigar al Gobierno en la moción de censura que Abascal llevará al Congreso en septiembre. Calvente, mientras, sigue su batalla.