La Cultura no se cuela en el 'prime time' electoral

La Cultura no se cuela en el 'prime time' electoral

Radiografía de la Cultura en campaña: "Los políticos no entienden que es una de las bases de la sociedad".

Vista interior del Teatro RealTEATRO REAL

Condenados a un segundo plano. “O tercero, incluso”. Es el lamento casi unánime de todo un sector, el de la Cultura, que se reconoce abandonado por la política y “desplazado” del relato en la campaña del 10-N.

“Nos sentimos olvidados”, ponen en común varios representantes del mundillo a El HuffPost. El ámbito del teatro, del cine, de la literatura... Todos tienen su particular reflexión crítica y acusan la “lejanía” de las fuerzas parlamentarias “Solo tienes que ver cuánto espacio dedican en sus programas a la cultura como tal”, apuntan fuentes del propio Ministerio de Cultura. “Lo triste -señala el presidente de la Red Española de Teatros y Auditorios, Carlos Morán- es que la cultura sí tuvo peso político en la Transición, pero ahora nos ha dado de lado salvo para contados eventos mediáticos”.

¿Por qué? El veredicto parece claro: “La cultura no da votos” y por tanto, no entra en el ‘prime time’ electoral. Lo demuestra su ausencia como tema en los últimos debates televisados entre los candidatos. Ni estuvo en la doble cita de abril en TVE y en Atresmedia, ni se mencionó -salvo una reflexión marginal de escasos segundos de Pablo Casado- en las casi tres horas del debate de este lunes.

Qué proponen los programas electorales

Sin embargo, que los políticos obvien sus propuestas ante las cámaras no significa que no las tengan. Y, lo que es más llamativo, unos y otros llegan a coincidir en diversos enunciados dentro de sus programas para el 10-N.

Izquierda y derecha armonizan, por ejemplo, en la necesidad de una Ley de Mecenazgo nueva -actualizadora de la 49/2002- que favorezca la inversión. Esa ley, defiende Ariadna Moscoso, directora de Industrias Culturales y Cooperación (organismo integrante del ministerio encabezado por José Guirao), “debe poner el foco en el mecenas y explicar que cualquiera puede serlo, independientemente de su capacidad adquisitiva”. Al mecenazgo, como a tantos otros temas, el precipitado final de la legislatura le ha vuelto a dejar fuera de juego.

  Interior del Congreso de los DiputadosREUTERS

Hay más puntos de conexión. Por ejemplo, el desarrollo del ya aprobado Estatuto del Artista, el impulso de sectores al alza como el videojuego o el aumento del apoyo institucional con partidas específicas para el cine, los museos o el fomento de la lectura. Coinciden... al menos en lo teórico.

Propuestas y propuestas, pero sin demasiado detalle, como recalca Carlos Morán. “Lo que proponen suelen ser ‘lugares comunes’ que suenan bien y no se concretan. En otros países la cultura es un sector estratégico. Aquí no; se ve como una actividad empresarial más. Y no se hacen reflexiones profundas en los programas porque hay otras prioridades que tapan el espacio”, lamenta.

Me pregunto si Cataluña no es una gran cortina de humo para no hablar de más cuestiones; por ejemplo, de Cultura
Mariano Barroso

Hay críticas más profundas. Es el caso de Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes, cargo que abandonará este mes tras quince años al frente. Para él, el protagonismo de la cultura, “entendida al modo tradicional de Bellas Artes”, es “lamentablemente nulo” porque “no entienden que es una de las bases de la sociedad”.

En similares términos se maneja Mariano Barroso, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. “No he oído nada sobre cultura en los discursos políticos recientes y sus programas son abstracciones que no se concretan”. El cineasta cita un motivo: “Está todo tan polarizado con Cataluña que a veces me pregunto si no es una gran cortina de humo para no hablar de más cuestiones; por ejemplo, de la nuestra. Hay necesidades más urgentes, sí, pero debemos pensar que nuestro sector es básico para formar la identidad del país”.

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La inversión en Cultura, frenada por el bloqueo

Un puñado de buenas intenciones y una anunciada mayor inversión que podrían quedar en nada si persiste el bloqueo político por falta de mayorías suficientes. La interinidad de los Presupuestos Generales del Estado, prorrogados desde 2018, no ayuda a que la Cultura remonte el vuelo. Aunque las últimas cuentas presentadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez habían aumentado la dotación por segundo año consecutivo, el ‘no’ de la Cámara Alta las ha dejado en papel mojado.

Así ha evolucionado el gasto presupuestado para Cultura desde 2009, según datos de Europa Press:

“Las ayudas están estancadas y eso debilita a la industria cultural”, advierte Mariano Barroso. Para el ganador de tres premios Goya “se echa de menos una apuesta institucional por algo en lo que sí apuesta la sociedad”. Carlos Morán pone el foco en el medio y largo plazo: “Este bloqueo impide el desarrollo de estrategias más allá del cortoplacismo; así no se puede. Hay planes de ampliar proyectos, pero ante un bloqueo como el actual no hay opción. Seguimos sujetos a vaivenes políticos”, comenta.

“Urge que haya presupuestos, pero también gente responsable que sepa gestionar bien”, matiza Juan Barja, porque “el problema no es que no haya dinero, es que no se invierte bien. Por ejemplo, en la llamada crisis se gastó más que nunca en negocios fracasados. Dinero sí hay”.

El director saliente del Círculo de Bellas Artes defiende la “necesidad y justicia” de los apoyos estatales al sector: “Es uno de los motivos por los que pagamos impuestos”, asume rotundo. Con igual contundencia califica de “absolutamente escasa” esa inversión pública. “Se ha impuesto un discurso neoliberalista según el cual todo lo que importa es lo que genera beneficio”. Él, en cambio, considera básico apoyar “las partidas destinadas a Cultura y Educación; deben ir juntas y deben subvencionarse como un ámbito conjunto”.

Menos gasto en cultura a nivel privado

El Ministerio de Cultura hace balance. En su Anuario Estadístico (edición 2018) data en casi 5.000 millones la inversión en el sector entre las administraciones locales, autonómicas y central, con datos recogidos hasta 2016.

En Cultura seguimos sujetos a vaivenes políticos
Carlos Morán

Según las cuentas del departamento, el grueso de la inversión pertenece al ámbito local, principal responsable con una aportación de, 3.083 millones, (un 0,28% del PIB). Por detrás, las comunidades autónomas, con 1.054 millones y una incidencia del 0,09% del PIB, mientras que la administración central ejecutó 662 millones (un 0,06% nacional). La suma eleva la inversión institucional en cultura al 0′43% del PIB; frente a ello, recalca el anuario, las actividades culturales aportaron el 2,5%.

Anuario de Estadísticas Cul... by El HuffPost on Scribd

A nivel familiar y personal, el estudio incluye datos de 2017, año que evidenció un retroceso en el gasto particular en cultura. El desembolso ejecutado por los hogares fue de 13.298 millones de euros, por los 14.099 del ejercicio 2016; un retroceso del 5′68% que devuelve, prácticamente, a los datos de 2015.

Esta cifra tiene transposición casi idéntica a nivel individual, con un gasto medio por persona de 288 euros (frente a los 306 del ciclo anterior; un descenso del 5′88%). Por primera vez en cinco años, se registra un descenso en este apartado.

Sin embargo, los números no terminan de ser claros en la distribución por sectores y entidades, lamentan diferentes responsables. Uno de ellos, el director de la Red Española de Artes Escénicas considera “muy complicado, imposible diría, establecer cuánta ayuda recibe cada sector cultural porque esos datos, tal cual, no aparecen con claridad”.

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El Estatuto del Artista, un logro “necesario” por unanimidad

Una de las pocas buenas noticias para el sector en materia legislativa reciente, como celebran sus protagonistas, llegó en 2018. Entonces, el Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad un informe de la Subcomisión de Cultura para la elaboración de un Estatuto del Artista, un documento marco con 75 propuestas. Entre ellas, una vieja reclamación: la compatibilidad de la jubilación con el cobro de derechos de autor. Meses después, el Consejo de Ministros lo puso en marcha a través de un Real Decreto.

El texto inicial, a iniciativa de Unidas Podemos, se consensuó con una treintena de colectivos profesionales, y recogió tres grandes bloques: fiscalidad, protección laboral y Seguridad Social y compatibilidad de prestaciones públicas con derechos de autor. Entre sus medidas, la reducción del IVA del 21% al 10% en toda la cadena de valor de la actividad artística -aunque representantes del ramo afirman que aún no ha llegado a todas las fases de la producción cultural-, adaptar la ley que regula el IRPF para que los artistas y creadores se puedan acoger a la exención del 30% que contempla la norma para este tipo de ingresos y que el Gobierno compatibilice el cobro de derechos de autor y la pensión de jubilación.

Entre sus principales defensores estuvo Manuel Rico, presidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE). “Tras un periodo dañino para la cultura como fue 2015-2017, cuando muchos creadores fueron sancionados por la incompatibilidad de sus ingresos, la situación ha mejorado sensiblemente”. Rico cita tres ejes: “La creación de este estatuto, la aprobación de otro posterior Real Decreto que permite la plena compatibilidad de la percepción de los derechos de autor con la pensión de jubilación y la reducción del IVA cultural”. “Es básico ahora que se mantenga y se cumpla todo lo acordado en el texto”, señala.

“Más allá de la campaña electoral”

El presidente de la ACE apunta en su discurso al día después del 10-N. Coincide con el juicio expuesto por sus ‘colegas’. “Necesitamos una intervención estatal que regule el medio/largo plazo más allá de una campaña o una medida puntual”, añade Morán con un ejemplo “evidente”: “Los programas de subvenciones son anuales y así es muy difícil plantear una estrategia”.

“En pocas palabras, necesitamos que salga un Gobierno que gobierne”, resume Barroso. “Hay gente muy capaz para gestionar el mundo cultural, como el actual ministro Guirao, pero si no saben si van a seguir en sus puestos el año que viene, no se puede construir nada solido”, remata el responsable de la Academia del Cine.

La cultura mira al 11-N. Lo hace con la incertidumbre de un sector que teme volver a verse desplazado de la campaña y de lo que venga a partir de las urnas. De nuevo, en segundo plano. O, como señalaban, mitad en broma, mitad indignados, “en tercero”.