Reykjavik ya está preparado para la batalla

Reykjavik ya está preparado para la batalla

Llega el domingo, Islandia se prepara para su día grande. Las calles de Reykjavik se engalanan para una cita especial, los cuartos de final de la Eurocopa de Francia.

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Llega el domingo, Islandia se prepara para su día grande. Las calles de Reykjavik se engalanan para una cita especial, los cuartos de final de la Eurocopa de Francia. Por primera vez en su historia Islandia se clasificaba para la fase final del torneo europeo, convirtiéndose en el país con el menor número de habitantes en participar y, sin amilanarse ante selecciones de renombre, se cuela entre los 8 mejores equipos del torneo.

Con el partido ante Portugal, el sentir en la plaza de Ingólfstorg, al final de la calle Laugavegur (principal calle de la capital), era de victoria desde el minuto uno. Ver a la selección del país capitaneada por el número 10, Gylfi Sigurðsson, plantar cara a la selección de Cristiano Ronaldo hacía presagiar algo grande.

Pasaban los partidos e Islandia no perdía, todos empezaban a hablar de ello. "¿Viste cómo jugamos? Hemos sido fuertes", comentaban los lugareños.

Las tiendas llenas de estanterías vacías, no hay camisetas de la selección, ni la oficial, ni las de entrenamiento, ni las copias más sencillas. ¡Se acabó hasta el stock!

En Reykjavik ya se ha celebrado la Eurocopa, ya hemos ganado. La victoria ante Inglaterra ha sido impresionante, todo está lleno de banderas, la gente está más feliz que nunca, pero aquí nadie quiere que esto acabe. Menos aún después de haber visto como la Selección de Gales ha conseguido doblegar a una de las favoritas, Bélgica.

"Si los galeses lo han conseguido, ¿por qué no vamos a hacerlo nosotros?" Esta pregunta tiene incluso más lógica si tenemos en cuenta que el fútbol desplegado por la selección francesa no ha sido, ni mucho menos, el esperado.

Benni Ragnarsson, un buen amigo de Reykjavik, me comentaba, tras el primer partido, que Islandia ya había ganado. Puntuar se convertía en suficiente al ver el calibre del torneo y justificar la presencia de la pequeña selección.

Pocos días antes del duelo de cuartos, me tomé un café con él. "¿Benni, cómo estás? ¿Cómo ves el partido?", le pregunté.

Su respuesta fue tan fanática como esperanzada: "Vamos a perseguir cada balón, luchar en cada salto, cada cruce y sacar de banda tan fuerte como lo hemos hecho. Demostrar que el pasado vikingo lo tenemos muy presente, que nuestra fama de gente dura, hecha al frío, a las inclemencias meteorológicas y a vivir entre volcanes, nos ha llevado a no rendirnos nunca y menos ante los más fuertes. Ganaremos".

El domingo a las 19:00, hora local en Reykjavik, todos nos reuniremos en las plaza de Ingólstorg y en la ladera de Árnarholt para, gritar, desde el pitido inicial "¡Áfram Island (Vamos Islandia)!".