Rivera y la fiesta de la irrelevancia

Rivera y la fiesta de la irrelevancia

Ciudadanos celebra este 28-A una victoria numérica, pero afronta cuatro años delicados en la lucha por la relevancia.

Albert Rivera of Ciudadanos ('Citizens') party reacts while celebrating the results of Spain's general election with supporters in Madrid, Spain, April 28, 2019. REUTERS/Javier BarbanchoReuters

A la gran fiesta de Ciudadanos no le faltó de nada... salvo escaños. En esa dicotomía entre la victoria celebrada y la victoria por lograr, Ciudadanos lo emplazó todo al mañana. Porque su éxito del 28-A, con una subida de 32 a 57 escaños, les sitúa en la carrera por el futuro y en la lucha por algo de relevancia durante la próxima legislatura.

Los gritos de “Presidente, Presidente” los calmó pronto Albert Rivera. Su llamada a “liderar la oposición” siendo la tercera fuerza de la noche es una declaración de intenciones. El PP, al que ha superado en Madrid, Andalucía, Cataluña, Aragón...- no cuenta en sus planes. El descalabro popular, de 137 a 66 escaños, le llevó a autoerigirse líder del constitucionalismo y de la oposición. “Nosotros sí tenemos futuro”. ¿Dónde está ese horizonte?

Ciudadanos se enfrenta ahora a su propio proyecto; ¿hacia dónde crecer? Por un lado, una izquierda capitalizada por el PSOE del “con Rivera, no” pero con un espectro sociológico de votantes muy amplio. Por otro, hacia una derecha que no se ha fragmentado en tres sino en mil pedazos.

Porque si la formación naranja se debe enfrentar a su madurez ideológica, el partido -al menos hasta hoy- de Pablo Casado puede verse inmerso en la batalla de su propia supervivencia. Y entre medias, Vox, que ha entrado al Congreso, sí, pero no a caballo. Nada de 70-60-50 diputados. 24. Harán ruido, pero, por el momento, no más que eso.

Ciudadanos no podrá formar gobierno tripartito (“trifachito”, para algunos) y eso, a la larga, puede suponer una victoria: consolidar un proyecto centrista lejos de la ultraderecha. Otra foto como la de Colón, esta vez en sede parlamentaria, podría provocarle una gran grieta en su “centrismo”.

  5cc63fae240000b500258b6aReuters

“Echar a Sánchez” ya no es una “emergencia” sino una quimera. De la derrota, la victoria. Tiempo para pensar en cómo conectar con un electorado que esta noche se acuesta pensando que el PP ha muerto, que Vox no es la solución sino una advertencia y que ha dado un voto de confianza al PSOE de Pedro Sánchez.

Rivera sale reforzado de la noche electoral. Hoy es más líder que ayer. Ciudadanos es más suyo. Como suya fue la noche. La fiesta la cerró él. Su ya famoso “grito de guerra” -”¡Vamos Ciudadanos, vamos España!”- fue el perfecto fin de fiesta bajo una lluvia de confeti. La misma que habrá si llega el día de la victoria. Hoy se le ha parecido pero, de nuevo, sin escaños suficientes.